Capítulo 23: ¿Hablas De La Misma Sam?

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Rebecca Armstrong

Después de que Freen se fue, me quedé en casa con Irin y Non. Sabía que, tarde o temprano, empezarían con las preguntas, y no me equivoqué. Irin me miró con una ceja enmarcada, claramente esperando una explicación, mientras Non se acomodaba en el sofá y dijo con tono divertido:

—Vamos, empieza a confesar todo.

Suspiré y me dejé caer en uno de los sofás, poniendo los pies sobre la pequeña mesa frente a mí. No había manera de evitarlo, así que les respondí:

—Freen es la hermana de Sam.

Ambos me miraron con una mezcla de confusión y sorpresa. Rodé los ojos, sabiendo que tenía que aclararles las cosas. Irin se inclinó hacia adelante y preguntó, con una chispa de asombro en la mirada:

—¿La misma Sam de la que siempre hablamos?

Non se rió con incredulidad.

—El mundo es un pañuelo —comentó, sacudiendo la cabeza.

Me limité a asentir, sabiendo que las preguntas no terminarían ahí.

Irin me miraba sorprendida, sacudiendo la cabeza como si no pudiera procesar lo que acababa de decirle. Finalmente, se cruzó de brazos y me dijo, con tono serio:

—Es increíble... mantener una relación con la hermana de alguien que odias. No todos pueden separar lo personal.

Comenzó a darme un pequeño discurso sobre cómo lo que estaba haciendo era sorprendente, pero se detuvo de golpe cuando vio mi expresión. Su semblante cambió, y de inmediato se puso de pie, comenzando a caminar por la sala con nerviosismo. Me miró fijamente y dijo:

—Becky, lo que estás haciendo está mal. Esa chica... Freen... tal vez ni siquiera sabe lo que estás planeando.

Non, que había estado observando en silencio, asintió en acuerdo con Irin y me dijo con tono más suave, pero igual de serio:

—Becky, por lo poco que vimos de Freen, ella está realmente enamorada de ti. Lo que haces puede destruirla por completo.

Me quedé en silencio, pero en mi interior comenzaba a formarse una tormenta. Irin, sin soltar el tema, se detuvo frente a mí y habló una vez más, su voz cargada de preocupación:

—Tienes que detener este juego, Becky. Antes de que sea demasiado tarde.

Negué con la cabeza, firme en mi decisión.

—No, no voy a parar —respondí con determinación, aunque mi voz sonaba más débil de lo que esperaba.

No podía detenerme ahora, no después de todo lo que había hecho. Pero, por primera vez, las palabras de mis amigos sembraron una pequeña duda en mi corazón.

Me senté más erguida en el sofá, sintiendo cómo la molestia comenzaba a crecer dentro de mí. Miré a Irin y Non, mis ojos llenos de una determinación que no podían comprender.

—Haré lo mismo que Sam me hizo —dije, con las palabras cargadas de veneno—. Le arrebataré a su hermana.

Irin suspiró profundamente, claramente frustrada conmigo. Se apartó el cabello detrás de la oreja y me miró con una mezcla de decepción y preocupación.

—¿Nada te hará cambiar de opinión? —me preguntó, como si aún tuviera la esperanza de que recapacitara.

Sacudí la cabeza firmemente.

—Nada.

Irin me observó en silencio por unos segundos antes de asentir con resignación. Su voz se volvió más fría mientras me decía:

—Está bien. Pero el día que sufras por tus malas decisiones, no estaré aquí para consolarte. Al contrario, te diré que te lo advertí varias veces. Todo esto será por tu terquedad de querer cumplir una venganza con alguien que no tiene la culpa.

Las palabras de Irin cayeron como un balde de agua fría, pero me mantuve firme, sin dejar que ella viera la pequeña fisura que sus palabras habían creado en mi interior. Sabía que estaba jugando con fuego, pero ya no podía dar marcha atrás.

Después de que Irin y Non se fueron, no pude evitar sentir un ligero malestar. Sabía que estaban molestos, y en parte comprendía su frustración. Pero nada, ni siquiera la pérdida de su apoyo, me haría detenerme. El odio que sentía hacia Sam superaba cualquier sentimiento que pudiera tener por Freen.

Me dirigí a mi habitación y abrí la carpeta que tenía toda la información que había recopilado sobre Sam. No me había tomado el tiempo de revisar todo minuciosamente hasta ese momento. Fue entonces cuando me topé con un detalle que me hizo detenerme: Sam había estado internada en un hospital unos meses antes de la muerte de Richie. Empecé a hacer cuentas, y en ese mismo tiempo, Richie supuestamente había viajado a Inglaterra por dos meses. Pero algo no encajaba, y mi intuición me decía que había más detrás de esa "estadía" en Inglaterra.

Mi mente empezó a unir piezas. ¿Y si todo ese tiempo Richie había estado con Sam y no en Inglaterra como decían? Solo había una forma de averiguarlo. Tomé mi teléfono y marqué el número de la residencia Armstrong en Inglaterra. Al otro lado de la línea, un hombre contestó con una voz formal, preguntando quién era.

—Soy Becky —dije con una sonrisa en los labios.

El tono del chico cambió inmediatamente. Sonó emocionado al escuchar mi voz.

—¡Becky! ¿Qué necesitas?

Sin rodeos, le pregunté:

—¿Richie estuvo en la residencia entre marzo y mayo?

La línea quedó en silencio por un momento, lo cual solo hizo que mi sospecha creciera. Después de unos segundos, el chico respondió, algo incómodo.

—No tengo registro de que el joven Richie haya estado aquí en ese período.

Mi sonrisa se amplió, aunque por dentro mi mente ya empezaba a correr a mil por hora. Le agradecí por la información y me despedí.

Esa simple llamada había confirmado lo que ya sospechaba: Richie no había estado en Inglaterra. Había estado con Sam todo ese tiempo.

Decidida a obtener más respuestas, hice otra llamada, esta vez al hospital donde Sam había sido internada. Pregunté directamente por el motivo de su ingreso, pero la enfermera me respondió con frialdad que el expediente era confidencial y colgó antes de que pudiera insistir.

Me quedé sentada, mirando la pantalla de mi teléfono. Algo había sucedido en ese tiempo, algo que involucraba a Sam y a Richie. Tenía que averiguar qué era. Estaba más que decidida a descubrir por qué Sam había estado en el hospital y por qué Richie había pasado esos meses junto a ella. Mi venganza estaba cada vez más cerca de completarse, y no iba a permitir que nada ni nadie me detuviera.



Entre La Venganza Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora