Zalgo

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La casa estaba en completo silencio, salvo por el leve crujido de la madera bajo sus pies descalzos. La luz de la luna se filtraba por la ventana. Con cada paso, su respiración se hacía más lenta, más controlada, Nina era una experta.

El cuchillo en su mano era firme. La venganza latía en su pecho, ardiendo como un veneno que la mantenía en movimiento. Se había repetido una y otra vez que esta noche terminaría todo, era solo una humana Slenderman lo entendería.

Se detuvo frente a la puerta. Su otra mano se alzó, lista para girar la perilla.

Algo la sujetó desde la oscuridad.

Un brazo fuerte se cerró alrededor de su cintura y la arrastró hacia otra habitación con tal fuerza que un dolor agudo se disparó en su costado. Un grito se atoró en su garganta cuando otra mano atrapó su muñeca con brutalidad, forzándola a soltar el cuchillo.

—¿Qué planeabas Nina?—susurró una voz rasposa en su oído, su aliento helado erizándole la piel.

-Tobias que te pasa, me lastimas - El dolor palpitaba en su muñeca y en su costado, pero era nada comparado con la rabia que hervía en su interior.  

Intentó moverse, liberarse, pero el agarre era firme, dominante.

-No te permitiré terminar lo que planeaste - Toby hablo furioso. -Tocale un solo pelo a mi Mónica, y no podrás imaginar lo que soy capaz por ella- sus ojos brillaban en la oscuridad, parecía una vestía salvaje y Nina sintió temor, temor de verdad.

-No puedes cuidarla siempre - vocifero tratando de no perder su postura.

-No, Pero mientras pueda soy capaz de dar mi miserable vida - la soltó de forma brusca.

-Bien, quédate con esa humana por mis manos o las de alguien más morira- La chica se fue y él se quedó en silencio vigilando la puerta de Mónica. -Yo no dejaré que te hagan más daño ...-

El día empezó con un drama, como si no fuera ya algo común. Pero a Mónica le sorprendió que el drama no fuera ella sino Slenderman hablando con los chicos como si fueran sus hijos.

-Las fiestas de Zalgo son aburridas - se quejo Clockwork haciendo un pequeño puchero.

-Saben perfectamente que no puedo negarme, iremos, saludamos y volvemos. No es difícil vayan a cambiarse -

-Al menos podremos ver a los chicos, Sally, Nurse, Jackson los he extrañado mucho - un chico rubio que ella no había visto nunca pasó a su lado sin nisiquiera molestarse en mirarla.

-Monica - Slenderman la llamo.  Bajo en silencio y sumisa. -Tu también irás ponte algo decente-

La chica asintió y subió las escaleras notando una conversación.

-¿Estás segura de lo que dices?-

-Si Jane, la tía Sonia me lo confirmó ella está ahí - Nina había reunido a todos en su habitación, Slenderman y ella parecían ser los únicos no invitados.

-Debemos aprovechar, Slenderman debe hablar con ella -

Todos asintieron a eso. Mónica se iba a ir Pero al retroceder golpeó la pared llamando la atención.

-Ademas de zorra, chismosa- Nina se acercó y le cerró la puerta en la cara.

-No era como si me importará- Se dirigió a su habitación, pensando en que podía ponerse si no había llevado nada adecuado.

Pero al entrar noto en la cama un lindo vestido justo de su talla y unas zapatillas que parecían costosas. -¿Pero quien dejó esto aquí? - no pudo evitar sonreír, sin duda habían alegrado su corazón.

La fiesta estaba en su punto máximo cuando llegaron. El castillo gótico, oscuro y enorme, parecía sacado de una pesadilla. La música retumbaba en los pasillos, mezclándose con murmullos y risas inquietantes. Era curioso que fuera música que ella conocía.

Mónica se sintió fuera de lugar entre tanto caos. Observó a su alrededor, reconociendo a algunos de los presentes solo por lo que había escuchado de ellos: Sally, con su vestido ensangrentado y su sonrisa perturbadora; Jackson, sosteniendo un vaso con un líquido oscuro; y Nurse Ann, que reía mientras le arrebataba una jeringa a alguien que parecía incómodo. Nadie le prestó atención. Para ellos, ella no era más que una desconocida, una simple humana que tuvo la desdicha de conocerlos y no morir.

—¡Hoodie! ¡Toby! —La voz chillona de Sally se escuchó por encima del ruido, corriendo a abrazar a los recién llegados. -¡Pequeña!- Hoodie la levanto en sus brazos y sonrió de la manera más genuina posible.

-Los he extrañado mucho, ya quiero que las cosas se arreglen para volver - los abrazo

Mónica se apartó ligeramente, sintiendo que no pertenecía ahí. Mientras tanto, Nina pasaba a su lado, observándola con burla.

—Vaya, al menos pareces presentable —comentó con una sonrisa venenosa— Pero no te emociones, un vestido nuevo no te quita lo miserable que eres-

Mónica bajó la mirada y decidió ignorarla. No valía la pena responder.

Al otro lado de la sala, Slenderman conversaba con Zalgo en un tono que no admitía interrupciones. La tensión en el ambiente era evidente. Algunos observaban la escena con cautela, como esperando algo.

—Entonces, ¿seguimos con el plan? —susurró Jane a un grupo cercano.

—Esperemos el momento —respondió Hoodie—. No sabemos cómo reaccionará; además, nosotros tampoco la hemos visto en meses-

-Yo le dije que vendrían y me dijo que los guiará al jardín que esperaba saludarlos - Sally hablo con alegría y los chicos no dudaron en seguirla.

Mónica no entendía de qué hablaban, y tampoco se vio capaz de seguirlos. Giró lentamente y se encontró con Toby. Su expresión era neutral, pero sus ojos tenían un brillo frío y calculador.

—No debes quedarte sola—dijo con una leve sonrisa.

—Estare bien, solo me quedaré por aquí...

-Esta bien Pero no te alejes, vendré en unos minutos -

Sin decir más, se alejó entre la multitud, dejándola con la sensación de soledad. Camino un poco hasta llegar a unas escaleras que daban hasta otro salón, vacío y silencioso.

Se dirigió ahí alejándose de todo, miro las paredes llenas de retratos y adornos extraños.

-Nina estará muy feliz-

Se giro rápido cuando escucho que no estaba sola, notando al chico de máscara azul que jamás le había hablando en la creepyhouse.

-Eyeless...- Mónica retrocedió hasta dar con la pared.

-Ella quería hacerlo con sus propias manos, Pero aún así se alegrará su lo hago yo -

Su expresión sombría la aterró, con suerte logro esquivarlo y empezó a subir las escaleras corriendo. Subió al menos hasta la mitad cuando alguien tiró de su brazo haciendola rodar.

Un grito fue lo único que salió de su boca antes de chocar con el piso y desmayarse.

Conviviendo Con EllosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora