Amor Verdadero

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- ¿Puedo preguntarle algo, mi excelencia?- Tío Horacio había encontrado a Pelado en una colina que daba una vista panorámica al pequeño pueblito del Titirilquen.

Apenas comenzaba a amanecer en Titirilquén, Pelado sabía que pronto el destino de todo el mundo se decidiría dependiendo de las decisiones de dos ángeles y un humano.

-Adelante, eres uno de mis mejores lacayos así que puedo contestarte lo que quieras.

Horacio hizo una mueca de orgullo y se sentó a lado de su amo- ¿Por qué no atrapamos al ángel? Era más sencillo atraparlo y torturarlo hasta que se volviera uno de los nuestros o el Creador lo elevará como un mártir por lo tanto estaría "muerto" en lugar de hacer todo este show.

-Verás, pequeño Horacio, la razón por la que tomé este camino fue porque era más divertido y porque después de tanto años puedo cambiar el equilibrio a nuestro favor. Balón siempre fue blando como ángel supremo pero también fue un ser bastante interesante- los recuerdos de un ángel olvidadizo comenzaron a inundarlo pero se negó a sentir nostalgia- Quiero ver como concluye todo si se hace lo que él quería y ya despues le sacaré ventaja a las cosas.

-Entonces ¿Por qué maldecir en primer lugar al ángel supremo?

Pelado pareció reflexionar un poco, por un momento su rostro con esa sonrisa pícara pasó a ser inexpresivo. 

-Es algo que nadie entendería.


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Tulio sentía su cuerpo demasiado ligero, como si estuviera sumergido en agua, una enorme tristeza lo inundaba su corazón al solo pensar que nunca más volvería a ver a las personas que más amaba.

-Tal vez... Es lo que merezco, un ángel que salió de su rol debe ser castigado- susurro de manera casi audible.

El ángel tenia miedo de abrir sus ojos ¿Qué debería esperar? ¿Un lugar sumergido en la oscuridad y soledad? ¿Al mismísimo Creador preparado con un sin fin de regaños y un castigo honorable? ¿El infierno con sus inmensos paisajes inhóspitos que podían estar inundados de fuego o hielo?  Simplemente quería quedarse en su melancolía y nunca más pensar.

-Vamos muchacho, no tienes que temer- era una voz suave pero extrañamente familiar- En este lugar los sentimientos se pueden intensificar así que siento tu miedo pero te prometo que nada aterrador te ocurrirá. 

Aún temeroso, Tulio suspiro y abrió sus ojos dorados. Estaba acostado en una suave cama y al parecer se encontraba en una habitación muy bonita: La cama era grande y parecía hecha para una persona de la realeza al tener unas sábanas tan finas y de encaje color beige, de lado derecho de lecho había un gran tocador de metal color plata que tenía pequeñas figuras que podrían catalogarse como angelicales y demoníacas alrededor del espejo, un gran candelabro colgaba del techo, las paredes tenían una combinación de colores entre crema y perla y en medio de todo había una mesita forrada con encaje de nubes mientras que encima de esta había un gran jarrón de lirios blancos y sin olvidar dos sillas, una enfrente de otra. 

-¿Dónde estoy?- Tulio miraba con asombro su habitación, le encantaba la decoración tan excéntrica. 

-Es una especie de limbo- La voz intervino de nuevo materializándose en una personas sentada en una de las sillas- los humanos no suelen caer aquí porque inmediatamente o van al cielo donde pueden renacer o al infierno donde pagan por sus pecados por unos buenos años para que se les dé otra oportunidad. De vez en cuando he visto a algunos a los que debó guiar para saber su destino final.

Alluring SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora