𝚇𝙻. 𝙴𝚙í𝚕𝚘𝚐𝚘

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𝟔:𝟎𝟎𝐚𝐦

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𝟔:𝟎𝟎𝐚𝐦.
𝐋𝐮𝐧𝐞𝐬, 𝐬𝐨𝐥𝐞𝐚𝐝𝐨.
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El sol se filtra por la única y diabólica rendija de la ventana, y encuentra la forma de iluminar exactamente el sitio donde está el rostro de Damian, que seguramente se durmió hasta tarde pensando en lo mucho que extrañaba a esa mujer...

Con una mueca de fastidio, el hombre se cubre el rostro, pero se obliga a levantarse, porque sabe que, si no lo hace, se quedará dormido y llegará tarde al trabajo.

"Tomó lo primero que encontró..."

Él era así, al menos, desde que la perdió.

Sus ciclos de sueño eran irregulares, apenas y dormía tres o cuatro horas por la madrugada. Era detallista en su trabajo, no tomaba descansos si algo iba mal. Podía pasar días enteros sin beber agua por simplemente no darse cuenta, o comía muy poco con tal de terminar todo lo que tenía pendiente. Llegó a creerse asexual al no sentir ninguna atracción hacia nadie, ni siquiera el mínimo interés. Era directo en cuanto a sus rechazos: un rompecorazones nacido para los "No", pues prefería no andar con rodeos y ahorrar decepciones. Su corazón era, es y será para ella, las otras mujeres, no tenían cabida en su corazón.

¿Qué era lo que iba mal? Lucía tan triste fuera de sus cuatro paredes, aún viviendo al lado del perro de su amada, en el departamento de su amada. No parecía tener todo bajo control, y tenía talento de sobra para la música, pero sus melodías eran todas tristes... ¿Se puede ser tan indiferente en guardar las apariencias? Y una duda muy importante...

¿Cómo había llegado a tal situación?

Pues, tú lo sabes perfectamente, incluso, mucho mejor de lo que él mismo sabe.

Era solo el inicio de una larga jornada de malos ratos... Pero, ¿cómo estaba Damian luego de todo eso...?

Destrozado, todos lo saben, él no se molesta en esconderlo, ni necesita hacerlo.

Ella siempre tenía una respuesta a todo dilema, era una solución, un pilar, un apoyo. Ella fue criada para arrasar, y arrasó con el corazón de Damian, llenándolo hasta el borde, para luego marcharse y dejarlo vacío.

Luego de su rutina de la mañana, Damian alimenta a su perro, "Pepinillo", a quien cuida como a su vida. Con el can a gusto y alimentado, el hombre sale de casa, va a una cafetería cercana y se compra un Panini, un café negro con 2 terrones de azúcar, y una galleta de chocolate amargo, porque, eran las galletas favoritas de ella.

Damian llegaba a su trabajo puntualmente, 15 minutos antes de su hora de entrada, tiempo que usaba para limpiar su oficina y desayunar rápidamente.

Así iniciaban los días de trabajo para el, con una pequeña revisión a las redes sociales de su academia y una vuelta por el lugar para organizarse.

Tu Última Ex.Cusa [Libro 1: Ignition] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora