Rebecca Armstrong
Me levanté de la cama totalmente confundida, mi rostro ardiendo al imaginar todo lo que pudo haber pasado anoche. Freen, aún nerviosa, rompió el silencio.
—Deberíamos hablar.
Asentí, intentando acercarme a Freen, pero en ese momento la sábana que envolvía mi cuerpo se deslizó, dejándome completamente expuesta. Vi cómo Freen me escaneaba con las mejillas rojas antes de apartar la mirada rápidamente.
—Lo siento —murmuré, agachándome para recoger la sábana y volver a cubrirme.
—No hay problema —dijo Freen, dándose la vuelta para darme privacidad.
Aproveché el momento para acercarme al armario y tomar una bata, poniéndomela apresuradamente. Mi corazón latía con fuerza, una mezcla de vergüenza y confusión inundando mis pensamientos. Mientras me ajustaba la bata, traté de ordenar mis ideas.
—Freen —comencé de nuevo, esta vez con más firmeza, —anoche... no sé qué pasó exactamente, pero quiero aclararlo.
Freen se giró lentamente, aún sin mirarme directamente a los ojos. —Yo tampoco estoy muy segura de cómo llegamos a esto —admitió, su voz temblorosa.
Me acerqué a la cama y me senté, tratando de encontrar las palabras correctas. —Tal vez deberíamos empezar por el principio —sugerí, —¿recuerdas algo más de anoche? ¿Cómo terminamos aquí?
Freen finalmente me miró, sus ojos reflejando la misma confusión que sentía. —Recuerdo que nos reíamos mucho, luego el taxi, y... después todo es un poco borroso.
Asentí, sintiéndome un poco aliviada de que no era la única con lagunas en la memoria. —De acuerdo, entonces tal vez deberíamos tomar un café y tratar de reconstruir lo que podamos.
Freen asintió, una pequeña sonrisa asomando en sus labios. —Eso suena como un buen plan.
Nos dirigimos a la cocina, ambas tratando de dejar a un lado la incomodidad y concentrarnos en entender lo que había sucedido.
Mientras caminábamos hacia la cocina, el timbre sonó, haciéndome fruncir el ceño. No esperaba a nadie. Me dirigí hacia la puerta bajo la atenta mirada de Freen, quien parecía algo preocupada. Al abrir, me encontré con Nat, quien me saludó cariñosamente con un beso en los labios.
En el instante en que Nat me besó, me percaté de la expresión confusa y decepcionada en el rostro de Freen. Sentí un nudo en el estómago, pero intenté mantener una actitud relajada.
—Amada novia —sonrió Nat.
Quise explicarme frente a Freen. Sin embargo, Freen decidió irse sin decir una palabra, y mi corazón se hundió al ver cómo se alejaba.
Me volví hacia Nat, intentando forzar una sonrisa. —¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté, aunque mi tono era más frío de lo que pretendía. Nat se acercó para darme otro beso, pero lo esquivé con un paso hacia atrás.
—¿Qué pasa, Becky? —preguntó Nat, sin notar el cambio en mi actitud.
—¿Qué pasa? ¡Lo que pasa es que acabas de arruinar todo! —exclamé, mi voz cargada de frustración. Quizás ahora Freen estaba pensando lo peor de mí. —No podías simplemente aparecer y besarme así, sin avisar. ¿No viste que estaba en medio de algo aquí?
Nat frunció el ceño, sorprendido por mi reacción. —Solo vine a ver cómo estabas. No sabía que…
—No sabías que esto no era el momento adecuado, ¿verdad? —interrumpí. —Tú y yo necesitamos hablar sobre esto, pero ahora no es el momento. Lo hiciste todo mal.
Nat me miró confundido y un poco herida. —Lo siento, Becky. No era mi intención hacerte sentir mal. Pensé que después de todo el tiempo que llevamos juntos teníamos una relación.
—¿Relación? —pregunté confundida —¿Me estás jodiendo, verdad? No estoy de humor. Solo… vete, por favor.
Nat asintió, aún desconcertado, y se fue sin decir una palabra más. Me quedé sola en la entrada, sintiendo un peso en el pecho. Miré hacia la cocina, donde Freen ya no estaba, y el remordimiento me envolvió. La culpa por la situación y el dolor por la decepción en los ojos de Freen me hicieron sentirme más tonta y herida de lo que había imaginado.
Suspiré profundamente, tratando de recuperar la compostura antes de regresar al interior. Tenía que hacer lo que fuera necesario para arreglar las cosas, pero en ese momento, el dolor y la confusión me invadían.
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Cuando llegué a la oficina con el ramo de rosas en las manos, me sentía ansiosa y algo temblorosa. Había pasado toda la mañana tratando de pensar en cómo podía enmendar las cosas, y decidí que un gesto sincero como este podía ser un buen comienzo. Me dirigí hacia el set donde Freen estaba trabajando, concentrada en ajustar las luces para la próxima sesión de fotos.
Al llegar, vi que Freen me miró de reojo, hizo una mueca de disgusto y volvió a concentrarse en su trabajo. Mi corazón se hundió un poco, pero me acerqué con determinación.
—Freen —llamé, sosteniendo el ramo de flores con ambas manos. —Necesito hablar contigo.
Freen no respondió. La llamé de nuevo, un poco más fuerte esta vez, pero aún así no me prestó atención. Me sentí herida y frustrada. —¿Vas a seguir ignorándome?
Finalmente, Freen me miró con una expresión seria, y me lanzó una pregunta mordaz. —¿Le llevas flores a todas las personas con las que te acuestas al día siguiente?
El comentario me sorprendió y me dolió profundamente. Me sentí herida por la acusación, pero al mismo tiempo, sabía que me lo merecía después de lo que había pasado. Tomé una respiración profunda, intentando mantener la calma. —Solo me he acostado contigo y a ti es la única persona que le traigo flores después de lo que pasó —dije, intentando explicar. —No con todos los que…
—¿Ah, sí? ¿Y tu novio también? —respondió Freen con voz sarcástica. —¿O quizás no?
Sus palabras me hirieron más de lo que había esperado. Me sentí mal por la situación y entendí que había cometido un error al no haber sido clara desde el principio. No sabía qué decir para arreglarlo, y el silencio que siguió me hizo sentir aún más incómoda.
Suspiré y miré el ramo de flores en mis manos. —Lo siento, Freen. Me equivoqué al manejar la situación. Quería disculparme y mostrarte que realmente me importa lo que pasó entre nosotras.
Freen no dijo nada, y el silencio entre nosotros se hizo incómodo. Me di cuenta de que las palabras no eran suficientes para enmendar lo que había sucedido, pero esperaba que este gesto al menos pudiera ser un primer paso hacia la reconciliación.
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Entre La Venganza Y El Amor
FanfictionRebecca Armstrong tenía una vida perfecta hasta que su hermano, Richie, se suicidó, dejando una devastadora carta que revelaba el motivo de su muerte. Consumida por el dolor y el enojo, Rebecca jura vengarse de la persona responsable. Sarocha Chanki...