Mile nunca le había pedido a ninguna mujer a nadie que se casara con él. Bueno, en realidad, tampoco se lo acababa de pedir a Nattawin. Había sido, más bien, una afirmación. De todos modos, ni en sus sueños más bizarros habría podido anticipar una respuesta así.
Nattawin se rio en su cara. Fueron carcajadas sinceras, salidas del corazón.
Sin duda, el no tenía ni idea de lo mucho que le costaba pedirle a nattawin que fuera su esposo, sobre todo, a un Doncel que ya lo había abandonado una vez.-¡Hablo en serio! -exclamó él, pero solo logró hacerlo reír con más fuerza.
Armándose de paciencia, se recostó en su asiento y esperó a que se le parara-. Cásate conmigo, Nattawin.-No.
Aquella firme y decidida negativa fue peor que su risa.
-¿Por qué no? -quiso saber él, ofendido. Era un gran partido.
Cualquier persona debería estar agradecido por una proposición así. Nattawin sonrió y le dio una palmadita tranquilizadora en la mano.
-Porque tú no quieres casarte conmigo, Mile. Quieres hacer lo correcto y darle un hogar estable a tu hijo. Un sentimiento muy noble, de verdad. Te lo agradezco, pero no voy a casarme con alguien que no me ama.
-Tenemos un hijo.
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*Secreto Descubierto*
Romance****Argumento: ***** ¿Lograría escapar del encanto de un seductor? El destino obligó a Nattawin Sabin Hayes a reencontrarse con el padre de su hijo, aunque no estaba dispuesto a rendirse a todas sus demandas. No iba a permitir que el poderoso y ri...