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Capítulo 23: A escondidas.

Antes de quedarme dormida, me acomodo entre las sábanas, dejando que el cansancio del día se apodere de mí. La habitación está en silencio, solo interrumpido por el suave zumbido del aire acondicionado. Cierro los ojos, permitiendo que la tranquilidad me envuelva, cuando de repente, el sonido de mi celular rompe la calma.

El brillo de la pantalla ilumina la habitación en la penumbra, y al mirar, veo el nombre de Lucas parpadeando. Mi corazón late un poco más rápido al ver su nombre en la pantalla, una mezcla de sorpresa y emoción recorriéndome. Con una sonrisa, deslizo el dedo para contestar, llevando el teléfono a mi oído.

—¿Cómo estás? —pregunta él con una voz suave y reconfortante apenas contesto la llamada.

—Más tranquila —respondo, dejando escapar un suspiro. —, fue mejor de lo que imaginé

—Sí, estoy feliz y me siento... libre de cierta forma —admite Lucas, y puedo imaginar su sonrisa al otro lado de la línea.

—Siento lo mismo -digo, sintiendo una calidez en mi pecho. —, me alegra que ellos hayan podido comprender lo que pasó entre nosotros

—Es que nosotros no lo elegimos, simplemente pasó —dice él, su voz cargada de sinceridad.

—Y no me arrepiento —añado, con firmeza.

—Yo tampoco. —responde rápidamente. —Por cierto, en unos días quiero que vayamos a un lugar

—¿Bien?, ¿es secreto? —pregunto, intrigada.

—Sí, es un secreto —responde con un tono misterioso que me hace sonreír.

—Qué misterioso eres. —digo, riendo suavemente. —Bien, iré contigo

—Gracias —dice él, y puedo sentir su alivio. —, ahora descansa, hoy fueron muchas emociones

—Sí, tú también descansa —le digo, sintiendo una paz que no había sentido en mucho tiempo.

La llamada termina, y me quedo mirando el celular por un momento, sonriendo. La pantalla se apaga lentamente, dejando la habitación en una suave penumbra. Siento una calidez en mi pecho, una mezcla de felicidad y serenidad que me envuelve. Coloco el celular bajo la almohada, como si quisiera mantener la conexión con Lucas cerca de mí, incluso mientras duermo.

Me vuelvo a acurrucar entre las sábanas, disfrutando de la suavidad y el confort que me ofrecen. El aroma de mi perfume favorito aún flota en el aire, mezclándose con el frescor de la noche que entra por la ventana entreabierta. Respiro profundamente, dejando que la tranquilidad me invada, y cierro los ojos, preparándome para dormir.

La mañana llega con un aire de incertidumbre y emoción, el sol asomándose tímidamente por el horizonte y llenando la habitación con una luz suave y dorada. Me despierto con una mezcla de sentimientos que me mantienen en un estado de alerta constante. No sé si sentirme nerviosa por la charla pendiente con Alaric y Vanesa o emocionada por la invitación que me hizo Lucas la noche anterior. La dualidad de mis emociones crea un torbellino en mi mente, y me encuentro debatiendo entre la ansiedad y la anticipación.

Me levanto de la cama y me dirijo a la ventana, abriéndola para dejar entrar el aire fresco de la mañana. La brisa acaricia mi rostro, trayendo consigo el aroma de la naturaleza y el sonido de los pájaros cantando. Respiro profundamente, tratando de calmar mis nervios, pero la sensación de incertidumbre persiste. Pienso en la conversación que debo tener con Alaric y Vanesa, y mi estómago se revuelve con la idea de enfrentar posibles conflictos y verdades incómodas.

Al mismo tiempo, no puedo evitar sentir una chispa de emoción al recordar la invitación de Lucas. La noche anterior, su voz llena de ternura y sus palabras cargadas de promesas me hicieron soñar con momentos felices y llenos de amor. La idea de pasar tiempo con él, de explorar nuevas experiencias juntos, me llena de una calidez que contrasta con la ansiedad que siento por la charla pendiente.

Alguien como túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora