Prólogo: Adiós A La Hacienda Chankimha

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El sol comenzaba a descender, bañando la hacienda Chankimha en un cálido resplandor dorado. Mientras me acercaba a la entrada, el peso de mis decisiones y el nudo en mi estómago me resultaban abrumadores. Este era el momento que había planeado con tanto cuidado, el instante en el que debía terminar con todo, sin dejar lugar a dudas ni segundas oportunidades.

Freen me recibió con una sonrisa radiante, sus ojos brillando con una mezcla de alegría y amor. Al verme, se lanzó hacia mí, envolviéndome en un abrazo apretado. Su calidez era una contradicción dolorosa con el frío que sentía en mi corazón. Intentó besarme, pero mi instinto me llevó a alejarme, la verdad a punto de salir a la luz.

—¿Todo bien, Becky? —preguntó Freen, su voz llena de preocupación.

El tono de mi respuesta fue más frío de lo que había imaginado, mi corazón se estaba rompiendo mientras hablaba.

—No, Freen. He estado pensando y creo que no te amo tanto como decía. Quiero terminar nuestra relación.

El golpe en su rostro fue visible, un dolor tan profundo que casi me derrumbó. La tristeza en sus ojos era palpable mientras me miraba, suplicando.

—No podemos terminar. No puedo vivir sin ti.

Sus palabras me atravesaron como cuchillos afilados, causando un dolor profundo que había empezado a crecer en mi pecho. El plan había sido que se enamorara de mí hasta el punto de no poder vivir sin mí, pero ahora, al enfrentar su desesperación, sentía un arrepentimiento desgarrador. Me disculpé con un susurro, mi tono tan frío como la distancia que estaba a punto de poner entre nosotras. Me dirigí hacia la puerta, el corazón pesado con cada paso que daba.

—¡No te vayas, Becky! —imploró Freen, tomando mi muñeca con desesperación.

La desesperación en su voz era dolorosa. La vi arrodillada en el suelo, sus manos aferrándose a mi cintura mientras me suplicaba que no la dejara. La empujé, haciendo que cayera al suelo.

—¡No te amo! ¡Te ves patética suplicando por un amor que no tienes! —grité.

La imagen de Freen en el suelo, llorando con el corazón roto, desgarró mi propia alma. Quería consolarla, pero el recuerdo de la carta de mi hermano Richie, el dolor de su pérdida, y la venganza que aún alimentaba mi corazón, me mantenían en mi lugar. Freen, en medio de sus lágrimas, me miró con un rastro de esperanza.

—Entonces, al menos finge que me amas. No me dejes.

—Adiós, Freen. —El frío en mi voz fue aún más punzante cuando respondí aquello.

Y con una última mirada hacia el dolor que había causado, salí de la hacienda, sintiendo el peso de mi propia traición y el lamento de lo que podría haber sido. El camino hacia la salida era un sendero de arrepentimiento, y el amor que había intentado manipular ahora se convertía en un recordatorio constante de mi propia fragilidad.

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Ahora pueden imaginar lo que se viene.
Espero y disfruten esta última historia que pienso publicar durante un tiempo.

Nos leemos pronto en: Vino El Amor.

❤️👑🍓

Entre La Venganza Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora