Capítulo Veinticinco 〜 El diablo está en los detalles

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La casa de Hayden solo podía describirse como suntuosa

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La casa de Hayden solo podía describirse como suntuosa.

No estoy bromeando, tan pronto como entré por esa puerta opulenta de cristales decorativos, mi aliento fue cortado. Si había pensado que el exterior era imponente, el interior me haría cuestionar mi propia clase social. Joder, ¿acaso era pobre?

La arquitectura era tan elegante, los muebles tan modernos, el suelo tan brillante, el espacio tan vasto, las luces tan blancas.

Estas ni siquiera estaban encendidas cuando entramos, Hayden simplemente aplaudió y así, sin más, se hizo la luz. Todo era perfecto. Su sala contaba con un televisor tan grande y un equipo de sonido tan profesional que se me hizo la boca agua. Mierda, este era un absoluto sueño húmedo para un cinéfilo como yo.

Y la mejor parte era que Hayden no daba indicios de alardear de ello. Esta solo era la casa en la que vivía, pero nunca transmitió ningún tipo de aire de superioridad ni nada por el estilo. Parecía ser así de modesto y eso me atraía muchísimo.

El dinero tampoco hacía daño, obviamente...

Tras dejarse caer en su sofá de niño rico, Hayden apoyó el brazo en el respaldo y me invitó a su acostado a señas.

—Iba a guiarte a mi sala de cine, pero esto bastará, ¿no? Te gustará, es de espuma viscoelástica de primera calidad y viene con reclinables incorporados.

¿Ya ven? Humilde...

Me encaminé hacia él, aceptando su brazo sobre mis hombros mientras apoyaba la espalda en el sillón costoso.

—Entonces, ¿qué íbamos a ver, un documental sobre...?

—Uno sobre el arte de la literatura. Eres un tipo inteligente, sé que lo apreciarás —dijo Hayden en lo que manipulaba el control—. James Joyce, Charles Dickens, Virginia Woolf; tú sabes, los clásicos.

Carajo, era tan casualmente perfecto que ni siquiera podía empezar a comprender su existencia. Quiero decir, diablos, ¿Virginia Woolf? ¿Charles Dickens? Se escuchaba como un estudiante de inglés pretencioso, solo que apuesto.

Las luces se habían apagado en tanto que el documental destacaba en la pantalla, de modo que tonos de colores cambiantes nos enmarcaban las figuras.

Y si me dejaba llevar mucho por los círculos que Hayden trazaba en mi hombro, pasaría por alto cómo es que era yo el único realmente concentrado en lo que se reproducía frente a nosotros.

Él me estaba observando. Su mirada se fijó en mis labios como si estuviera aturdido, sus ojos embelesados ​​no parecían flaquear ni una sola vez. Sus lentas exhalaciones golpeaban mi cara como una...

Mierda, se estaba acercando.

¿Cuál era el procedimiento para algo como esto? Hayden Wright se inclinaba con la intención de besarme y lo único que podía hacer era hacerme el despistado estúpidamente.

Para: JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora