Proxy

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—Los mandé a llamar, jovencitos, porque tengo un comunicado que darles —Slenderman miró a sus *proxys*, quienes se mantuvieron en silencio.

—Pues, usted dirá qué es, señor —Marky habló como líder de sus compañeros.

—Como sabrán, Mónica mató ayer a su primera víctima... El plan es que lo haga de nuevo —sus manos estaban cruzadas mientras explicaba—. Y sé que a ustedes les cae bien esa niña —añadió. Los chicos se miraron entre sí y susurraron algunas cosas sobre qué podría habérsele ocurrido al hombre.

—Ella se siente un poco sola en este lugar, y con justa razón, porque esto no es un parque para hacer amigos. El plan es... si logran hacer que mate de nuevo, la dejaré quedarse con ustedes y la convertiré en mi *proxy* el tiempo que le quede aquí.

—¿En serio? —Hoodie miró emocionado a su compañero—. Sería genial, una nueva chica como compañera —añadió.

—Y con eso también podrán protegerla de los otros *Creepypastas*.

—La idea es genial, seguro no será difícil —dijo Masky con cierta seguridad en sus palabras.

—Llamaré a Jeff para que nos cuente cómo logró hacer que matara por primera vez. Así tal vez sacan ideas —Slenderman salió de la oficina, y los chicos empezaron a hablar del plan. Toby era el único que se mantenía en silencio y no parecía muy de acuerdo.

—Anímate, solo así podrás protegerla y pasar más tiempo con ella... deberías estar feliz —le recriminó el de capucha amarilla, pero el menor simplemente lo ignoró.

Jeff miró a las cuatro personas en la habitación y soltó una risita apenas audible.

—No creí ser tan famoso —dijo.

—Tampoco te creas mucho, solo queremos oír qué hiciste —replicó Masky, cruzándose de brazos.

—Bueno, fue sencillo... Pónganse cómodos —Jeff pensó unos segundos antes de continuar—. Yo ya había observado a esa familia en el bosque: sus salidas, sus llegadas, los días en que iban al pueblo... eran mi blanco.

—Ok, continúa —Slenderman se sentó, mientras el chico recuperaba el hilo de su relato.

—Una hora antes de llevar a Mónica allí, ataqué a toda la familia... El hombre no estaba, pero sí su esposa y sus hijos. Fue sencillo —miró sus uñas como si fuera algo de todos los días, y para él lo era—. Le dejé una nota al hombre, donde le decía que él sería el siguiente. Ahí entra Mónica... Ella llegó minutos después, conmigo. El hombre ni siquiera intentó escapar, creyó que ella era la culpable y la atacó —finalizó.

—Si lo pensamos bien, fue sencillo y bastante conveniente —comentó Hoodie.

—¿Qué les puedo decir? No me gusta complicarme con grandes planes —Jeff se levantó de su asiento—. Llevar a alguien a cometer locuras es fácil cuando su mente es débil por sentimientos tontos —miró a Slenderman, pero este no dijo nada—. Como sea, ya me voy. Suerte, borreguitos del calvo —dijo, y se marchó.

—No es difícil, nada difícil.

—Entonces háganlo.

—Como diga, jefe —Hoodie se levantó y salió con sus compañeros. Mónica los esperaba en su habitación; Slenderman ya le había comentado su idea.

Habíamos caminado un largo rato por el bosque. Llevaba una expresión seria, mi cuchillo guardado entre las ropas y una meta clara: sorprender a Slenderman.

—Vamos, Mónica, tú puedes... Ya lo hiciste una vez —Masky me daba ánimos, colocando sus manos en mis hombros.

—Y además, Slenderman te premiará por eso —replicó Hoodie—. A nosotros nunca nos ha premiado —añadió con algo de tristeza mientras se adelantaba junto al de la máscara blanca.

—No tienes que hacerlo si no quieres, Mónica —Toby se puso frente a mí, pero solo pasé seria, empujándolo un poco al estar cerca.

—Muy bien, aquí nos separamos... Muy cerca están los caminos y por aquí abundan los leñadores del pueblo —dijo Masky antes de despedirse.

—Confío en ti, Mónica —Hoodie revolvió mi cabello y se fue. Miré a Toby, pero no le dije nada, solo me alejé.

Pensamientos de correr hacia mi libertad me invadían, pero recordar las amenazas de ese hombre y ver de lo que eran capaces no me permitía ni siquiera intentarlo. "Vamos, solo faltan dos semanas y me largo", susurré para mí misma.

Había estado tan centrada que no noté cuando choqué con un tronco y caí.

—Señorita, ¿se hizo daño? —una voz gentil me ofreció su mano y no me equivoqué al suponer que era un leñador.

—Gracias —susurré.

—No es bueno que andes sola en el bosque, es peligroso —se volteó para juntar su leña, y yo decidí acabar el trabajo antes de que me arrepintiera.

—¡Muere! —dije, saltando sobre él mientras empuñaba el cuchillo, pero se giró y me tiró al suelo sin recibir siquiera un golpe, más que una pequeña cortada en su brazo.

—Ya no se puede confiar ni en una niña dulce y pequeña —el hombre tomó mi cuchillo y lo rompió en dos.

Cuando volvió su atención hacia mí, me deslicé entre sus piernas para agarrar las dos mitades de mi arma y salir corriendo.

Duré unos minutos hasta que finalmente me senté en un tronco. Miré mis manos, que se sentían húmedas, y noté que se habían cortado con los restos del cuchillo.

—¡Mónica! ¿Estás bien? —Toby se acercó rápidamente, revisando mis manos.

—¡Basta! —solloce, apartándolo—. No quiero que sientas lástima por mí, ya me siento muy miserable, soy una inútil —añadí entre lágrimas.

—No lo eres, Mónica.

—Sí lo soy. Ni siquiera pude matar a ese hombre... Y ahora tendré que seguir sola en esa habitación, con el temor constante de que Jeff entre y me hiera por diversión o que algún otro venga y me mate —me limpié las lágrimas mientras hablaba.

—Mónica... ¿De verdad quieres ser proxy de Slenderman? —Toby se sentó a mi lado.

—No... —negué—. Tampoco quiero matar, pero es la única manera de que él me proteja, de que yo le importe... La única manera de que sobreviva... Quiero que él me cuide, porque ahí no le importo a nadie —añadí, llorando de nuevo. Toby suspiró, me quitó los pedazos del cuchillo y se fue.

No esperaba que me entendiera, porque nunca lo había hecho. Me quedé media hora allí y después decidí volver.

Camino a la mansión, al fin me encontré con Masky y Hoodie.

—¡Mónica! Te perdiste un buen... Tienes que contarnos cómo fue —Masky parecía más feliz de lo normal.

—¿Cómo fue qué? —pregunté sin entender, y de pronto Hoodie sacó las dos partes de mi cuchillo, llenas de sangre fresca.

—Venga, no seas penosa, cuéntanos. ¿Cómo mataste al hombre? Si hasta tus manos aún tienen la sangre fresca.

—Es verdad, yo escuché los gritos —Toby se unió a la conversación, saliendo de no sé dónde—. Mónica realmente es profesional, digna de ser una Creepy —añadió sonriendo.

—¡Esto debe saberlo Slenderman, vamos! —dijo Masky antes de jalarme hacia la cabaña—. ¡Tenemos nueva compañera! —gritó con fuerza.

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⏰ Última actualización: Sep 12 ⏰

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