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No me apetecía levantarme de la cama, ni siquiera para leer. No era un comportamiento típico en mí, pero tras haber visto a Jane tan mal ayer, no sabía cómo actuar. ¿Hablaba a Loonie? ¿Se lo contaba? No parecía un acto justo, para ninguna de las dos. Antes de que pudiese seguir mirando al techo sin hacer nada, mi móvil sonó, indicando la llegada de un nuevo mensaje. Estiré mi brazo todo lo que pude para alcanzarlo y me dispuse a leerlo.

Loonie

Chlo, ¿sabes algo de Jane? No contesta a mis llamadas, no entiendo nada.

No me ignores tú también, Chloe :(

Suspiré. Loonie era consciente de que algo ocurría con Jane, pero no tenía ni idea de qué. Y cómo iba a tenerla, si fui yo la que le dije que se animase con Jay. Tonta de mí, Jane había salido herida y Loonie no tardaría en hacerlo. No era justo para nadie. ¿Por qué todo se tenía que parecer a una telenovela barata? Solamente le faltaba música de tensión y primeros planos de las caras de las afectadas, pésimos, por cierto. No solo parecía una telenovela, se sentía como tal. ¿Qué papel debía ejercer yo? ¿El de abogada del diablo? Porque era el que parecía que estaba cumpliendo, y no me sentía para nada a gusto conmigo misma.

Intenté llamar a Jane, quería hablar con ella. Pero, como me imaginé, ella tampoco me respondió a mí. Dios, necesitaba desahogarme con alguien. Y, claro, como si de una telenovela se tratase, me levanté en seguida de la cama, cogí un bolso en el que metí cosas básicas y bajé corriendo las escaleras. Cuando iba a abrir la puerta, los gritos de Dizzy me hicieron parar. Toda telenovela tiene su bruja propia, ¿no?

— ¿Adónde vas?

—A casa de Red. —Ni siquiera razoné la respuesta, lo solté sin más. No era mentira, iba a ir allí, pero no sabía si decírselo a mi prima era buena idea—. ¿Alguna pregunta más?

—Pregunta no, orden o sugerencia, como prefieras llamarlo. —Yo la miré, dándole a entender que podía seguir hablando, aunque no me hiciese mucha gracia oírla—. Usad protección, una ETS es un juego.

Abriendo los ojos como platos e ignorando su claramente pésima aportación, salí de casa. Su comentario me había avergonzado, desde luego. Es algo normal entre las parejas, pero claro, Red y yo no éramos una pareja.

Aparté mis pensamientos como pude y fui prácticamente corriendo a casa de Red. Sin pensarlo dos veces, llamé al timbre, con la respiración algo agitada. Nota para mí: Chloe, debes hacer más deporte.

Red abrió la puerta con sorpresa reflejada en su rostro; no me esperaba aquí. Vi cómo se apoyaba en el marco de la puerta a la vez que enarcaba una ceja. Debía de parecer tonta, casi con la lengua fuera cual perro sediento y colorada por el comentario de mi prima, el cual decidí recordar justo cuando tenía a Red enfrente. Bravo, Chloe.

— ¿Qué hay? —se limitó a preguntar. Aunque su tono era neutral, pude ver en su expresión que se estaba conteniendo para no reírse—. ¿No te han dado agua hoy?

—Cómo no, ibas a hacer un comentario. —dije rodando los ojos ante su ya sonora risa—. Creo que tenemos que hablar.

—Coge aire primero, ¿no? —Yo me crucé de brazos, a la vez que fruncía el ceño—. Vale, bromas aparte. ¿Qué ocurre?

—Que estamos viviendo un culebrón de las cuatro de la tarde.

— ¿Por nuestra vida? Sí, eres bastante dramática, pero te aguantamos igual. —Me acerqué a ella para darle un golpe en el brazo—. Auch.

—En este momento, no somos las protagonistas. ¿Te suenan los triángulos amorosos?

—Sí, aunque nunca he vivido uno.

Do we have a deal? Chloe/RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora