𝚇𝚇𝙸𝚇. 𝚂𝚞 𝚙𝚎𝚛𝚏𝚒𝚕

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𝟕:𝟐𝟔𝐚𝐦

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𝟕:𝟐𝟔𝐚𝐦.
𝐋𝐮𝐧𝐞𝐬, 𝐥𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚𝐬 𝐝𝐢𝐬𝐩𝐞𝐫𝐬𝐚𝐬.
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—¿Estás segura de que eso va a quedarle? dijo Allison dudosa, sosteniendo unos pantalones enormes.

—¡Si sé, si sé! Yo pasé con 10, ¡Ma-te-má-ti-cas! añadió Kath mientras tomaba los pantalones y los colocaba en el pechero, sacando un par 3 tallas más pequeño.

    La rubia soltó una carcajada, contenta de ver que Kath estaba de buen humor y tan radiante después de días tan grises como los anteriores—. Es que se ven... pequeños... con duda en su voz, colocó el par de pantalones en su canasta.

     Últimamente, Kath y Allison se habían vuelto muy cercanas. Aprendieron mucho la una de la otra, y se tomaron gran confianza en temas más sensibles. Kath se sentía en confianza como para expresar algunas de sus angustias a la rubia, y Allison le escuchaba y comentaba algunas de sus inquietudes, estando casi siempre de su lado. Incluso fueron juntas al salón de belleza para ayudar a reparar el cabello de Kath, y Allison se tiñó las puntas de color violeta, alentada por la morena.

     Ese día, ambas estaban de compras. ¿Qué compraban? Ropa y productos personales para Damian...

—Esta es su talla de pantalón, XL en camisetas para descansar y L en camisetas de centro para que se ajusten a su cuerpo. Zapatos talla 43, le gustan los colores fríos, gris, blanco, azul... porque resalta sus ojos. Oh, ¡la One Million! Casi olvido su perfume favorito... Allison la miró impresionada, vaya que sabía lo que hacía...

—¿Entonces por qué llevas tanta ropa negra...? Aaaaaah... ya entiendo... ambas compartieron una sonrisa, terminaron sus compras, y partieron con rumbo a casa de Kath, donde juntas acomodaron el cuarto de visitas para Damian.

     Kath afinaba los últimos detalles, y Allison se apartó un momento para ir a la cocina. De una vianda, extrajo una pequeña bolsa, Kath entró minutos después para ver qué hacía; vio dos pequeños vasitos sobre la mesa. Se sentó y observó; Allison la notó, y comenzó a servir una especie de pequeños panes en una bandeja.

—¿De donde sacaste esos? preguntó Kath mientras tomaba una especie de pequeño croissant dulce.

—¡Son facturas! expresó una sonriente Allison, que también colocó uno de los extraños vasitos al lado de la morena. Se sentó frente a ella, y la invitó a probar—. Cuidado, el mate está caliente.

—¿Facturas? Esto no luce como las facturas que conozco... ¿esto es mate? preguntó mientras probaba la bebida y saboreaba, para luego seguir tomándola con una leve sonrisita—. ¿De donde lo sacaste?

Tu Última Ex.Cusa [Libro 1: Ignition] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora