Desde entonces, el tiempo transcurrió hasta aquel magnífico día de inicio de clases en Japón. Diferentes escuelas se encontraban listas para recibir a los alumnos; sin embargo, entre todas ellas, la prestigiosa preparatoria Itán abrió sus puertas a todos aquellos que fueron aceptados.
En las calles se escuchaba el caminar y el zapateo de algunos alumnos, mientras una madre y su hija avanzaban por la banqueta. La ternura de una cría de gato negro captaba la atención de todos los transeúntes. El pequeño felino, con sus ojos grandes y brillantes, observaba a las personas con curiosidad, inclinando su cabeza de un lado a otro.
Pero de un momento a otro, como si de un milagro se tratase, apareció la figura femenina de una chica hermosa y cautivadora que atrajo todas las miradas de los presentes. Su belleza y silueta hacían que todos a su alrededor se sonrojaran. Caminaba con la elegancia de una dama refinada, su cabello oscuro con tonos morados caía lacio sobre sus hombros. El uniforme azul marino que vestía, acompañado de una falda roja con rayas azules, resaltaba aún más su porte distinguido.
Mientras avanzaba, los demás no podían dejar de mencionar y resaltar cumplidos hacia ella. Su presencia irradiaba una mezcla de serenidad y misterio, haciendo que cada palabra de admiración quedara grabada en el ambiente.
Aquel gatito, cruzándose en el camino de la chica, la miró fijamente mientras las hojas de los cerezos caían a su alrededor en perfecta sincronía. La chica de cabello oscuro con tonos morados, intentando acariciarlo, apenas movió un centímetro cuando el gato, asustado, se dirigió en la dirección contraria. Ella, manteniendo una expresión inexpresiva, lo observó alejarse, aunque por dentro deseaba profundamente acariciarlo y sentir su suave pelaje. Las hojas continuaban su danza alrededor, enmarcando ese momento efímero con una belleza melancólica.
En ese mismo lado de la banqueta, pero a una distancia considerable de todos, Itadori caminaba observando la aglomeración de personas que se detenían ante una figura que no podía distinguir entre la multitud. Era como si Komi estuviera frente a otra persona, pero muy lejos, apenas perceptible en la distancia.
Entre los murmullos de algunos estudiantes, pudo escuchar: —¡Qué hermosa!
—¿Es de nuestra escuela? —expresó una chica.
Mientras trataba de entender lo que sucedía, vio a un pequeño gato acercarse a él, pasando por sus zapatos en busca de una caricia. Agachándose, Itadori comenzó a jugar con el gato, acariciándolo suavemente. Los murmullos continuaban a su alrededor, pero por un momento, todo pareció desvanecerse mientras disfrutaba de la compañía del felino.
Mientras acariciaba suavemente al gato, Itadori comenzó a tararear y a murmurar unas palabras, hablando con el pequeño felino:
—Se sembró la semilla de este amor... —tarareó, sonriendo—. Y contigo sé que florecerá.
El gato ronroneaba, aparentemente disfrutando de las caricias y de la melodía suave de Itadori.
—Tu mirada tan fugaz ocultaba esas lágrimas... —continuó, su voz baja y melódica—. Quisiera ser aquello que te da felicidad.
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Komi-san Can't Exorcise (Komi-san x Jujutsu Kaisen)
FanfictionCuando la fusión de dos historias destinadas a no cruzarse surge de la aleatoriedad, se unen para emprender un viaje único y extraordinario. Yuji Itadori, un adolescente de 15 años, es admitido en la preparatoria Itan, una institución que acoge a es...