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Cuando, después de un rato, terminamos con el juego de verdad o reto, decidimos ver si echaban algo de interés en la televisión. Nos acomodamos como pudimos en el comedor: Dizzy, Jane y Loonie se hicieron con el sofá; Red y yo nos sentamos en el sillón, una leve tensión vibrando entre nosotros; Carlos y Jay se conformaron con el suelo.

Sinceramente, habría preferido sentarme en algún sitio alejado de Red, pero parecía lo más lógico que me sentara con mi novia, sobre todo después de aquel beso que nos habíamos dado hacía tan solo unos minutos. Solo con pensar en ella se me ponían los pelos de punta, aunque intentaba por todos los medios que Red no se diera cuenta de ello. Y es que no había sido cualquier beso, sino más bien el rey de los besos, por lo menos eso me había parecido a mí. Jamás habría pensado que algo se podía sentir tan bien.

Al tratarse de un sillón de uno, yo estaba sentada prácticamente encima de Red, con las piernas sobre su regazo, aunque mi espalda estuviera apoyada contra el respaldo del asiento, al igual que la suya. A falta de otro sitio donde ponerlas, sus manos descansaban sobre mis muslos, donde sus dedos me hacían unas cosquillas que, todo sea dicho, me complicaban mucho la sencilla tarea de concentrarme en la película que habíamos acabado poniendo.

Media hora más tarde, miré hacia mis amigas en el sofá y me di cuenta de que se habían quedado dormidas; Jane con la cabeza apoyada en el hueco del cuello de Loonie, mientras que Loonie la había apoyado sobre la propia cabeza de Jane, creando un balance entre las dos. No pude ocultar una genuina sonrisa al ver a mis dos amigas tan como siempre.

Cuando las piernas se me empezaron a dormir, me levanté del sillón ganándome una mirada de Red y me dirigí a la cocina con intención de fregar los platos que habíamos utilizado para servir palomitas y helado. No había empezado a enjabonar cuando Red apareció por la puerta. Se colocó a mi lado sin decir nada y empezó a ayudarme. Nuestros brazos se rozaban mientras el silencio se hacía cada vez más obvio e incómodo. Pero, ¿cómo no iba a serlo? Nos acabábamos de comer la boca (era una forma bastante precisa de describirlo) y no sabía cómo esconder el hecho de que me había encantado. Además, por la expresión que se le había quedado a Red al separarnos, estaba bastante segura de que ella también había disfrutado de lo lindo.

De repente, Red se giró y me miró largos segundos, como si estuviera a punto de decirme algo, pero no encontrara la forma para ello. Yo solo lo veía por el rabillo del ojo, pero al comprender que las palabras no iban a salirle sin un pequeño empujoncito, decidí que lo mejor era dárselo yo misma. Así que también me giré en su dirección, dispuesta a preguntarle.

—Chloe, ¿puedo hablar contigo un momento? —La voz de Jay entrando en la cocina fue lo único que me impidió empezar a hablar con Red.

Dejé todo lo que estaba haciendo y miré a Jay.

—Claro, ¿qué ocurre? —pregunté.

—Verás, es sobre Jane y Loonie. —Al escuchar sus nombres, me tensé enseguida. Miré a Red, que permanecía completamente tranquila, así que yo también intenté aparentar calma—. Te quería pedir disculpas.

Fruncí el ceño, ya que no me esperaba nada de eso. Me asomé discretamente por la puerta de la cocina y vi que mis amigas seguían en la misma posición en la que las había dejado. Dizzy, por el contrario, se había bajado del sofá para sentarse junto a Carlos en el suelo, con quien parecía estar manteniendo una conversación bastante animada.

—¿Por qué te disculpas conmigo? —pregunté, volviendo a mirar a Jay y situándome al lado de Red con los brazos cruzados delante del pecho.

—Sé que ante todo debería disculparme con ellas —contestó Jay—, pero creo que tú también te mereces que te pida perdón. Por haberte hecho creer que estaba jugando con tus amigas, cosa que en ningún momento ha sido mi intención. Por supuesto, voy a hablar con ellas en cuanto tenga la ocasión para explicárselo todo, pero quería que supieras que nunca he pretendido hacerles daño.

Do we have a deal? Chloe/RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora