La llegada

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Miraba mi cuarto con algo de nostalgia, cada cosa, cada rincón y cada espacio. Los recuerdos volvieron a mi mente cuando intenté convencerme de no ir.

—Realmente no es una opción, Mónica. Slenderman pidió verte y, si no vas, te matará —Laughing miró a Toby, quien solo se encogió de hombros—. Perdón por meterte en esto —murmuró Bloody.

Al menos Helen se disculpó, nunca lo hacían; era un gran avance, realmente.

—¿Estás lista? —preguntó Laughing entrando a mi habitación.

—Mis padres no se creerán lo de la amiga desconocida —dije más para mí misma que para él. Igual me escuchó.

—No es nuestro problema —Tomó mi brazo  y ambos desaparecimos en una nube de humo que nos llevó a los límites del bosque, donde se encontraba la cabaña que les ayudé a encontrar.

—Vamos... —Tomó mi mano y me sorprendió por unos segundos. Lo miré, pero él solo estaba concentrado en el camino. No dije nada, solo seguí caminando. Por largos minutos en silencio, solo escuchaba el viento pegando en las ramas y los animales del bosque que parecían lejanos, como mi hogar.

—No hables por mucho tiempo con ninguno, solo intentan sacarte información y ganarse tu confianza. No recibas nada de ninguno, a menos que sea en el comedor o tú misma lo hayas visto preparar —Volví la mirada a él cuando empezó a hablar, pero seguía muy serio. Me estaba dando recomendaciones, pero no quería verse preocupado, aunque claramente lo estaba—. Nunca trates de averiguar su pasado, a menos que quieran hablarte de él. Pero, sobre todo, obedece a Slenderman... Hazlo y podrías llegar con vida al final de tres semanas —Él lo dudaba, me dio a entender que vivir solo era una posibilidad y no algo seguro. Solo asentí antes de alzar la mirada y encontrarme frente a esa casa. Pero no estaba sola... Desde la puerta me miraban varias personas con una intensidad escalofriante, sobre todo ese hombre... El que no tenía rostro, del que ya había investigado. Había investigado a la mayoría; no quería ir a la boca del lobo sin saber a lo que me enfrentaba.

—¡Mónica! —Bloody corrió hacia mí y me abrazó, haciendo que soltara la mano de Laughing. Correspondí su abrazo algo dudosa porque él jamás me había abrazado—. No mires a ninguno fijamente o creerán que los estás retando —me susurró antes de separarse del abrazo.

—Entendido —le dije antes de volver a dirigir mi vista a la casa.

Estaban en todos lados, y no precisamente como una plaga, me miraban como perros hambrientos que e n cualquier momento atacarían decir que tenía miedo era poco mi sangre estaba helada, lo sé, porque yo estaba congelada. Laughuing me miraba desde abajo y se que sus ojos se disculpaban conmigo después de todo parte de la culpa de que estuviera en esa situación era suya.

Helen por su parte era quien me acompañaba siempre a mi lado, aún cuando lo miraban enojados no soltaba mi brazo. Toby era el único que mantenía distancia no se separaba de su líder ni siquiera me había saludado.

Mire a todas partes la cabaña había crecido o era mi imaginación. Habían más habitaciones y la sala era más grande, esas manchas en la pared eran nuevas, el lugar era realmente un asco pero mantenía un poco de orden.

Entonces me hize muchas preguntas... Ellos aún siendo asesinos barrían la casa, acaso ¿ Odiaban ver trastes sucios ? ¿ Tenían un baño limpio?
Pensándolo bien están en el bosque y son asesinos la mayoría están muertos que necesidad de baño.

Pensar en el baño me hizo sentir náuseas no quiero averiguar cómo lo mantienen.

- Está será tu habitación mientras estás aquí, ya sabes las reglas, no te busques problemas estás en la casa de asesinos no en un parque de diversiones a tu mínimo error te descuartizan sin piedad,  segunda regla no estás de vacaciones aquí viniste a trabajar y no queremos aptitudes de princesita y última regla...- Slenderman acerco su rostro al mío, casi me desmayó allí mismo. - Intenta escapar niña y date por muerta... Pero antes torturare a tu familia hasta verlos suplicar por morir-

Me congelé, sabía que no estaba bromeando. - Igualmente no estarás desprotegida - replicó dirigiéndose a los otros que nos miraban en silencio. - Es mi invitada por lo tanto, no la pueden matar solo porqué se les dió la gana, si ella no se mete con ustedes no se metan con ella, no quiero que la vayan a torturar de ninguna forma ni física ni mentalmente, recuerden que tengo ojos en todas partes  y se lo que hacen-

- En todas partes menos en la cara- susurro burlón un chico de cabello rubio, su compañera de cabello café también se rió. No me di cuenta en qué momento llegó el hombre sin rostro al chico y lo estampó a la pared. - ¿ Algún otro gracioso?- preguntó. Los otros sonrieron, que diablos, ¿ Cómo sonríen así cuando casi matan a su compañero?
- Te llamaré después de hablar con ellos, entra- casi caigo al piso con el empujón que me dió.

La habitación estaba horrible, la cama parecía de hospital, había una sillita y un baúl. Ni siquiera un armario para guardar mi ropa, bien al menos  tengo ventana.

Me acerque para mirar el bosque, casi vomito cuando ví un cuerpo hecho pedazos colgando de un pino. Esto era una total pesadilla.

Conviviendo Con EllosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora