Sarocha Chankimha
Desperté con los rayos del sol filtrándose por las cortinas de mi habitación. Me estiré, disfrutando del calor y la tranquilidad de la mañana en la hacienda. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, donde encontré a mi hermana Sam con una taza de café en las manos.
—Buenos días, Sam —dije con una sonrisa.
—Buenos días, Freen —respondió, devolviéndome la sonrisa mientras tomaba un sorbo de su café.
Me acerqué al frutero y tomé una manzana, sentándome en la mesa.
—Tengo que salir a la ciudad hoy para comprar algunas cosas para el ganado —me avisó Sam.
Asentí, masticando la manzana.
—Está bien. De hecho, necesito algunas cosas para montar mi estudio en la pequeña cabaña cerca de la hacienda. ¿Te importa si voy contigo?
Sam sonrió.
—Claro, no hay problema.
Un par de horas más tarde, estábamos en el coche, camino a la ciudad. La hacienda Chankimha estaba bastante alejada, por lo que el viaje tomaba aproximadamente una hora. El paisaje era hermoso, con verdes campos y montañas a lo lejos. Finalmente, llegamos a la ciudad y Sam me dejó en una tienda de fotografía mientras ella iba a hacer sus propias compras.
Entré a la tienda y comencé a mirar los diferentes lentes y trípodes. Después de elegir lo que necesitaba, pagué y salí con mis nuevas adquisiciones. Mientras caminaba por la acera, distraída con mis pensamientos, choqué con alguien. Mis cosas cayeron al suelo y rápidamente me agaché para recogerlas.
—Lo siento mucho, no estaba mirando por dónde iba —dije, levantando la vista.
Para mi sorpresa, era la misma chica del aeropuerto. Ella me sonrió.
—Parece que tenemos una tendencia a encontrarnos de esta manera —dijo, su voz cargada de humor.
Sentí cómo mis mejillas se sonrojaban y sonreí torpemente.
—Sí, definitivamente. Estoy de acuerdo.
La chica extendió su mano.
—Soy Rebecca Armstrong —se presentó.
Acepté su mano, sintiendo un ligero cosquilleo al estrecharla.
—Sarocha Chankimha, pero me llaman Freen —respondí.
Nos quedamos mirándonos por un momento, y luego ambas comenzamos a reír.
—Parece que el destino sigue empujándonos una hacia la otra —dijo Rebecca, todavía sonriendo.
—Sí, definitivamente parece así —dije, sintiendo que mi corazón latía un poco más rápido de lo normal.
Justo en ese momento, Sam llegó en el coche y me hizo señas desde la acera. Le di una última sonrisa a Rebecca.
—Fue un placer verte de nuevo, Rebecca. Espero que nos encontremos en mejores circunstancias la próxima vez.
Rebecca asintió, todavía sonriendo.
—Igualmente, Freen. Cuídate.
Me dirigí al coche de Sam, sintiendo que algo había cambiado dentro de mí. Mientras nos alejábamos, no pude evitar mirar por la ventana, esperando tal vez ver a Rebecca una vez más.
—¿A quién buscas? —preguntó Sam, observándome con una ceja levantada.
Me sonrojé y miré hacia otro lado.
—A nadie —respondí, tratando de sonar casual.
Sam me miró con curiosidad durante unos segundos mientras manejaba.
—¿Tiene que ver con la chica con la que estabas hablando? —preguntó, sin dejar de sonreír. Sabía que para Sam no era un secreto que yo era bisexual.
Sentí que mi rostro se sonrojaba aún más, y Sam soltó una carcajada.
—Oh, Freen, ¡te ves tan adorable cuando te sonrojas! —se burló, riendo con ganas.
Intenté defenderme, pero mis palabras salieron torpes y entrecortadas.
—No es... no es lo que piensas. Solo... nos encontramos por casualidad.
Sam seguía riendo, sin poder contenerse.
—Claro, claro. ¿Y cómo se llama tu "encuentro casual"?
Suspiré, sabiendo que no podría ganar esta pelea.
—Rebecca. Se llama Rebecca.
Sam sonrió, su mirada llena de complicidad.
—Bueno, Freen, quizás el destino está tratando de decirte algo.
Negué con la cabeza, pero no pude evitar sonreír. Tal vez Sam tenía razón.
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Después de regresar a la hacienda, me dirigí a la pequeña cabaña que sería mi estudio. La cabaña estaba situada al borde de la propiedad, rodeada de árboles y con una vista impresionante de los campos y montañas en la distancia. El lugar perfecto para inspirarse.
Abrí las ventanas para dejar que entrara la luz del sol y comencé a desempacar mis cosas. Coloqué cuidadosamente los lentes y el trípode en una mesa cerca de la ventana, asegurándome de que estuvieran al alcance cuando los necesitara. Saqué mi cámara y la coloqué en un estante junto a mis cuadernos de bocetos y materiales de arte.
Mientras organizaba, no podía dejar de pensar en Rebecca y nuestras breves pero intrigantes interacciones. Algo en su sonrisa y en la forma en que me miraba me tenía completamente cautivada.
Sacudí la cabeza, tratando de concentrarme en la tarea en cuestión. Colgué algunas de mis fotos favoritas en las paredes y dispuse mis pinturas y pinceles en una mesa junto a la ventana. Quería que este lugar fuera un refugio creativo, un espacio donde pudiera perderme en mi arte.
Justo cuando terminaba de acomodar mis cosas, escuché pasos acercándose. Me giré y vi a Sam en la puerta, sonriendo.
—¿Cómo va el estudio? —preguntó, asomándose para ver cómo había quedado la cabaña.
—Está tomando forma —respondí, devolviéndole la sonrisa.
Sam se acercó y miró a su alrededor.
—Me gusta. Se ve muy acogedor. —Luego, su expresión se volvió más seria—. Freen, ¿te encuentras bien? Pareces tener la cabeza en otro lado.
Suspiré, sabiendo que no podía ocultarle nada a Sam.
—Es que... he estado pensando en alguien. La chica que conocí en el aeropuerto y luego en la tienda de fotografía.
Sam levantó una ceja, su sonrisa traviesa volviendo a aparecer.
—Ah, así que sí hay alguien. ¿Rebecca, verdad?
Asentí, sintiendo mis mejillas sonrojarse de nuevo.
—Sí, Rebecca. Es extraño, pero siento que hay algo especial en ella.
Sam me dio una palmadita en el hombro.
—Bueno, quién sabe, tal vez el destino tiene algo planeado para ti. Mientras tanto, terminemos de organizar este lugar. Quiero ver cómo queda todo.
Sonreí y asentí, volviendo a mi tarea. Estaba agradecida por tener a Sam a mi lado, siempre apoyándome.
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Entre La Venganza Y El Amor
FanfictionRebecca Armstrong tenía una vida perfecta hasta que su hermano, Richie, se suicidó, dejando una devastadora carta que revelaba el motivo de su muerte. Consumida por el dolor y el enojo, Rebecca jura vengarse de la persona responsable. Sarocha Chanki...