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Como ya dije en el anterior capítulo, me pegué el madrugón y ya no pude dormir más, así que preparé mi bolso con mi bañador y mi ropa de cambio, metí en el coche mi raqueta de paddel y toda el resto de mi equitación, me puse mi ropa deportiva y salí al garaje.

Me encontré a mi padre hablando con uno de los nuevos, hablando con el italiano concretamente. No quería que me viera así que rápidamente y sin mirar hacia delante empecé a correr de él hacia el coche, pero me choqué con alguien por el camino, cuando quise darme cuenta ya estaba llena de paja.

– ¡Mierda! – me quejé quitándome toda la paja de encima – ¿No puedes mirar por donde vas? Me has llenado de...joder, seguro tengo perfume en el bolso.

– Eras tú la que no mirabas por donde ibas pero bueno – intentó levantarme pero no lo dejé, era el chico cubano de ojos bonitos. No voy a mentir, me sentí un poco intimidada.

– No me toques – me levanté sola – me has llenado de mierda.

– Te chocaste tú, y no te quejes tanto que la que tiene que limpiar todo esto soy yo

– Si, y solo espero que no le des la paja del suelo a los caballos, la tiras y cojes mas del saco.

– Esta paja está limpia, los caballos pueden comérsela tranquilamente. No tienes por qué desperdiciar esto. Es comida que ellos agradecen.

– Se ha caído, cámbiala, y deja de tratarme de tu como si fuera tu amiga, eres un empleado, haz lo que te digo.

– Disculpe señorita bravo – el se acercó a mi, cosa que me hizo ponerme súper nerviosa, pero obviamente lo disimulé
– creo recordar que la persona que me contrató no fue usted, si no su padre. Por ende no acato sus órdenes. 

Abrí mi boca sorprendida por lo que me estaba diciendo, me estaba saliendo una risa nerviosa que claramente no quería que me saliera y me enfadaba mucho, mientras el también me sonreía como si hubiese ganado él la discusión.

– Espero que no nos perdamos el respeto señor Colón, dedíquese a trabajar – sin más salí de allí, me quise subir a mi coche.

–¡Lore! – escuché a mi padre llamarme, clavé mi mirada en ese chico cubano, el cual, tras recoger la paja salió de allí hacia los establos, me encontré con mi padre de frente.

– Hola.

– Cielo quiero agradecerte el haber hecho el esfuerzo de hoy en integrar a los chicos, ya me han dicho que los has tratado muy bien, estoy orgullosa de ti.

– Gracias papá, tengo que irme, he quedado con los chicos para jugar al paddel y pasar el día en el club de campo – me metí en el coche, bajé la ventana para seguir hablando con él.

– Si, claro, solamente quería compensarte – me dio una tarjetita – vas a ser una gran heredera, tanto de mi empresa como de mi mansión, estoy muy orgullosa de ti.

–¿Que es esto?

– Es un desayuno para mañana, es un brunch en "Sea breeze" para dos personas, para que lleves a quien quieras.

– Podrías venirte conmigo – le dije con una sonrisa – ya que me lo has regalado

– Yo no puedo, cielo estoy...

– Estás ocupado. Y si no estás ocupado estás con tu novia – le sonreí falsamente – Igualmente gracias por el regalo, ya veré con quien lo uso.

Sin mas salí de allí, una pequeña lágrima salió de mis ojos, pero no podía permitirme aparecer por el club de campo con la cara y ojos hinchados.

Entre dos mundos - Erick Brian Colón [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora