Rebecca Armstrong
Ver a Freen salir apresuradamente del set me hizo hervir de frustración. Le dirigí una mirada asesina a Nat, sintiendo la rabia bullir en mi interior. Me apresuré hacia la puerta y le ordené con voz fría y molesta:
—Espérame en mi oficina —Nat se sobresaltó, visiblemente sorprendido por mi tono. Sin esperar respuesta, cerré la puerta con fuerza, sintiendo la adrenalina correr por mis venas. Tenía que hablar con Freen antes de que se fuera.
Corrí por el pasillo, alcanzándola antes de que pudiera salir del edificio. La agarré del brazo y la llevé al cuarto de mantenimiento, cerrando la puerta detrás de nosotras. Freen me miró con una mezcla de enfado y desconcierto.
—¿Qué quieres? —preguntó, intentando abrir la puerta. Me interpuse, apoyando las manos en la puerta para bloquear su salida. Su proximidad me hizo sentir una mezcla de nerviosismo y urgencia.
—Necesito aclarar las cosas —dije, tratando de mantener la voz firme.
Freen se cruzó de brazos, su expresión se volvió más fría, pero al mismo tiempo mordí mi labio, se veía extremadamente sexy.
—¿Aclarar qué? —replicó con sarcasmo—. ¿Necesitas explicarme por qué le has sido infiel a Nat?
Su acusación me dolió profundamente. Respiré hondo, intentando controlar mis emociones.
—No le he sido infiel a Nat —le dije, sintiendo que la situación se estaba saliendo de control.
Freen se rió, una risa amarga que resonó en el pequeño espacio.
—Claro, todo esto fue un error —dijo con ironía—. Haberme acostado conmigo fue un error, ¿verdad?
Cada palabra que decía me hería más. No solo estaba herida por la situación, sino por la forma en que Freen interpretaba todo. Sabía que había hecho mal al no explicar las cosas desde el principio, pero nunca imaginé que las cosas terminarían así. Tragando saliva, me preparé para decir la verdad.
—Nat y yo no somos pareja —confesé, sintiendo que cada palabra era como un peso que se aliviaba al salir.
Freen me miró con incredulidad, su expresión cambiando de sorpresa a confusión. El silencio que siguió fue opresivo. No sabía cómo continuar ni cómo podría arreglar las cosas. El nudo en mi garganta se hizo más grande, y me di cuenta de que estaba al borde de perder algo realmente importante.
Observaba cómo Freen me miraba con una mezcla de confusión y escepticismo, tratando de encontrar alguna mentira en mis palabras. La tensión en el aire era palpable, y el silencio se hacía cada vez más pesado. Finalmente, después de lo que parecieron minutos interminables, Freen asintió.
—Quizás confíe en tus palabras —dijo, su tono algo más suave, aunque aún distante.
Aquello me tranquilizó un poco, pero no lo suficiente para disipar toda mi inquietud. Sabía que aún quedaba mucho por resolver. Ambas volvimos a nuestros respectivos trabajos, pero mi mente estaba ocupada con lo que acababa de ocurrir. Tenía que hablar con Nat.
Al llegar a mi oficina, lo encontré sentado en la pequeña sala. Parecía nervioso, y su expresión se volvió aún más tensa cuando me vio entrar.
—Es momento de aclarar las cosas —le dije, cerrando la puerta detrás de mí.
Nat me miró, y después de un momento de vacilación, se atrevió a hablar.
—Becky, en los últimos meses que estuvimos juntos, me enamoré de ti —confesó, su voz cargada de emoción.
Sentí una punzada de culpa, pero sabía que tenía que ser honesta. Tomé aire y le respondí con firmeza.
—Nat, lo que pasó en los últimos meses solo era sexo casual. Desde el principio te dije que no esperes que lleguemos a algo más que eso.
Sus ojos se llenaron de dolor y desilusión, pero no podía darle falsas esperanzas. No cuando mis sentimientos estaban tan confundidos y complicados. El silencio que siguió fue incómodo, pero necesario. No había vuelta atrás en mis palabras ni en mis acciones. Sabía que debía enfrentar las consecuencias y seguir adelante, por difícil que fuera.
Nat me miró con una mezcla de desesperación y esperanza.
—Becky, por favor, dame la oportunidad de conquistarte. No te pido nada más.
Sentí una punzada de culpa, pero sabía que tenía que ser firme.
—Nat, no puedo. Lo mejor es que cortemos todo tipo de comunicación entre nosotros. Es lo más sano para ambos.
Nat pareció no saber qué decir por un momento, y finalmente asintió con resignación. Sin decir una palabra más, se levantó y salió de la oficina. Yo pasé mis manos por el cabello en un gesto de desesperación y suspiré al ver la carpeta que Saint me había dado sobre el escritorio. Freen me gustaba, me gustaba demasiado y eso lo tenía claro, pero en aquel momento, el peso de aquella promesa era más fuerte.
"Lo pagarás, Sam. Juro que haré que sufras igual o peor que Richie".
Aquellas habían sido mis palabras, y pensaba cumplirlas al precio que sea.
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Ya había anochecido cuando salí del edificio. Mientras caminaba hacia la salida, observé a Freen en la acera, mirando su teléfono. Decidí acercarme.
—¿Qué estás haciendo aquí tan tarde? —le pregunté, tratando de sonar casual.
Freen levantó la vista y sonrió levemente.
—Estoy esperando a mi hermana.
Sentí una tensión repentina en mi cuerpo, pero traté de disimular. No quería que Freen notara nada.
—¿Tu hermana es tan guapa como tú? —le pregunté con un tono coqueto.
Freen me miró con recelo, sus ojos entrecerrados.
—¿Por qué lo preguntas?
No pude evitar reírme ante su reacción.
—Para mí, solo tú eres guapa.
Vi cómo Freen se sonrojaba ligeramente. Decidí aprovechar el momento e intenté acercarme para besarla, pero Freen rápidamente cubrió mi boca con su mano. Fruncí el ceño, indignada.
—Aún estoy molesta contigo —dijo Freen, sonriendo.
Sus palabras me hirieron, pero sabía que me lo merecía.
En ese momento, las luces de una camioneta nos iluminaron y se estacionaron frente a nosotras. Freen sonrió al ver cómo su hermana bajaba de ella, mientras que yo sentía cómo la ira se apoderaba de mí. Freen abrazó a su hermana y luego se volvió hacia mí.
—Becky, te presento a mi hermana, Sam —dijo con una sonrisa.
Extendí mi mano hacia Sam, y ella la recibió con una sonrisa. Esa sonrisa hizo que mi enojo aumentara, y sin darme cuenta, apreté su mano un poco más de lo necesario. Al ver el rostro confundido de Sam, recuperé mi razonamiento y rápidamente la solté, disculpándome.
—Lo siento —dije, tratando de sonar sincera.
Sam aseguró que no había ningún problema, mientras Freen se despedía y subía a la camioneta junto con su hermana. Observé cómo la camioneta se alejaba, y entonces susurré para mí misma:
—Muy pronto haré que esa sonrisa se borre de su rostro.
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Me duele, me quema :(
Escritora, por favor, cambia en prólogo.
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Entre La Venganza Y El Amor
FanfictionRebecca Armstrong tenía una vida perfecta hasta que su hermano, Richie, se suicidó, dejando una devastadora carta que revelaba el motivo de su muerte. Consumida por el dolor y el enojo, Rebecca jura vengarse de la persona responsable. Sarocha Chanki...