El Versa añejo de Hailey contrastaba un chingo con el viento helado de afuera y el concreto duro de la banqueta. Era como si hubiese pasado todo el día en el set de película más tóxico y apenas tuviera la oportunidad de resguardarme en mi tráiler y respirar.
—¿Te he dicho lo mucho que te amo, Hails? —arrastré mi fraseo jovialmente, mi cabeza ladeada hacia ella y la sonrisa más bobamente grande separando mis labios.
Hailey se apuró en enarcarme la ceja. Sus ojos oscuros se entornaron en lo que esbozaba una sonrisa divertida.
—Dios mío, ¿estás drogado, borracho...?
Resoplé ofendido.
—¿No puede un chico simplemente mostrar aprecio por su increíble mejor amiga?
—Oh, no, va en serio, Jack. Acabas de ir a tu primera fiesta, necesito saber todos los detalles, ¿por qué traes esa sonrisa estúpida en tu bonita cara?
Ah, cierto. La fiesta.
—Estuvo bien —respondí sin más, desviando casualmente la mirada hacia el retrovisor. Y por «casualmente», me refería a torpemente.
—Sí, apuesto a que estuvo «bien» —rio a sabiendas al tiempo que trazaba comillas en el aire—. ¿Qué hay de Hayden? Acaso es por él que andas tan contento.
Quería decir algo. Realmente quise hacerlo. Pero, ¿cómo le decía uno a su mejor amiga sobreprotectora que fuiste atacado por tu matón borracho y homofóbico?
¿O que pensaba que yo era la causa del repentino cambio de humor de Hunter? Una culpa que me ha estado persiguiendo toda la noche.
Diablos, ¿cómo le decía que había empezado a recibir cartas insidiosas que me amenazaban con alejarme de mi mejor amigo?
Si había algo que no quería era que ella se preocupara aún más por mí. Me importaba demasiado para eso. Así que sellé los labios... porque claramente lograría que creyese que estaba realmente interesado por el retrovisor a mi derecha.
—Oye, Jack, tú... —pausó. Mierda, lo sabe. Siempre llevaba consigo un detector que me atrapaba a la mitad del acto... bueno, eso, o simplemente era un pésimo mentiroso—. ¿No se suponía que debías estar con Hayden, no te ofreció llevarte a casa, o?
O más que pésimo mentiroso, seguramente era un pésimo amigo. Aquí estaba yo, pidiéndole que me llevara a casa sin siquiera poder parar de mentir.
Pero, ¿cómo podría decirle?
—Estoy bien, de verdad, solo quería verte... —exhalé y giré para mirarle a los ojos—. Yo solo... tenía muchas ganas de verte, Hails.
Y aunque en parte era mentira, el sentimiento era real. En serio quería ver a mi mejor amiga. Hayden estaba bien y todo, sin duda era un tipo encantador... pero no era como mis dos amigos. Él no era Hailey.
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Para: Jack
Roman d'amourEl último año de preparatoria ya era bastante difícil para un adolescente gay socialmente torpe; a esto añádele la repentina afluencia de cartas misteriosas en su casillero que lo amenazan con mantenerse alejado de su mejor amigo, y tienes la receta...