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Capítulo 26: Alguien como tú.

Nos dirigimos hacia la playa, descalzos, sintiendo la arena fría bajo nuestros pies. La luna brilla intensamente, reflejándose en el agua y creando un paisaje casi irreal. Me quito el vestido, quedándome con la ropa ligera que llevo debajo, y Lucas hace lo mismo.

Nos acercamos al agua, y la sensación de las olas acariciando mis pies es revitalizante. Lucas toma mi mano y juntos nos adentramos en el mar, dejando que el agua nos envuelva. La sensación es liberadora, y no puedo evitar reír mientras las olas nos balancean suavemente.

Lucas me mira con una sonrisa, y en ese momento, todo parece perfecto. La playa vacía, la luna brillante, el sonido del mar y la compañía de alguien especial. Nos sumergimos en el agua, disfrutando de la frescura y la libertad de la noche, creando un recuerdo que sé que atesoraré para siempre.

Cuando el agua nos llega hasta por encima del pecho, el mundo parece transformarse en un escenario de juego y risas. La sensación del agua abrazando nuestros cuerpos añade una chispa de emoción a cada movimiento. Todo se convierte en un divertido juego de persecución, donde la adrenalina y la risa se mezclan en perfecta armonía.

Yo, con una sonrisa traviesa en el rostro, intento nadar hacia diferentes direcciones, buscando despistar a Lucas. Mis brazadas son rápidas y decididas, mientras el agua salpica a nuestro alrededor, creando pequeñas olas que reflejan la luz de la Luna. Cada vez que miro hacia atrás, veo a Lucas acercándose con determinación, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y diversión.

Lucas, por su parte, se apresura para alcanzarme, sus movimientos son ágiles y precisos. Puedo escuchar su risa resonando en el aire, un sonido contagioso que hace que mi corazón lata más rápido. A veces, siento sus dedos rozando mi piel, lo que me impulsa a nadar aún más rápido, intentando mantener la distancia entre nosotros.

El agua se convierte en nuestro campo de juego, un lugar donde las preocupaciones se desvanecen y solo existe el momento presente. Cada vez que Lucas está a punto de atraparme, cambio de dirección bruscamente, riendo y gritando de emoción. Es un baile acuático, una coreografía improvisada donde ambos somos los protagonistas.

Claramente lo sabía desde el principio, esa certeza que se siente en el fondo del corazón. Y varios minutos después, finalmente ocurre. Lucas me alcanza. Con una mezcla de determinación y ternura, me toma de la cintura y me estira hacia él, hasta que nuestros cuerpos se encuentran en un abrazo que parece detener el tiempo.

Siento el calor de su piel contra la mía, y un escalofrío recorre mi espalda. Enrollo mis piernas alrededor de su cadera, buscando un anclaje en medio de la emoción que nos envuelve. Lucas me sujeta con cariño y protección, sus manos firmes pero suaves, transmitiendo una seguridad que me hace sentir en casa.

El agua nos rodea, creando un manto de tranquilidad a nuestro alrededor. Puedo escuchar el latido de su corazón, fuerte y constante, sincronizándose con el mío. Sus ojos, llenos de una mezcla de desafío y ternura, se encuentran con los míos, y en ese momento, todo lo demás deja de importar.

Lucas me sostiene con una fuerza que no solo es física, sino también emocional. Es como si en ese abrazo estuviera diciendo, sin palabras, que siempre estará ahí para mí, que no importa cuán turbulentas sean las aguas, siempre encontraremos la manera de mantenernos a flote juntos.

Nos balanceamos suavemente en el agua, como si estuviéramos en una danza silenciosa. Cada movimiento es una promesa, cada caricia un recordatorio de la conexión profunda que compartimos. Me dejo llevar por la sensación de estar completamente envuelta en su presencia, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, todo está en su lugar.

Alguien como túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora