Do we have a deal? Chloe/Red

21

Después de un día en que tuve que partirme prácticamente en dos para poder estar tanto con Loonie como con Jane a lo largo de la mañana, llegué a mi casa y lo primero que hice fue lanzar la mochila lo más lejos posible de mi vista. La tensión entre mis dos mejores amigas era, por decir algo suave, intimidante, y al estar en una posición entre ambas había estado todo el día deseando que llegara la tarde para poder olvidarme de todo aquel lío que yo misma había alimentado.

Estaba tirada en la cama sin ninguna intención de sacar un solo libro para estudiar. Necesitaba estar con alguien que no intentara ponerme en contra de otra persona en todo momento, simplemente que me hiciera reír y olvidarme de que debía ir pensando en una forma de que Jane y Loonie hicieran las paces. Antes de darme cuenta, estaba mirando el techo con una sonrisa, pues sabía perfectamente la persona que necesitaba esa tarde.

Sin necesidad de incorporarme, alcancé el móvil que descansaba a mi lado sobre las sábanas y busqué entre la lista de contactos hasta dar con el número que quería. Tras dos pitidos, la voz de Red me contestó al otro lado de la línea.

—Hola, pequeña. —me saludó con una risa de fondo.

— ¿Tienes algo que hacer esta tarde? —pregunté, pasando por alto su comentario.

—Nada en absoluto. ¿Qué has pensado?

—Podrías pasarte y vemos una película —le expliqué—. Dizzy tiene práctica de las animadoras y mi madre está trabajando.

—Chloe, tus intentos de llevarme a la cama cada vez son más desesperados, ¿lo sabías? —río Red, a lo que yo me tapé los ojos con la mano libre—. Si quieres sexo, solo dímelo.

—Dios, Red, a veces me tengo que recordar que en el fondo eres buena persona. Si no, ya habría cortado contigo hace mucho tiempo. —Me podía imaginar perfectamente a Red; expresión divertida por tenerme justo donde él quería y el brillo de burla en sus ojos—. ¿Quieres venir o no?

—No. —contestó. En seguida, mi sonrisa desapareció—. Vamos a hacer algo mejor que ver una película.

— ¿Qué propones?

—En diez minutos te recojo. Yo me encargo de todo.

Sin añadir nada más, Red colgó, dejándome con la palabra en la boca. Creo que sabía que me iba a quejar, de modo que así no tenía más remedio que hacer lo que ella quería. Así pues, me levanté de la cama y empecé a arreglarme sin tener ni idea de lo que Red había pensado.

Media hora más tarde y tras un cansino viaje en el Jeep de Red durante el cual no soltó prenda de adónde íbamos, nos encontrábamos ante las puertas de unos grandes almacenes que había casi a las afueras de Auradon. Miré a Red con el ceño fruncido, pero ella solo me sonrió.

— ¿Qué hacemos aquí? —pregunté mientras cruzábamos las puertas giratorias.

Red me guió hasta el ascensor y, una vez dentro, marcó el botón que llevaba a la planta que leía "Cocina, dormitorio y comedor". Esperé pacientemente hasta que se dignó a explicarme de qué iba todo aquello.

—Vamos a construir y decorar nuestra futura casa. —me dijo con mirada de orgullo—. Ya sabes, nuestra hipotética futura casa si realmente fuéramos una pareja.

Las puertas del ascensor se abrieron justo cuando solté una carcajada que en seguida tuve que apagar al ver el gran pasillo que se abría ante mí.

—Lo sé, tengo las mejores ideas —apuntó Red cuando las puertas se cerraron tras nosotras y yo todavía no había conseguido articular palabra—. Puedes agradecérmelo luego.

Empezamos el recorrido por la zona de las cocinas. Todo a nuestra izquierda y derecha estaba repleto con muebles y artículos que no sabía que quería hasta aquel día.