¿Cómo rayos le hacía uno para pasar 18 años en el mismo puto pueblillo sin nunca antes haber ido al centro comercial más concurrido en él?
Ni idea, pero de alguna forma, logré hacerlo. Y qué desperdicio, en verdad. El lugar era bastante suntuoso: una gran fuente circular justo en el corazón, varias tiendas outlet al aire libre para explorar, el olor a churros frescos justo al entrar, un gentío formándose en masa para comprar el suyo...
...De acuerdo, quizás esto último no sea tan atractivo.
Pero lo mejor, sin duda, era tener el brazo de Hayden colgado sobre mis hombros mientras miraba alrededor, concentración en sus ojos.
—¿Nunca has estado aquí? —preguntó.
—No que yo recuerde... pero se ve bien.
—¿En serio? —sonrió—. Supongo que debería sacarte más a menudo.
Era casi hechizante la manera en que me lanzaba esa sonrisa. Esa mirada deslumbrante que nunca fallaba en hacerme cuestionar la veracidad de su presencia.
—¡Ahí está! —exclamó, señalando a una tienda de marca justo enfrente y tomándome de la mano—. He tenido la intención de traerte aquí.
Y, oh. En definitiva era una tienda de marca. En el sentido de que jamás me la podría permitir. No había más que ropa costosa arropando maniquíes y accesorios bajo cristal que de una vez hubieran tenido el aviso «no se aceptan pobretones».
Me detuve en seco.
—Hayden, ey, ah... no creo que vaya a comprar algo. Pero tú adelante, no te preocupes.
—¿Y quién dijo que tu pagarías? —esbozó una mueca ladeada.
Por mucho que anhelase dejarme consentir, no podía acceder a que simplemente me comprara algo. Sin mencionar que todo a mi alrededor desprendía un aire tan adinerado, que no creía siquiera atreverme a probar la prenda más económica. O lo equivalente a económica en un establecimiento para el 1% de la clase alta.
—Oh, ah, bueno —mascullé. Ya saben, como un tarado—. Pero aún así, no creo querer algo, en serio.
—¿Estás seguro? —inquirió en lo que extendía un hermoso crop top oscuro para mí—. Porque acabo de encontrar algo que lucirías a la perfección.
Me parecía un problema insalubre retener toda mi puta sangre en las mejillas de manera tan recurrente. Pero no podía evitarlo. Era Hayden Wright.
—Realmente no sé si me vería bien en eso.
Y esperaba palabras de confirmación, claramente. No es que fuese narcisista, pero qué bien se sentía que alguien te cumplimentara cuando tú mismo sueles pisotearte sin piedad a todas horas.
—¡¿Estás bromeando?! Te verías absolutamente hermoso, y eso es decir algo... —me lanzó un guiño fugaz que casi me hizo desfallecer ahí mismo—. Porque vaya que siempre te miras relindo.
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Para: Jack
RomanceEl último año de preparatoria ya era bastante difícil para un adolescente gay socialmente torpe; a esto añádele la repentina afluencia de cartas misteriosas en su casillero que lo amenazan con mantenerse alejado de su mejor amigo, y tienes la receta...