Entre dos mundos - Erick Brian Colón [+18]

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– ¿Cómo puedes decirme eso ahora? ¿Me lo dices justo cuando se va?

– Pues hija, te acaba de decir "Te quiero" a la cara, no se que mas te hacía falta para darte cuenta, ¿que hago?

– te estás confundiendo. Tony no siente nada por mi, ¿no crees que me lo habría dicho? Ese "Te quiero" fue uno de hermano, a mi no me engañas.

– ¿y tu no crees que Tony sabiendo que sientes algo por Finn y que son amigos desde que se conocen, se callaría por respeto a ti y a su amistad?

– Que no. que el jamás se fijaría en mi. ¿Como le voy a gustar a Tony?

– ¿Y por que no? A ver, que tienes de malo.

– Tengo 20 años.

– Bueno, el tiene 24, siguiente pregunta.

– No se nada de la vida. No se hacerme ni una trenza, me paso el día leyendo libros, no hago mas nada.

– ¿y? ¿En que influye eso para que le gustes a un chico?

Khai se llevó la mano a la cara, no sabía que decir.

– ¿Te ha dado un infarto?

– Simplemente no me entra en la cabeza, no puedo creerlo – levantó la mirada hacia mi – desde que nos conocemos nos hemos encasillado como grandes amigos. ¿Que ha pasado?

– Pues que te ha visto como la increíble mujer que eres Khai. No hay más. Tienes que quererte mas y darte cuenta de lo que vales.

–  Eso explicaría muchas cosas, esos celos que tiene por Finn, esa sobreproteccion, todo tiene sentido. ¿Ahora que hago?

– Tienes dos opciones, o quedarte con Finn y ser feliz con una relación aparatosa y a distancia o quedarte con Tony, italiano buenorro con cuerpazo que puedes contar con el cada segundo del día. Yo lo veo bastante fácil.

– Pues yo no. Quiero conocer a Finn. Llevo semanas queriendo estar con él. Pronto vendrá y no quiero desaprovecharlo. Tengo muchas preguntas que hacerlo.

Me crucé los brazos mirándola de forma incrédula, ella simplemente se giro y empezó a caminar hacia el coche. De forma incrédula. Y así fue como terminó ese día cargado de emociones.

A la mañana siguiente tomé la decisión de ir a hablar con mi padre, nos encontramos todos en la cocina, desayunando.

– Señor bravo, le han salido las cocineras deliciosas, muchísimas gracias por dejarme quedarme a desayunar. – Escuche la voz de Úrsula peloteando a mi padre.

– Tu siempre has sido de la familia, hija, dale recuerdos a tu madre.

– fuerte garrapata. Ni con agua hirviendo se va – me senté justo al lado de mi padre, khai se sentó al lado de Úrsula.

– Ya llegó la alegría de la casa, Úrsula cielo no le hagas ni caso. Se que tuvieron problemas hasta hace poquito, pero me parece muy bien que estés aquí intentando luchar por vuestra amistad. 

– Rendirme no está en mi vocabulario, Señor Bravo.

– Llámame orlando, que hay confianza mujer.

– Bueno, tengo algo que decir, y necesito que me pongan atención. 

– Que raro, que tu hija busque atención orlando es algo que jamás imaginaría – escuché comentar a Ágata.

– Si me funciona lo que voy a decir te prometo que te pago la operación de nariz, que se que tienes mucho complejo

– Maleducada.