Pasaron algunos minutos mientras Itadori y Tadano recorrían la biblioteca. Aunque no era un lugar particularmente grande, ambos sintieron por un instante que se encontraban en un laberinto, como si estuvieran recorriendo los mismos pasillos una y otra vez. La extraña sensación de estar atrapados en un bucle les hizo acelerar el paso, intercambiando miradas de desconcierto.
Mientras caminaban, un destello de movimiento llamó la atención de Itadori, quien detuvo a Tadano con un gesto de la mano. Tras una de las estanterías, lograron divisar a Komi, quien permanecía inmóvil, observando en silencio a una figura agazapada en el suelo. Era Agari, quien, acurrucada por el temor de ser vista por su compañera, había adoptado una postura defensiva, hecha un ovillo, como si intentara desaparecer en sí misma.
—Komi-san —susurró una voz a sus espaldas, haciendo que diera un pequeño brinco de sorpresa—. Lo siento, no quise asustarte —se disculpó rápidamente Itadori, esbozando una sonrisa amable—. ¿Cómo te va? ¿Pudiste hablarle?
Komi se giró hacia él, y ambos dirigieron la mirada hacia Agari, quien seguía acurrucada en su rincón, claramente nerviosa.
—Chicos, no creo que sea muy educado observar a alguien de esa manera —intervino Tadano, notoriamente incómodo, con una gota de sudor resbalando por su sien.
—Tienes razón —admitió Itadori, rascándose la nuca—. Deberíamos darle su espacio. Quizás podrías ser un poco más sutil, Komi-san.
—Sí, entiendo que puede ser difícil —continuó Tadano, tratando de ofrecer una solución—, pero tal vez alguno de nosotros podría hablar con ella primero y preguntarle si le gustaría ser tu amiga... Como hizo Itadori con Najimi.
—¡Oh! Buena idea —respondió Itadori, entusiasmado—. ¿Y quién de nosotros va?
—Eh... ¿Qué tal si voy yo...? —Tadano observó detenidamente a Itadori, notando su complexión y la energía que emanaba—. Mejor voy yo. Puede que te parezcas un poco intimidante para ella.
—¿Por qué dices eso? —preguntó Itadori, inclinando la cabeza ligeramente, reflejando la misma curiosidad que Komi, quien también ladeó la suya de manera inocente.
—Bueno... —comenzó Tadano, tratando de encontrar las palabras adecuadas sin ofender a su amigo—. Es solo que, ya sabes, Itadori, eres un poco más alto y tu presencia..
Los ojos de Komi se llenaron de destellos, brillando con una mezcla de alegría y alivio. Emitió unos suaves ruidos, que aunque apenas audibles, transmitían su emoción, como si finalmente se sintiera comprendida y apoyada. Sin embargo, cuando ella e Itadori volvieron a dirigir la mirada hacia donde estaba Agari, se percataron con sorpresa de que ya no estaba. La chica había desaparecido sin dejar rastro alguno.
En ese mismo instante, un sonido abrupto rompió la tranquilidad de la biblioteca. La puerta se abrió y cerró de golpe, resonando con fuerza en el silencio, lo que hizo que los tres amigos se quedaran inmóviles por un momento, intentando procesar lo que acababa de ocurrir.
—¡Mierda! ¡¿En qué momento se fue?! —exclamó Itadori sorprendido por la repentina desaparición de Agari. Sin pensar, se llevó la mano a la boca, dándose cuenta de su error al instante.
Tadano y Komi dieron un paso atrás, alarmados no solo por la situación, sino también por la brusca reacción de Itadori. Justo en ese momento, Itadori sintió una presencia imponente que bloqueaba la luz de la habitación. Al girarse lentamente, se encontró cara a cara con la encargada de la biblioteca, Gorimi, que estaba parada detrás de él con una expresión severa.
Lo último que se escuchó fue el sonido de Itadori tragando saliva, mientras su mirada, llena de pánico, pedía ayuda silenciosa a sus amigos.
—Silencio en la biblioteca —ordenó Gorimi con una voz firme.
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Komi-san Can't Exorcise (Komi-san x Jujutsu Kaisen)
FanfictionCuando la fusión de dos historias destinadas a no cruzarse surge de la aleatoriedad, se unen para emprender un viaje único y extraordinario. Yuji Itadori, un adolescente de 15 años, es admitido en la preparatoria Itan, una institución que acoge a es...