Cap 3

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Mi hermano en un segundo ya estaba caminando hacia ellos mientras que yo lo seguía un poco mas alejada con mi maleta en mano, cuando Maxi se puso a saludar a esos chicos yo tiré mi maleta al suelo y me senté sobre ella, y de reojo observe a mi hermano que tenía una gran sonrisa en su rostro, una que yo hace mucho tiempo no veía en él, esa sonrisa me hacia recordar al Maxi de hace unos años, no al Maxi que se muestra ahora conmigo, o pensándolo bien, quizás yo me gane a ese Maxi mas serio.

— Oriana, saluda – me dijo la voz seria de mi hermano, y creó que su tono de voz sorprendió a todos porque lo quedaron mirando con los ojos demasiado abiertos, creó que ellos no conocían al Maxi serio. Maxi seguía mirándome, así que lo único que hice fue mirar a los 4 chicos que estaban ahí parados, y mover mi mano a gesto de saludo - Oriana - advirtió la voz de mi hermano.

— Ya, no te enojes – le dije mientras me paraba a un lado de él – Hola, como verán soy la hermana desastrosa del ser que esta parado a mi lado, me llamo Oriana Sabatini, ¿Feliz? – le pregunté a mi hermano, volviendo a sentarme en mi maleta.

— Bastante – y me volvió a dar esa sonrisa entre burlona y enojada.

— Así que tu eres la famosa Oriana - dijo el castaño que había gritado hace un rato.

— No sé que tan famosa – y mire asesinamente a mi hermano, el cual solo levantó los hombros haciéndose el desentendido – pero si soy yo, ¿Tu eres?

— Oh Maxi ¿no le hablaste de nosotros? – dijo otro de los chicos, pero este tenía el pelo liso, y parecía mayor que mi hermano.

— Creó que no tuvimos tiempo – eso es verdad, por que lo único que hablábamos era sobre mi comportamiento, y como siempre peleábamos creó que nunca pude preguntarle por su banda, si creó que me he ganado el premio a hermana del año.

— Es todo Maxi, terminamos – volvió a decir el mismo chico, que sin darme cuenta me había sacado una sonrisa.

— Ya déjalo Peter, preséntense ustedes – dijo Maxi mientras reía, para luego también sentarse sobre su maleta.

— Bueno yo soy Peter – dijo el que recién estaba hablando con mi hermano.

— Yo Agustin – dijo el que se encontraba parado a un lado de Peter, este tenía el pelo algo más corto y con unas pequeñas ondas, y una sonrisa que cualquiera desearía.

— Julian Serrano, a tus servicios – se presentó coquetamente ganándose un golpe de Agustin haciendo que todos rieran e incluso sacándome una nueva sonrisa a mí, me había enamorado de sus ojos, ese chico al parecer era muy especial.

— Pablo – dijo el último, era moreno con unos hermosos ojos, era bastante callado, en todo el rato que llevábamos ahí no había dicho nada, pero si se reía bastante de lo que hacían sus demás compañeros, creó que a él le acomodaba más observar.

— Hola a todos – dije mirándolo a cada uno, que me miraban sospechosamente.

— Chicos ni se les ocurra – dijo mi hermano que estaba a un lado mío, sentado en su maleta.

— Bueno, si tú lo dices – dijo Pablo, y miró a los demás chicos, no entendía nada en verdad.

— Si no podemos hacer nuestra bienvenida a ella, tendremos que hacerla a otra persona – dijo Agustin, y a todos se les poso una gran sonrisa en sus caras.

— No chicos por... - pero lamentablemente mi hermano no alcanzó a terminar y ya estaban los otros cuatros sobre él haciéndole cosquillas, y no se que otras cosas. Creó que estaba equivocada, ninguno de ellos es tranquilo. No sé cuanto tiempo estuvieron martirizando a mi hermano, yo solos los miraba y les saque una foto con mi cámara, una pasión que tenía de pequeña era esa, la fotografía, amaba tomar fotos a todo lo que me gustaba o también para atesorar algún momento.


No se cuanto tiempo más estuvimos ahí sentados conversando, bueno en verdad yo no hablaba, escuchaba hablar a los chicos, creó que había tenido una impresión errónea de Pablo, ahora hablaba como si se le fuera acabar el mundo, no se como sobreviviría entre esa bandada de chicos, que en verdad parecían loros, ninguno se callaba.

— Ya chicos es hora de irnos – llegó un guardaespaldas con un carrito que supongo era para echar las maletas encima, Maxi tomo la mía y la puso sobre el carrito junto con la de los chicos.

— Oriana sube – dijo Peter indicándome el carrito

— No creó que... - no pude terminar cuando unos brazos ya me habían rodeado y puesto sobre el carrito, para luego sentarse a mi lado.

— Créeme es divertido – me dijo Julian que era el que me había tomado y puesto en el carrito, mientras el también se subía.

— Si tu lo dices – en eso el carrito se empezó a mover, un guardaespaldas nos llevaba mientras que en un carrito al lado de nosotros iba Pablo, Maxi y Agustin siendo llevados por otro guardaespaldas.

— Julian, ¿Y Peter? – Le pregunté al no verlo

— Aquí esta por quien llorabas – dijo Peter poniéndose rápidamente sobre el carrito, yo solo rodee mis ojos y Julian río.

— Chicos – dijo Pablo hablándole a los guardaespaldas – En sus marcas – que demonios estaban haciendo – listos ¡YA! – solo sentí como el carrito empezó a moverse y yo me aferraba a lo que tenía a mi lado, en este caso una maleta, los guardaespaldas iban corriendo mientras que los chicos los animaban, y por una milésima de segundo creó que habíamos ganado nosotros.

— ¡Eso fue genial! – gritó Peter mientras chocaba manos con Agus.

— Si claro – susurre sarcásticamente para mi misma mientras me bajaba temblorosa del carrito

— Pareces un fantasma – dijo Julian a mi lado, obviamente molestando.

— Gracias eso es un gran halago, ¡imbécil! – gruñí

—¡Uy! Pero que carácter – bufó el castaño- porque mejor no te sientas ahí, haber si se te pasa ese maldito humor de perros – ordeno mientras se daba media vuelta y se iba hacia donde estaba uno de los guardasespaldas haciendo algunos tramites.

— Maldito imbécil – espete con rabia mientras me sentaba en el suelo, quien se creía para hablarme de esa forma

— Te escuche – gruño Julian dándome una mirada asesina, la cual yo le devolví con gusto.

— ¿Qué te sucede? – preguntó mi hermano poniéndose a mi altura

— Me maree en la carrera – tome mi cabeza entre mis manos, para ver si se iba ese insoportable mareo - ¡La puta madre!

— Primero terminaras con tus palabrotas – me dijo serio. Si, Maxi odiaba que yo dijera palabrotas – y para el mareo quédate tranquila, cierra los ojos y respira profundo

Le hice caso y fue casi milagroso, en menos de un minuto el mareo había abandonado mi cuerpo, dejándolo en paz nuevamente.

—Gracias a dios – suspire – la cabeza ya no me da vueltas

—Y no fueron necesarias las malas palabras para que se fuera – me reto mi hermano

— Cállate quieres – dije desesperada – tu me trajiste aquí, pues me tendrás que soportar – gruñí

— Solo levántate y sube al avión, no hay caso contigo – habló resignado mientras se levantaba e iba donde Julian que había estado mirando la escena atento, cuando mi mirada se encontró con la de él hizo un gesto con la cabeza dándome a entender que estaba mal lo que había hecho, su cara era totalmente seria y eso me exaspero.

Me levante rápidamente del suelo, tome mi bolso y camine directo hacia la puerta de ingreso del avión, no sin antes pasar por un lado de Serrano y darle un suave empujón, no por ser un famoso cantante iba a decirme a mi lo que estaba bien o lo que estaba mal.

Saque sin que nadie lo notara un pequeño papelillo de mi bolso el cual frote sobre uno de mis dedos para luego llevarlo a mi nariz e inhalarlo, si Maxi pensaba que trayéndome con él yo iba a olvidar mi nueva realidad, estaba totalmente equivocado. 

5 votos, 5 comentarios y sigo..

Unbroken.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora