Capítulo 8: Algo Torpe

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Sarocha Chankimha

Estaba en el auto con Sam, quien había venido a recogerme al restaurante. Agradecí mentalmente que me hubiera hecho el favor, ya que mi mente estaba en todas partes menos en cómo volver a casa. El trayecto transcurrió en silencio por unos minutos, lo cual agradecí para poder ordenar mis pensamientos.

-Entonces, ¿aceptaste el trabajo? -preguntó Sam, rompiendo el silencio con una sonrisa.

-Sí, lo acepté -respondí, no pudiendo evitar sonreír también.

Sam asintió, satisfecha, pero no se detuvo ahí.

-Parece que la pasaste bien con Rebecca -comentó, con un tono de voz que sabía que escondía más curiosidad de la que dejaba ver.

-Becky es una persona muy agradable -dije, sintiendo un leve sonrojo en mis mejillas-. De verdad, me atrae.

Sam me miró de reojo, claramente interesada en la dirección que tomaba nuestra conversación.

-Eso es genial, Freen. Se nota que te gusta mucho.

Suspiré, mirando por la ventana mientras las luces de la ciudad pasaban.

-Sí, pero... no sé. Es complicado.

Sam rió suavemente.

-Todo es complicado si lo piensas demasiado. Sólo disfruta el momento y ve a dónde te lleva.

Asentí, sabiendo que tenía razón. Había algo en Becky que me atraía, y estaba dispuesta a ver a dónde nos llevaba esto.

Llegamos a casa y Sam se estacionó. Me giré hacia ella y sonreí.

-Gracias por recogerme.

-De nada, hermanita. Ahora ve a descansar. Mañana será un día interesante.

Me despedí de Sam, sintiendo que mi vida estaba a punto de dar un giro inesperado, pero emocionante.

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Al día siguiente, llegué a la empresa con una mezcla de nervios y emoción. Becky me estaba esperando en la recepción, luciendo profesional y elegante.

-Buenos días, Freen -me saludó con una sonrisa cálida-. Estoy lista para darte un recorrido por la empresa.

-Gracias, Becky -respondí, intentando controlar mi nerviosismo.

Empezamos el recorrido, y Becky me mostró las diferentes áreas de la empresa, desde el departamento de marketing hasta la sala de reuniones. Mientras caminábamos, aproveché para mencionarle algo que me preocupaba.

-Hay algo que quería comentarte -dije, tratando de sonar casual-. Puede que algunas veces llegue tarde. Mi hermana trabaja y no siempre puede traerme.

Becky se detuvo y me miró con curiosidad.

-¿No sabes manejar? -preguntó, sorprendida.

Me sentí un poco avergonzada y bajé la mirada.

-Nunca le puse mucha atención a aprender -admití.

Becky soltó una pequeña risa, que no parecía burlona, sino más bien divertida.

-¿Dónde vives, Freen?

-Vivo en una hacienda que queda a una hora de la ciudad -respondí, levantando la mirada para encontrarme con sus ojos.

Becky asintió, pensativa.

-Entiendo. Bueno, tal vez podamos encontrar una solución para eso. No quiero que te preocupes por llegar tarde.

Sentí un alivio inmediato al escuchar sus palabras.

Entre La Venganza Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora