Había saludado, pero nadie respondió. La mayoría siguió en sus cosas y algunos otros solo la miraban atentamente. No era extraño que fuera así, porque no podían matarla, pero tampoco había razones para hablar con ella.No se dio por vencida. Tomó lo que le quedaba de valentía y fue a sentarse en la sala, algo lejos de una chica con el cabello muy negro.
Poco a poco, se fueron levantando, dejándola muy confundida.
—Nada personal, es solo que no nos interesa armar amistad con humanos —dijo la pelinegra, que se levantó y también se fue. Mónica se miró sola en la sala. Cerró los ojos unos minutos, relajándose un poco y tratando de escuchar algo a su alrededor. Nada, el silencio, total silencio.
—Go to sleep —escuchó cerca de su oído, tan tenue que pareció un susurro, pero demasiado claro para no saber que era alguien detrás de ella quien hablaba.
Abrió los ojos apresurada y se levantó. Frente a ella había un chico con la cara extrañamente desfigurada: era demasiado pálido, no tenía párpados y su boca estaba cortada. Le dio miedo pensar en que no parpadeaba y solo la miraba fijamente.
—Eres esa chica que Slenderman trajo, carajo, no puedo enviarte a dormir —dijo enojado, cruzándose de brazos. Mónica no pronunció palabra, solo podía mirarlo. No era tan mayor que ella, y si su rostro no se viera así, podría decir que sería atractivo.
Tenía miedo, pero no podía salir corriendo.
—¿Me le parezco a su madre o quiere una foto? —el chico se sentó en el sofá y Mónica reaccionó.
—Lo siento.
—Claro que lo sientes, si yo tuviera esa cara también lo sentiría —hizo espacio en el sofá y la jaló del brazo para que se sentara.
Movía su cuchillo en su mano de manera muy ágil. Podía mantener la atención de Mónica por minutos completos si él lo quisiera.
—Y este no es el mejor que tengo, ¿sabes? —le dijo el chico sin dejar de mover su cuchillo—. Yo, Jeff, tengo un exquisito gusto en cuchillos. ¿Quieres verlo en mi habitación? —añadió.
—No es necesario, ese me gusta —la chica señaló el cuchillo y sonrió con esfuerzo.
—Ummm, cada cuchillo tiene una historia y cada historia tiene un héroe y un villano —Jeff tiró el cuchillo y lo clavó en una pared, asustando a Mónica—. Yo soy ambos en las historias de mis cuchillos. Vamos, te los mostraré.
El chico notó la duda en los ojos de Mónica y rió, fuerte y claro.
—Intento ser tu amigo —dijo con suavidad—. Pero si no quieres, está bien —se levantó del sofá—. Pero escucha, niña, quienes no son mis amigos, son mis enemigos —empezó a subir las escaleras. Mónica se levantó y lo alcanzó.
—No, no está bien... Yo voy.
—Nos vamos a divertir mucho, nueva mejor amiga —colocó su mano en el hombro de Mónica y la guió.
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Conviviendo Con Ellos
FanfictionCómo sería si un día terminas en la creepyhouse conviviendo con asesinos. Continuación de Eres mía Es alternativa pueden tomar el final o saber q es de ellos en algunos capítulos.