Entre La Venganza Y El Amor

Capítulo 13: ¿Por Qué Lo Hice?

Sam Chankimha

Llegamos a la hacienda y Freen y yo nos dirigimos a la cocina para cenar algo ligero antes de ir a dormir. Mientras servíamos la comida, Freen me preguntó:

—¿Qué te pareció Becky?

—Es mucho más guapa en persona —respondí con sinceridad.

Freen me miró con algo de enojo y no pude evitar reír.

—Nunca te quitaría a tu futura novia —dije, tratando de aliviar la tensión.

—Más te vale —respondió Freen con una sonrisa.

Serví la comida y llevándome una cucharada a la boca, le confesé a Freen:

—Becky me parece familiar, pero no recuerdo dónde la he visto antes.

—Quizás la estás confundiendo con otra persona —dijo Freen, aunque su tono no sonaba muy convencido.

Asentí, aunque seguía sintiéndome dudosa. Después de esa conversación, seguimos charlando mientras comíamos, hablando de cosas triviales y disfrutando de la compañía mutua.

Finalmente, después de terminar la cena, nos despedimos y nos fuimos a dormir. Mientras me acomodaba en la cama, no podía dejar de pensar en Becky y esa sensación de familiaridad que no lograba ubicar. Pero pronto, el cansancio me venció y me quedé dormida.

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Me desperté en medio de la noche, sin poder dormir debido a una inquietud persistente. Con cuidado para no hacer ruido, me dirigí al despacho de la hacienda. Me senté en la silla tras el escritorio y abrí el cajón que estaba bajo llave. Saqué una pequeña caja de madera y, al abrirla, encontré un hermoso anillo de compromiso. Una sonrisa nostálgica se dibujó en mi rostro mientras la frase "¿Quieres casarte conmigo?" resonaba en mi mente.

Luego, saqué una foto de Richie y yo juntos. Miré nuestra imagen y sentí una punzada de culpa. Me pregunté por qué fui tan estúpida y cometí el error que había cometido. Me susurré a mí misma, preguntándome si él sería capaz de perdonarme si volviera a su vida. Pero rápidamente deseché esos pensamientos. No podía hacerle eso a Richie.

Intentando guardar todo de vuelta, la caja cayó al suelo y de ella salió una foto de un bebé y una prueba de embarazo. Mi corazón se hundió mientras miraba el pequeño objeto, y las lágrimas comenzaron a caer sin control.

Puse mi mano en mi pecho, como si ese gesto pudiera aliviar el dolor. Entre sollozos, me preguntaba por qué había cometido tal estupidez y cómo había llegado a esta situación. La tristeza y la culpa se mezclaban en un torbellino de emociones, mientras intentaba entender cómo había llegado a este punto.

—Richie, perdóname.

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