Proxys

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Había pasado toda la noche sin poder dormir. Los ruidos extraños en toda la casa la mantenían muy despierta y eso le preocupaba; necesitaba energía si quería mantener su vida. Salió de la habitación con algo de temor, miedo de pensar en qué podía encontrarse, pero todo estaba en silencio, muy tranquilo y bastante sospechoso.

Entró a la cocina que encontró por casualidad, ya que desprendía cierto humo curioso.

—Emmm, ¿hola? —Entró con timidez y se escuchó un fuerte ruido que la asustó.

—¡Torpe! —se escuchó una voz masculina.

Mónica levantó la mirada y dos chicos también la miraron desde el interior de la cocina. El ruido lo había provocado un sartén en el piso.

—Disculpen, volveré después —dijo, y se iba a ir, pero uno de los chicos se acercó.

—Oh, no se preocupe, por favor pase... Tal vez pueda ayudarnos —la tomó de la mano, entrando un poco al lugar.

—Ya te dije, Hoodie, que no necesito ayuda —el otro chico se cruzó de brazos.

—Ah, ¿no? —se indignó el llamado Hoodie—. Tiraste el huevo a la basura y estabas friendo la cáscara —le recriminó.

—Al menos ya no lo frío completo —se encogió de hombros.

—Sí, porque mamá te enseñó que no era así... —el chico se cubrió la boca y el otro lo miró con los ojos bien abiertos.

—Ruega que no te haya escuchado —la atención del chico, al cual todavía Mónica no conocía el nombre, pasó a ella—. Tú debes ser la chica nueva. Slenderman dijo que no te hiciéramos nada —la miró de pies a cabeza.

—Soy Masky, proxy de Slenderman junto a mi compañero Hoodie y Toby —escuchar el nombre de su amigo le hizo sonreír.

—¿Dónde está él? ¿No desayuna? —preguntó.

—¿Toby? Ja, él intenta calentar agua sin prender la estufa —se burló Masky.

—Pero al menos no la quema como Jeff —replicó Hoodie—. Está haciendo un trabajo que le pidió el jefe —añadió.

—Si quieren, les preparo el desayuno —dijo Mónica.

Los dos chicos se miraron entre sí como si hubieran tenido un recuerdo que les causó algo de sentimiento.

—Sí... Eso estaría bien —dijo Masky antes de sentarse.

No había sido desagradable hablar con esos nuevos chicos que conoció; aún mantenía su distancia por si las dudas, pero no parecían malos.

—Toby nos contó que cocinabas bien, pero no imaginábamos cuánto. Me traes recuerdos —dijo Mónica riéndose por las palabras del chico.

—Mira que él sí te elogiaba mucho. Toby no suele ser muy amable, pero cuando se encariña, es como si esa persona se convirtiera en su mundo ideal —Hoodie no era tan risueño como su amigo, pero sus palabras parecían sinceras.

—No ha sido amable aquí.

—Ten paciencia, Mónica. Las cosas no son fáciles —Masky sonrió levemente. —Parece que ya llegaron los otros —mencionó antes de seguir comiendo.

—No sé por qué quieres apostar con eso... —la voz de una chica afuera llamó la atención de Mónica.

—Si Ben no ha salido de ese juego desde que ella se fue, no sé qué lo haría salir ahora —dijo la chica mientras se acercaba y entraba a la cocina.

—Huele rico, ¿dejaron algo para mí? —La chica era alta, superaba a Mónica por una cabeza, su cabello era castaño y en vez de un ojo tenía un reloj. Ignoró la presencia de otra chica, quien fingió ser invisible.

—Mónica lo hizo, pero ya lo acabamos.

—Glotones. ¿Con que Mónica? —volvió a ser el centro de atención y no le gustó. —Bonito nombre, soy Clockwork. Un consejo: no salgas ahora, Eyeless Jack se le escapó su víctima y anda hambriento —le acarició la cabeza como si fuera un cachorro. —Qué tierna y pequeña eres —añadió.

—¿El gusto es mío? —Mónica apenas pudo pronunciar esas palabras, que fueron más una pregunta.

—Supongo que lo es, nos vemos —salió tan rápido como entró.

—Deberías seguir su consejo... el de no salir ahorita.

—Pero Hoodie, si no salgo estaré con miedo durante estas tres semanas —dijo Mónica con algo de seguridad.

—Pero estarías viva —Hoodie se encogió de hombros.

—Anda, no le hagas caso. Ve, ve —Masky casi la sacó a empujones de la cocina. —Si pasa algo, gritas y salimos... Slenderman dio una orden y se debe cumplir —añadió. No pudo decir nada, ya estaba en la sala y frente a ellos había algunos desconocidos.

—Emmm, ¿hola?

Conviviendo Con EllosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora