Mile lo llevó en brazos a la puerta y llamó. Nattawin no abría, así que giró el picaporte y, como estaba abierto, entró.
Esperaba encontrarlo sumergida en sus pinturas. Sin embargo, estaba acurrucada en el sofá, dormido.
Mile sonrió. Le había dicho que podía pasarse la tarde haciendo lo que quisiera. Debía de haberse imaginado que dormir estaría al principio de su lista de prioridades. Sin hacer ruido, llevó al niño al dormitorio, lo tumbó en
la cama y lo dejó solo con los calzoncillos y la camiseta, como ella había hecho la noche anterior. Luego, lo tapó y apagó la luz.El seguía dormido cuando volvió al salón. Mile no quería irse sin despedirse, pero tampoco quería interrumpir su sueño. Así que se sentó a su lado y decidió esperar a que se despertara.
Le gustaba verlo dormir. Muchas noches, se había quedado tumbado en la cama, observándolo. Había memorizado cada uno de sus rasgos y sus curvas de doncel. Nattawin tenía algo que lo había fascinado desde el primer día que lo había visto.
Las semanas que habían pasado juntos habían sido intensas. Sabine le había contagiado su entusiasmo por la vida. Y él lo había adorado todo de el, desde su radiante sonrisa hasta su pelo de los colores del arcoíris su pelo brown ,su pelo azul le lo había pintado de varios colores todos les quedaban bien sus uñas de los pies pintada de negro. Le había encantado encontrar siempre una mancha de pintura en su piel. Era tan distinto de las otras mujeres y donceles que había conocido...
Por primera vez en su vida, él había comenzado a abrirle su corazón a alguien. Había empezado a hacer planes con el, a soñar con que su relación fuera permanente. Y no había estado preparado para su repentina ruptura.
Durante todo ese tiempo, no se había dado cuenta de algo esencial. Nattawin no confiaba en él, ni para entregarle a su hijo ni para entregarle su corazón.
Lo cierto era que él nunca le había demostrado sus sentimientos y, con ello, había perdido la oportunidad de poder amarlo. Sin embargo, quería volver a tenerlo en su cama. Ansiaba acariciarle el pelo, que esa noche
Llevaba despeinado hacia el frente. Deseó tocarlo.Posando los ojos en su cuerpo, cubierto solo con una fina camiseta y unos pantalones cortos, se dijo que estaba más hermoso que antes. La maternidad le había dotado de más curvas como doncel. Sus caderas redondeadas
Suplicaban ser acariciadas.Entonces, Gavin se fijó en su rostro, que no parecía relajado del todo. Una fina línea de preocupación le cruzaba la frente. Tenía ojeras. Estaba agotado.
Él estaba decidido a hacerle la vida más fácil. Al margen de cómo terminara su relación, ellos se merecía toda su ayuda, Más que todo su hijo
-Mile -susurró el.
Cuando lo miró, esperando encontrárselo despierto, se dio cuenta de que estaba hablando en sueños. Él contuvo el aliento, esperando que hablara de nuevo.
-Por favor -musitó el, removiéndose en el sofá.
-Sí. Te necesito.¡Estaba teniendo un sueño erótico con él!, se dijo Mile sin poder contener una instantánea erección.
-Tócame.
Él no pudo resistirse. En cuanto posó la mano en la suave curva de su pantorrilla, se le aceleró el pulso y le subió la temperatura. Ninguna otra mujer o doncel lo había excitado tanto.
-¿Mile?
Nattawin lo estaba observando confuso. Se había despertado. Pero, en vez de apartarse, lo miró a los ojos, todavía incendiados por el sueño que había tenido.

ESTÁS LEYENDO
*Secreto Descubierto*
Romansa****Argumento: ***** ¿Lograría escapar del encanto de un seductor? El destino obligó a Nattawin Sabin Hayes a reencontrarse con el padre de su hijo, aunque no estaba dispuesto a rendirse a todas sus demandas. No iba a permitir que el poderoso y ri...