La tensión en el salón era palpable. Itadori y Tadano se miraban fijamente, el ambiente cargado de incertidumbre y desafío. El silencio se rompió con un suspiro resignado de Itadori.
—Tadano, no tengo idea de qué estás hablando —dijo Itadori, tratando de sonar convincente mientras levantaba las manos en un gesto de paz—. ¿Podrías explicarme mejor?
Tadano no aflojó su expresión severa, pero hizo una pausa para considerar las palabras de Itadori. —Muy bien, pero esto no cambia nada. Si estás diciendo la verdad, entonces tal vez no lo sepas.
Itadori frunció el ceño, sintiendo una mezcla de confusión y preocupación. —Sabes, acabo de tener un momento emotivo, no me lo arruines.
—Lo siento, pero no tengo tiempo —respondió Tadano, sacando su celular y buscando entre archivos—. El objeto maldito que tienes es demasiado peligroso —mostró la imagen de la caja que Itadori había mencionado antes.
—Ah, sí. Un amigo mío lo encontró en la preparatoria Sugisawa. De hecho, no hace mucho que íbamos a usarlo. —Itadori sacó la caja de su mochila y se la entregó a Tadano—. ¿Por qué tanta preocupación?
Tadano tomó la caja con una expresión seria. —Escucha, las muertes y desapariciones sin explicación en Japón superan las 10,000 al año. Y casi todo es resultado de las Maldiciones.
—¿Maldiciones? —preguntó Itadori, visiblemente despistado.
—Sé que suena increíble, pero existen. La energía negativa se acumula fácilmente en lugares como escuelas y hospitales. Pesares, arrepentimiento, vergüenza, todo eso es la fuente de las Maldiciones. Por eso varias escuelas ocultan un objeto maldito como talismán protector. Lo que encontraron, era uno de ellos.
—Espera, pero si nos protegen, es algo bueno, ¿no? —Itadori frunció el ceño, tratando de entender.
—Escucha hasta el final... Utilizar un mal mayor es como un veneno que ahuyenta a las demás Maldiciones. Pero no es más que una mala práctica. Con el paso de los años, el sello se debilita y se vuelve un señuelo que atrae otras maldiciones y se las come. El objeto que encontraron es de categoría especial. —Tadano abrió la caja y la revisó, su rostro cambió a uno de alarma—. Si está vacía, ¡¿qué era lo que sentía tan pesado alrededor?!
Tadano tomó a Itadori del hombro con firmeza. —¡¿Y el contenido?! —preguntó con urgencia.
Itadori, irritado, se quitó la mano de encima de Tadano. —Yo no lo tengo, una amiga se lo quedó.
—¿Qué? —Tadano retrocedió un paso, claramente alarmado.
—Ahora que lo recuerdo, hoy íbamos a quitar el talismán en la escuela de Iguchi... Es verdad, nos vamos a reunir después de clases...
Tadano palideció. —Es peor que malo.
—¿Por qué? —preguntó Itadori, empezando a preocuparse más.
—Van a morir. Dame un momento. —Tadano se alejó unos pasos y llamó rápidamente a su celular. —Fushiguro, la caja está vacía. Irán en la noche después de clases al instituto donde te mandó Gojo. Se lo llevaron días antes de que te informaran. Sí, te veo ahí en un rato.
A punto de decir algo más, Tadano escuchó a los estudiantes lentamente regresar al aula. Entre un susurro, le comentó a Itadori que tendrían que continuar su conversación más tarde.
—Vamos a tener que ir a donde ellos después de clases —murmuró Tadano.
Tadano se alejó y se acomodó en su lugar, cambiando su actitud nuevamente a una más despreocupada. Itadori, notando los mensajes en el pizarrón, recobró la compostura y comenzó a borrarlos lo más rápido posible. Justo en ese momento, Komi entró por la puerta y observó a Tadano en su asiento y a Itadori, nervioso, borrando el pizarrón. Su mirada perforante se fijó en él.
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Komi-san Can't Exorcise (Komi-san x Jujutsu Kaisen)
أدب الهواةCuando la fusión de dos historias destinadas a no cruzarse surge de la aleatoriedad, se unen para emprender un viaje único y extraordinario. Yuji Itadori, un adolescente de 15 años, es admitido en la preparatoria Itan, una institución que acoge a es...