Capítulo Diez 〜 Pesadilla en la casa de Bruno

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Puede que haya sido efecto directo de la atmósfera parrandera (así le decían a las pedas, ¿no?), pero no andaba tan ansioso como de costumbre al tener frente a mí a tres personas que apenas conocía

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Puede que haya sido efecto directo de la atmósfera parrandera (así le decían a las pedas, ¿no?), pero no andaba tan ansioso como de costumbre al tener frente a mí a tres personas que apenas conocía. O que ni al caso conocía.

Quiero decir, William parecía lo suficientemente amigable a juzgar por nuestra interacción anterior y Tiana, bueno... ella nunca pronunciaba ni una sílaba. En cuanto a Luke, sabía que él era el único futbolista (además de Hunter, claro) que saltaría a mi defensa cada que me molestaran sus compañeros.

Así que mi visor metafórico de «Robocop» no detectó ninguna amenaza potencial... al menos por ahora.

—¡Sí, somos nuevos amigos de Jack! —exclamó William antes de bajar abruptamente los hombros y arrugar la frente—. Bueno, al menos yo lo soy... no sé acerca de estos dos, pero hoy conocí a mi compañero entusiasta del mundo del espectáculo y simplemente no pude resistirme a su encanto.

—Pues a mí me gusta considerarme amigo de Jack. No hablamos mucho, pero tengo un punto débil por el chico —agregó Luke, sonriendo junto a sus colmillos afinados. Como dije, aquí todos los chicos podrían audicionar para el papel de interés romántico en una cinta juvenil palomera.

Aclaro que dos tipos ficticiamente atractivos me estaban arrojando comentarios positivos a la vez. Y a Hayden lo tenía a un costado. No creía soportar mucho más antes del desmayo.

Giré un poca la cabeza para contemplar a Tiana, quien seguía disociando con sus auriculares bien metidos a los oídos. Cuando notó mi mirada, solo alzó fugazmente el mentón para asentir en reconocimiento.

Me agradaba, siendo sincero. Yo solo podía aspirar a ser así de indiferente por mi entorno.

—Bueno, me alegra que Jack esté haciendo amigos —dijo Hayden—. Oh, yo soy Hayden, a propósito...

—Oh, vamos, como si no supiéramos quién eres, Hayden Wright —William soltó una risita, virando los ojos en mofa. Podría estar alucinando, pero el chico miraba a Hayden como si de su actor favorito de Broadway se tratase.

Enseguida, mi cita se cruzó de brazos y enderezó la espalda más de lo normal. Se apresuró a ladear una mueca confiada en lo que aflojaba la mirada.

Y si algo sabía de Hayden, es que no era el hombre más modesto del mundo.

—Veo que estás familiarizado conmigo, entonces —entonó, como si su voz áspera habitual hubiese pasado por un amplificador de ronquera.

—Sí, ojos bonitos, todos te conocemos. Cielos, ¿realmente es necesario que el pobre chico se desmaye? —interpuso Luke.

De pronto, William me enfocó la mirada y amplió sus ojos castaños de par en par... este chico en verdad que le metía dramatización a su día a día.

—No me lo creo. Jack. Te miras fabuloso, cariño, ese top corto te va de maravilla —estalló tras cubrirse los labios con sus dedos esmaltados de violeta—. Honestamente, estoy casi envidioso de ti. Solo mírate, agh, como un jovencito modelo. Necesito comprar algo así; tenemos que ir de compras juntos, Jack.

Para: JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora