Nueva protección

18 2 0
                                    


Estaba recostada en mi cama boca abajo, sintiendo el peor dolor que hubiera imaginado. Ni siquiera me importaba que se mancharan las sábanas con mi sangre. Escuché la puerta abrirse y entraron Bloody, Laughing y Toby. Yo tenía la cara volteada hacia la pared, así que no hubo necesidad de verlos, porque realmente no quería hacerlo.

—Caramelito... Realmente lamento esto. Sé que he estado ausente, pero créeme, me importas demasiado. Te prometo que en cuanto las tres semanas terminen, te llevaré conmigo a pasar unos días, y serán los mejores de tu vida, tanto que te harán olvidar este feo suceso —dijo Laughing. No respondí. No estaba segura de querer irme unos días con él. Ni siquiera estaba segura de si aguantaría las tres semanas.

—Mónica, estaré más pendiente de ti, lo prometo —añadió, alejándose un poco.

—Yo soy culpable de esto —comenzó Bloody, posiblemente sorprendiendo a los chicos—. Si no te hubiera hablado mal, no habrías salido de la casa —continuó diciendo—. Sé que tienes miedo porque crees que estás sola... Pero mientras cumplas las reglas, estarás bien. Además, me iré solo por una semana, y cuando vuelva, te traeré regalos —se alejó también. ¿Para qué quería yo regalos? Si ahora mi corazón estaba destrozado al darme cuenta de que me entregué a él y él no sentía lo que yo.

—Te cuidaré más —dijo Toby. Se quedaron unos segundos, y como no contesté, se fueron.

Pasaron las horas y la noche se hizo presente. Alguien más entró en la habitación.

—Te ves como un desastre —dijo Jeff, sentándose en la cama. Pude sentir cómo pasó su lengua por mi espalda—. Aun así, sabes bien —añadió. No hice nada. ¿Realmente qué podía hacer? Ni siquiera podía moverme—. Solo quería decirte que realmente no iba a matarte, solo fue una broma para asustarte —volvió a pasar su lengua—. Luego saliste corriendo y fue divertido, pero no quería que te fueras. Eres mi mejor amiga...

Pasó su lengua tres veces más y se levantó.

—Mejórate pronto. Ya quiero que vayamos a cazar juntos para que me regreses mi víctima —colocó su mano en mi espalda, y solté un quejido—. Uff, lo siento. Nos vemos luego —se fue, dejándome de nuevo con mis pensamientos. Si Bloody se iba, yo estaría desprotegida. Toby volvería a obedecer a ese hombre, y yo quedaría a merced de esos asesinos.

Debía encontrar a alguien que me protegiera.

Era muy tarde en la noche. No podía dormir... La incomodidad era demasiada. Sin embargo, una persona más se coló en mi habitación. Por su silencio, no supe quién era, pero curó mis heridas, las limpió y vendó algunas. Luego se fue, tan silencioso como llegó. Gracias a su curación, pude dormir por fin.

Había pasado un día completo desde mi castigo. Bloody se había encargado de llevarme la comida y despedirse. Realmente no le contesté; me quedé callada para fingir tranquilidad, aunque moría por pedirle que se quedara o insultarlo por su bajeza conmigo.

—Ey, Mónica... Slenderman quiere que vayas a su oficina —dijo Clockwork desde la puerta.

—Gracias, iré enseguida —le respondí. Ella se fue, y yo me cambié de ropa porque llevaba la misma desde el día anterior.

Bajé las escaleras y noté que no había nadie. Me sentí aliviada. Toqué la puerta y me apresuré a entrar.

—Me mandó a llamar.

—Sí, súbete a la camilla, necesito revisar algo.

Miré a todas las direcciones y, efectivamente, había una camilla. No solo eso, también había muchos frascos con líquidos extraños y aparatos de hospital.

—Haz lo que te pedí —ordenó. Se había levantado y tenía puestos unos guantes. Tragué saliva y fui a la camilla. Él se acercó y empezó a revisar mis heridas.

—Parece que mejoran... Debo felicitarte por lo bien que te las has curado, considerando que aquí no tenemos ningún tipo de botiquín o primeros auxilios en las habitaciones.

Había insinuado que yo robé algo para curarme. Iba a reclamar, pero decidí no hacerlo para evitar problemas.

—Creí que usted me había curado —dije.

Ambos quedamos en un silencio incómodo por varios segundos.

—No lo hice —respondió, alejándose. Yo bajé la camisa que él había levantado para curarme.

—Todo bien contigo. Y por cierto... No estás embarazada; los Creepypastas no somos fértiles —dijo con total tranquilidad. Sentí tanta vergüenza que podría haber llorado en ese momento.

—¿Cómo lo...? —iba a preguntar, pero me interrumpió.

—Leí tu mente. Pasas ese recuerdo una y otra vez. Debí advertírtelo... No te enamores de ningún Creepypasta. Nosotros no nos guiamos por esos sentimientos; solo nos fijamos en lo que nos conviene. No pensamos en nadie más que en satisfacer nuestros deseos.

—Pero usted se enamoró —solté casi en contra de mi voluntad.

—¡No lo hice! —se acercó de manera amenazante y me presionó contra la pared con una de sus manos, levantándome del suelo. —Solo quería satisfacer un capricho. No sé qué tanto te contó Bloody... Pero es mentira. En cuanto me aburrí de ella, la eché, y harán lo mismo contigo —me soltó bruscamente, y solo pude salir rápido de ahí para volver a mi cuarto, apenas recuperando la respiración.

Conviviendo Con EllosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora