Sarocha Chankimha
El lunes había llegado y con él, el trabajo. Mi tobillo ya estaba mucho mejor, apenas sentía dolor. Cuando llegué al set, dejé mi bolso y mi termo sobre la mesa, observando cómo Billy terminaba de tomarle algunas fotos al modelo. Tan pronto me vio, cruzó el espacio entre nosotros y me abrazó con fuerza.
—¡Te extrañé! —exclamó con entusiasmo.
Sonreí, pero el abrazo era tan fuerte que apenas podía respirar.
—No puedo respirar, Billy —le dije, riendo entre dientes.
Él se apartó de inmediato, mirándome con intensidad. Mi rostro se sonrojó al sentir su mirada fija.
—¿Por qué me miras así? —pregunté, incómoda pero curiosa.
Billy sonrió ampliamente, esa sonrisa juguetona que siempre lo caracterizaba.
—Te ves hermosa, Freen. Estás brillando como nunca —respondió, haciéndome sentir un leve rubor en las mejillas.
Retrocedió un poco, levantando sus manos y formando un marco imaginario con los dedos mientras me observaba de pies a cabeza. Lo miré con una ceja enarcada, sin saber qué planeaba. De pronto, Billy tomó mi mano sin previo aviso y me guió hasta un arco de rosas rojas, donde me mostró un labial pequeño de color rojo con la famosa marca de los Armstrong.
—Toma esto, haz una pose —me pidió, con esa chispa de emoción en sus ojos.
Al principio pensé que solo se trataba de un juego, pero aún así decidí seguirle el juego. Tomé el labial y, sin pensarlo mucho, me quité la chaqueta, dejando ver mi camisa de tirantes. Desordené un poco mi cabello y, con una sonrisa, coloqué el labial al lado de mi mejilla, intentando alguna pose improvisada.
Billy me miró con admiración.
—¡Te ves increíble! —dijo emocionado, tomando su cámara y comenzando a disparar varias fotos desde distintos ángulos.
Posé para él, haciendo diferentes gestos, a veces sonriendo de manera juguetona, otras veces más seria. A medida que avanzaba, me sentía más cómoda frente a la cámara, olvidando por completo que en un principio había pensado que solo era un simple juego.
—¡Perfecto, Freen! ¡Así es! —Billy seguía alentándome mientras tomaba más fotos.
Y aunque no lo hubiera admitido en voz alta, estaba disfrutando estos pequeños momentos frente a la cámara.
Billy me mostraba las fotos mientras me decía, con ese entusiasmo característico suyo, que tenía buena pinta de modelo.
—¡De verdad, Freen! Estas fotos están increíbles. Podrías dedicarte a esto —comentó con una gran sonrisa en su rostro.
Sonreí de vuelta, aunque no pude evitar darle un pequeño golpe en el hombro.
—Deja de exagerar, Billy. Mejor comencemos a trabajar en las fotos de la nueva marca para el mes del amor y la amistad —le respondí, cambiando de tema.
Justo en ese momento, Becky entró al set con una pequeña bolsa en sus manos. Billy, ni corto ni perezoso, aprovechó la ocasión y corrió hacia ella.
—¡Becky! Tienes que ver estas fotos —dijo emocionado, mostrándole la cámara.
Becky asintió con una sonrisa, mientras Billy le enseñaba las fotos que acababa de tomarme. Al terminar de verlas, Becky me miró directamente y, con una ceja enarcada, me preguntó:
—Freen, ¿te gustaría ser el rostro de nuestra nueva marca para el mes del amor y la amistad? Estoy segura de que tendríamos un éxito rotundo contigo.
Me lo dijo con una naturalidad que me dejó un poco sorprendida. La idea no era algo que hubiera considerado antes.
—Déjame pensarlo, ¿sí? —respondí con una sonrisa.
Becky asintió y se acercó a mí para entregarme la pequeña bolsa que llevaba. Antes de que pudiera reaccionar, me robó un pequeño beso en los labios, lo que hizo que mi rostro se sonrojara instantáneamente. Luego, como si nada, se despidió y salió del set.
Billy, que había presenciado todo, me miró con los ojos bien abiertos.
—¿Qué acaba de pasar? —preguntó, claramente confundido.
—Nada —le respondí, con una sonrisa juguetona.
Abrí la bolsa con curiosidad, y mi sonrisa se ensanchó al ver lo que había dentro: un postre de limón, mi favorito. No pude evitar sonreír aún más al pensar en el lindo detalle de Becky. Estaba claro que siempre sabía cómo sorprenderme.
Billy seguía mirándome, esperando una explicación que no estaba dispuesta a darle. Se acercó más, con una sonrisa traviesa en su rostro, como si estuviera esperando a que soltara algo.
—Vamos, Freen, ¿nada? —dijo cruzando los brazos—. No me puedes decir que eso fue un simple "nada".
—Billy... —le respondí entre risas, tratando de esquivar su mirada—. Te dije que fue nada. Es solo Becky siendo Becky.
Él alzó las cejas, claramente no convencido, pero soltó el tema, al menos por el momento.
—Como digas, pero créeme que esto no termina aquí —respondió, guiñándome un ojo mientras volvía a la cámara—. Bueno, vamos a lo que importa. ¿Qué decides sobre ser el rostro de la marca? Podrías tener un éxito increíble.
Me quedé un momento en silencio, dándole vueltas a la propuesta. La idea de ser el rostro de una marca para el mes del amor y la amistad no estaba mal, pero implicaba más atención de la que estaba acostumbrada, especialmente si Becky estaba involucrada.
—No lo sé, Billy. Esto no es lo mío. Yo estoy bien detrás de las cámaras —le dije.
—Freen, vamos. Eres perfecta para esto. Y además, Becky te está ofreciendo la oportunidad, ¿no te interesa al menos intentarlo? —insistió, mientras se preparaba para la siguiente sesión de fotos.
—Ya veremos —respondí evasivamente, dándole una mordida al postre de limón que Becky me había dejado. Ese simple gesto me hizo sentir una calidez en el pecho.
Billy me observó un momento más antes de sonreír de nuevo, claramente disfrutando de la situación.
—Ya te convencí, solo que aún no lo sabes —dijo riendo—. Ahora, a trabajar. Vamos a hacer que esta sesión sea inolvidable.
Asentí y volví al trabajo, aunque mi mente seguía revoloteando entre la propuesta de Becky y los dulces detalles que siempre tenía conmigo.
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Entre La Venganza Y El Amor
FanfictionRebecca Armstrong tenía una vida perfecta hasta que su hermano, Richie, se suicidó, dejando una devastadora carta que revelaba el motivo de su muerte. Consumida por el dolor y el enojo, Rebecca jura vengarse de la persona responsable. Sarocha Chanki...