𝙸. 𝙿𝚛ó𝚕𝚘𝚐𝚘

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𝟔:𝟎𝟎𝐚𝐦

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𝟔:𝟎𝟎𝐚𝐦.
𝐋𝐮𝐧𝐞𝐬, 𝐬𝐨𝐥𝐞𝐚𝐝𝐨.
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     El sol se filtró por la única y diabólica rendija de la ventana, y encontró la forma de iluminar exactamente el sitio donde estaba el rostro de Kath, que seguramente se durmió hasta tarde jugando alguno de sus videojuegos...

     Con una mueca de fastidio, la chica se cubrió el rostro, pero se obligó a levantarse, porque sabía que, si no lo hacía, se quedaría dormida y llegaría tarde al trabajo.

"Tomó lo primero que encontró..."

     Ja, ja... no, ella no era así, al menos, no con su vestimenta. Siempre se tomaba al menos 10 minutos para escoger su conjunto del día cuidadosamente: siempre vistiendo negro, pero nunca en todo el conjunto, su regla de oro dictaba qué, si la camiseta de uniforme de su trabajo asignada para ese día era colorida, el resto del atuendo era negro, pero, si su camiseta era negra, la combinaba con otro color, normalmente, gris o azul oscuro... Es alguien vanidosa, suele vestirse para sí misma, y no se molesta en tomar en cuenta las recomendaciones de vestimenta que recibe de "los expertos", y con expertos, hablamos de todo aquel que desee opinar, y tomando en cuenta lo delgada que ella era... ¿Imaginas los comentarios que podría recibir?

     ¿Por qué siempre necesitan ser tan ofensivos? Es bastante delgada, "Deberías comer más", "la brisa te va a llevar volando"...

     ¿Pero qué más quieren? Kath es el tipo de chica cuyo maquillaje siempre estaba perfecto: ojos delineados con un poco de sombra negra y mascara de pestañas, los labios teñidos en un borgoña profundo, prefería el cabello al viento, perfectamente alaciado y brilloso, casualmente, tiñe parte de su cabello exactamente en el mismo tono de color de su labial favorito... Y no olvidemos el perfume. Ama las fragancias delicadas, pero duraderas, y se toma muy en serio la correcta aplicación del mismo. Le gustaba lucir femenina, a su manera, pero por alguna razón, siempre recibía una que otra crítica alegando lo contrario...

     Suena como alguien que tiene todo en orden, alguien que cuida de sí... No es tan alejado de la realidad, pero, si mirabas alrededor de su habitación y de sus dilemas... Todo es un completo desastre. Sus ciclos de sueño eran irregulares, apenas dormía tres o cuatro horas por la madrugada. Era perfeccionista en su trabajo y estudios, no tomaba descansos si algo iba mal, no sentía satisfacción en sus éxitos, no sentía gozo, solo alivio de salir de un compromiso más. Podía pasar días enteros sin beber agua por simplemente no darse cuenta, o comía muy poco con tal de terminar todo lo que tenía pendiente. Llegó a creerse asexual al no sentir ninguna atracción hacia nadie, ni siquiera el mínimo interés, era directa en cuanto a sus rechazos: una rompecorazones nacida para los "No", pues prefería no andar con rodeos y ahorrar decepciones. Cambió de carrera universitaria tres veces, de trabajo otras tantas, y ni hablar de la cantidad de psicólogos a los que visitó en los últimos años con una única cita entre cada uno, porque no se sentía a gusto...

Tu Última Ex.Cusa [Libro 1: Ignition] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora