𝚇𝚇𝚅𝙸𝙸𝙸. 𝙾𝚕𝚘𝚛 𝚊 𝚝𝚊𝚋𝚊𝚌𝚘 𝚢 𝙲𝚑𝚊𝚗𝚎𝚕

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𝟗:𝟒𝟖𝐩𝐦

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𝟗:𝟒𝟖𝐩𝐦.
𝐃𝐨𝐦𝐢𝐧𝐠𝐨, 𝐧𝐮𝐛𝐥𝐚𝐝𝐨.
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     Según se rumoreaba, Damian sería trasladado a una habitación regular el día lunes, en horas de la mañana. Todos estaban felices por su recuperación; pronto ya no necesitaría de la respiración asistida, y sería dado de alta para tomar reposo en casa.

     Pero ya no tenía una casa a la cual regresar...

     Eso era lo de menos; Kath insistió en hospedarlo y dedicarse enteramente a cuidarlo, tal y como él hizo por ella en su momento. La diferencia era que Damian requería ayuda con la revisión de sus quemaduras, que, afortunadamente, no alcanzaron ningún nervio. Kath solicitó ayuda de algunas enfermeras para asesorarla antes de que siquiera movieran a Damian de habitación. Se aseguraba de prepararse bien.

     En esos días también se dio el último adiós a Lawrence, abogado de Kath y hermano de Celine. Los oficiales tomaron las declaraciones tanto de Kath como de Allison; ambas ocultaron las pruebas que tenían en contra del patriarca de los Olson, pues... tenían el presentimiento de que la policía estaba comprada por él.

     Celine estaba destrozada. Lawrence y su hermano menor, Castiel, eran la luz de sus ojos, su única familia de este lado del mundo, y no concebía la idea de haber perdido a quien fue la imagen de su padre toda su vida. Estaba severamente afectada. Todos habían ido a verla para subirle el ánimo, pero fue en vano. Caleb, como su fiel esposo y compañero, no se despegaba de ella, y mantenía a todos informados del estado de Celine.

     Pero, durante estos días... ¿Qué había sido de Jaden?

     Pues, desde que regresó de su atentado contra Damian, las cosas para él estaban un poco distorsionadas.

     Jaden es una dualidad, una sombra de locura que se cierne sin escrúpulos sobre un alma que, alguna vez, fue luz.

     Una parte de sí lo obligaba a aislarse en su habitación; pidió que cerraran desde afuera, en un momento de lucidez. La mayor parte de su día la pasaba tirado en el suelo, ignorando cada pensamiento intrusivo que le abordaba. Sus antebrazos estaban cubiertos de quemaduras de cigarrillo, y el piso, a su alrededor, era un mar de envoltorios de comida y colillas gastadas que por algún motivo estaban perfectamente alineadas y ordenadas por colores.

     La habitación apestaba a tabaco, pero se impregnaba de Chanel para disimular el olor, la misma Chanel #5 que le había regalado a ella...

     Ella. Esa morena sin nada que ofrecerle, que no era linda ni delicada, que no tenía curvas ni clase. La misma que lo amó profundamente, que curó sus fiebres y frecuentes malestares, la que lo llenaba de amor y dulces besos, y que siempre lo miraba cual más preciado ser...

      A la misma que la parte cuerda de su dual naturaleza, extrañaba con dolor ardiente.

     Pero si Jaden no la ama, no la amó, y nunca va a amarla... ¿Cierto? Los rincones más oscuros del alma de Jaden no le permitían amar a nadie que no fuese él mismo. Tenía celos de Damian, porque él ahora era el dueño del amor fiel y sincero de esa mujer que tanto le quitaba el sueño. Pero no la ama, por supuesto que no. Él solo quiere su atención, su adulación, sus besos que lo dejaban sin aire, sus pequeñas manos sobre sus mejillas...

Tu Última Ex.Cusa [Libro 1: Ignition] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora