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Capítulo 22: La verdad.

Lucas se ríe casi en silencio, y ese gesto me hace mirarlo con curiosidad. Sus ojos brillan con una mezcla de diversión y algo más profundo que no puedo identificar del todo.

—Lamento verte como una niña molesta —susurra, su voz apenas audible pero cargada de sinceridad.

—No tienes que disculparte por eso —respondo, tratando de mantener mi tono ligero, aunque mi corazón late con fuerza.

—Sí, siento que debo hacerlo —insiste, sus ojos buscando los míos. —, creí que eras diferente y me sorprende lo que veo ahora

—En ese caso, yo también debo disculparme, por creer que solo eras un idiota —digo, con una sonrisa traviesa curvando mis labios.

—¿No lo soy? —pregunta, alzando una ceja con una expresión que mezcla humor y curiosidad.

—Bueno, quizá un poco sí. —admito, y ambos reímos, la tensión entre nosotros disipándose un poco. —Debo admitir que aunque pelear era molesto y me hacías enojar, me gustaba de cierta forma, era divertido —confieso, sintiendo un calor subir hasta mis mejillas.

—Sí, creo que... creo que lo hacía en realidad porque así podía acercarme a ti, aunque en ese momento no me daba cuenta de porqué —dice Lucas, su voz es suave y reflexiva.

Niego con la cabeza, suelto una risa, casi en silencio y Lucas se contagia de mi risa. La mano del chico acaricia mi brazo y mi hombro, con delicadeza y lentamente, como si temiera romper el momento. Me giro hacia él, sus ojos negros se ven más profundos, como pozos sin fondo que me invitan a sumergirme.

Se acerca lentamente a mí, sus ojos fijos en los míos, y el mundo parece detenerse. Siento su aliento cálido contra mi piel, y mi corazón late con fuerza en mi pecho. Cuando finalmente une nuestros labios en un beso lento y tierno, es como si el tiempo se desvaneciera. El beso es suave, lleno de una dulzura que desearía que no acabara nunca. Cada segundo se siente eterno, y me pierdo en la sensación de sus labios contra los míos, en la conexión profunda que compartimos en ese momento.

Justo en ese instante en el que nuestros labios se unen en uno solo, un sonido distante rompe el silencio de la noche. Fuegos artificiales comienzan a explotar detrás de nosotros en la lejanía del cielo, como si el universo mismo estuviera celebrando nuestro amor o nuestro beso. Nos separamos un momento, nuestras respiraciones estan entrelazadas, y al girarnos, vemos el espectáculo que se despliega ante nuestros ojos.

El cielo nocturno se ilumina con una sinfonía de colores y chispas que caen como una lluvia de meteoritos, creando patrones brillantes y efímeros. Los fuegos artificiales pintan el cielo con tonos de rojo, azul, verde, blanco y dorado, cada explosión es más deslumbrante que la anterior. La magia de la noche se intensifica con cada destello, y nos quedamos allí, maravillados por la belleza del espectáculo.

Lucas me rodea con su brazo, acercándome más a él, y juntos observamos cómo los fuegos artificiales iluminan la noche. La luz de las explosiones se refleja en sus ojos, y puedo ver la misma emoción y asombro que siento reflejados en su mirada. Es un momento perfecto, lleno de magia y significado, y sé que lo recordaré para siempre.

Finalmente, los fuegos artificiales comienzan a disminuir, y el cielo vuelve a su calma estrellada. Pero la magia del momento permanece, grabada en nuestros corazones y en nuestra memoria.

—Esta es la mejor cita que he tenido en toda mi vida, Lucas —susurro, abrazándome a él, sintiendo su calor y su presencia envolviéndome.

—Y solo es la primera —confiesa él, con una sonrisa que ilumina su rostro, prometiendo más momentos como este.

Alguien como túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora