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Nos separamos del beso y en su mirada noté que la acción lo había sorprendido demasiado, al punto de no decir nada. Igual, no importaba si hablaba; había comenzado el juego y era tarde para arrepentirse. Me iba a arriesgar. Volví a besarlo y, después de unos segundos, pareció más cómodo. Correspondía a mis toques y sus manos eran más libres en mi piel.

Ya no podía ocultarlo; Bloody me gustaba mucho, lo suficiente para desear que mi primera vez fuera con él. Quería ser suya. La ropa empezó a estorbar y, al dejarnos llevar rápidamente, abandonamos nuestros cuerpos para aterrizar en el piso. Nada de hablar, nada de hacer ruidos fuertes; debíamos ser discretos y solo disfrutar de lo que pasaba entre los dos.

Él era bastante delicado conmigo, incluso al tocarme cuando parecía perder un poco el control de su fuerza. Igual, me parecía lindo. Sus manos en mi cuerpo me hacían soltar pequeños jadeos que se intensificaban conforme avanzaba la situación. Busqué su cuello, besando y mordiendo un poco para no quedarme atrás. Al sentirlo entrar en mí, tuve que ahogar un grito. Sus movimientos me relajaron un poco y traté de mantener la calma mientras el dolor se volvía placer.

Pronto, ambos lo estaríamos disfrutando, o eso creía. Conforme avanzaba, era un poco más incómodo; pero él lo estaba disfrutando y eso era más que suficiente para mí. Su respiración empezó a acelerarse y la mía igual. Aumentó la fuerza y yo mordía mi labio inferior para no hacer demasiado ruido con mis quejas.

Cuando por fin pareció terminar, se recostó en la cama tratando de regular la respiración. Me dolía un poco mi parte, pero deseaba hablar con él... Saber si le había gustado. Quería que me diera su aprobación. Me giré para verlo, pero tenía los ojos cerrados y la respiración más tranquila.

-¿Te dormiste? - pregunté con suavidad, algo triste.

-No importa, mañana hablaremos - besé su mejilla y me acurruqué junto a él, sintiendo aún el calor de su cuerpo.

Al despertar, él no estaba a mi lado y me desconcerté un poco, pero igual tenía cosas que hacer. Me di un corto baño, y fue corto porque el agua que recogí para hacerlo estaba muy fría. Me cambié de ropa y salí a la cocina para prepararme algo.

—Huele rico —Jeff hizo que me sobresaltara, pero lo ignoré; no iba a dejar que me pusiera de malas. —Es mi desayuno, hoy no prepararé para nadie más —le dije, sirviendo en un plato.

—Hoy despertaste más valiente que de costumbre —se cruzó de brazos. —Bloody me dio seguridad, igual no puedes hacerme nada —sonreí.

Me miró de pies a cabeza y rió. —Yo no estaría tan segura, ¿qué es el pintor aquí? —acercó un poco su rostro. —Es uno más, ni siquiera Slenderman puede controlarme —añadió.

—Si te sientes muy valiente porque crees que es tu noviecito, bájate de esa nube. Sé lo que hicieron anoche —me sorprendió que lo dijera.

—Tú me estabas vigilando —le recriminé. —Tal vez, pero escucha lo que digo... Él te abandonará, como lo hizo Laughing. Los Creepypastas no tenemos ese tipo de sentimientos, y menos los que crees haber logrado con él... Puede que te tenga cariño, pero no amor —carraspeó antes de seguir hablando. —Slenderman tuvo esos sentimientos y fácilmente se pudo deshacer de ellos. Lo mismo hará Helen, porque tú no eres igual a nosotros —me quitó el plato de la mano.

—Por eso, mejor ten cuidado de cómo me hablas, no te conviene hacer enemigos aquí —iba a irse, pero se dio la vuelta unos segundos. —Y mejor que no presumas de lo que pasó entre el pintor y tú. Créeme que en esta casa hay alguien que a él le importa más que una amistad con una humana cualquiera —se fue y me dejó con un leve nudo en la garganta y el corazón destrozado.

Salí de la cocina, notando en la sala a las chicas.

—Quiero que ambos vayamos ya que él adora Francia —Judge Angels reía mientras hablaba. Notaba su bello rostro, sintiéndome cada vez peor. —Seguro que se divertirán mucho juntos, en esa ciudad tan romántica —dijo Jane para luego echarme un vistazo rápido. ¿Hablaban de Bloody?

No iba a permitir que se fuera con ella. Subí las escaleras rápidamente y, al entrar en su habitación, lo encontré dibujando a una chica. Pero no era Judge, era mucho más mayor y parecía normal... como yo.

Conviviendo Con EllosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora