Capítulo 14: Accidente

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Sarocha Chankimha

Estaba montada sobre Bravo, mi caballo blanco con manchas cafés, disfrutando de la libertad que me ofrecía la mañana. Decidí hacer una pausa bajo un árbol de cerezos, cuyos suaves pétalos estaban a punto de caer. El sol matutino iluminaba el paisaje con una luz dorada, creando una atmósfera mágica que me permitía disfrutar de la tranquilidad del campo.

Nam apareció a mi lado con un semblante de decepción. —No es justo —dijo, mientras se acercaba con su caballo. Le sonreí, sabiendo exactamente a qué se refería. Bravo siempre había sido el mejor caballo en el establo, y era casi imposible competir con él en velocidad y agilidad. —Acepta que Bravo y yo somos un equipo imbatible —le respondí, riendo. Nam, con un giro de ojos, se preparó para la siguiente ronda. Ambas nos lanzamos a galopar de regreso hacia la hacienda, disfrutando de la competencia amistosa entre nuestros caballos.

A pesar de la diversión, mi mente no dejaba de pensar en Becky. Aunque la mañana era agradable y el paseo a caballo era exactamente lo que necesitaba, no podía evitar sentir que algo faltaba. Extrañaba a Becky, algo que no me esperaba. Mi corazón se sentía dividido entre la alegría de la libertad y la melancolía por la ausencia de su compañía.

Nam, al notar mi distracción, me sacó de mis pensamientos. —¿Qué pasa con Rebecca? —preguntó, su voz llena de curiosidad. Me sonrojé un poco, sorprendida por la pregunta directa. —Las cosas van bien —respondí con un tono que intentaba ser casual, pero que delataba mi nerviosismo. —Poco a poco —. Nam frunció el ceño, claramente intrigada. —¿Hay algo que no me has contado?

Intenté esquivar el tema. —Es hora de desayunar —dije rápidamente, girando mi caballo para alejarme. Nam no se dio por vencida y me gritó desde atrás, —No te vas a escapar tan fácil. —Sentí un leve rubor en mis mejillas mientras aceleraba el paso, riendo en voz baja. A pesar de mi intento por evitar la conversación, no podía evitar sentirme agradecida por la preocupación y la amistad de Nam.

Montamos juntas hacia la hacienda, disfrutando del último tramo del paseo. Aunque traté de desviar la conversación, sabía que tendría que enfrentar mis sentimientos y hablar de Becky en algún momento. Por ahora, me concentré en el presente y en el hecho de que había amigos a mi lado que estaban dispuestos a escucharme.

Mientras continuábamos nuestro paseo, algo inesperado ocurrió. De repente, Bravo empezó a inquietarse, agitando la cabeza y pisando con impaciencia. Intenté mantener el control, pero el caballo estaba agitado sin razón aparente. No tuve tiempo de reaccionar antes de que Bravo diera un brinco y yo, incapaz de mantener el equilibrio, caí al suelo con un golpe sordo.

Me quedé tendida en la hierba, el dolor punzante en mi tobillo me hizo quejarme mientras miraba la escena con cierta confusión. Observé a una culebra deslizándose por el terreno, alejándose rápidamente del lugar. Me di cuenta de que esa era probablemente la causa del alboroto de Bravo.

Nam llegó en un instante, su rostro lleno de preocupación. Se agachó a mi lado, ayudándome a levantarme con cuidado. —¿Te duele algo? —preguntó, su voz tensa.

—Sí —respondí con un susurro dolorido. —Creo que me lastimé el tobillo.

Nam me ayudó a subir de nuevo a Bravo, que ya estaba mucho más calmado. El dolor en mi tobillo era constante y me impedía moverlo con libertad, pero traté de mantener la compostura mientras nos dirigíamos hacia la hacienda. Nam montó su caballo y se colocó a mi lado, asegurándose de que no perdiera el equilibrio.

El regreso al establo fue silencioso, salvo por el sonido de nuestros caballos y el ocasional crujido de las ramas bajo sus pezuñas. Agradecí la compañía de Nam, quien, sin dudarlo, se había mostrado solidaria en un momento inesperado. Aunque el dolor era incómodo, la ayuda de Nam hizo que la situación fuera mucho más llevadera.

Cuando llegamos a la hacienda, nos dirigimos al establo para atender mi tobillo. La ayuda de Nam fue invaluable y, aunque aún sentía un dolor agudo, me sentía aliviada al saber que estaba en buenas manos. Agradecí su preocupación y apoyo mientras ambos nos dirigíamos a la casa para que pudiera recibir el tratamiento necesario para mi tobillo.

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Estaba recostada en mi habitación, con una bolsa de hielo en mi tobillo para aliviar el dolor. Nam ya se había ido y Sam había salido a buscar algunas cosas en la ciudad. La tranquilidad de la casa me permitió relajarme un poco y distraerme con mi teléfono.

Al revisar mi pantalla, vi un mensaje de Becky y no pude evitar sonreír. Abrí el chat y leí su mensaje:

"¿Estás bien? ¿Por qué no has llegado al trabajo?"

Con una mezcla de cansancio y frustración, decidí responderle rápidamente:

"Tuve un accidente con el caballo y no podré ir al trabajo por unos días."

Esperé con la esperanza de recibir una respuesta reconfortante o al menos un mensaje de preocupación. Sin embargo, después de unos minutos, vi que Becky había leído mi mensaje pero no respondió. La palabra "Visto" en la pantalla me dejó un sabor amargo. Suspiré, decepcionada, mientras el dolor en mi tobillo parecía intensificarse con la espera de una respuesta que no llegó.

Entre La Venganza Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora