Cap 44

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  —Si, solo mío – le respondí mientras pasaba delicadamente mis dedos por su mejilla

—Así será entonces – dijo para luego depositar un pequeño beso en mis labios

—¿Qué hora es? – pregunté cuando nos separamos y me volvía acomodar en su pecho

—Las tres y media si no me equivoco – miró su reloj para comprobar – Si, las tres y media.

—¡Es muy temprano! – reclame

—Es tardísimo, estás muy dormilona últimamente – dijo riendo – Con los chicos nos levantamos a la diez

—¿Enserio? ¿Pablo y tú se levantaron a la diez después de una noche de farra? – pregunté atónita

—Más bien nos despertó Peter, como el se quedo en casa ayer – bufo

—Recuérdame darle las gracias a Peter, alguna vez que se levanten temprano – le saque la lengua

—¡Oye! Yo siempre me levantó temprano – afirmó

—Julian, temprano no es después de la una de la tarde – le dije, mientras depositaba un besito en su mejilla

—Para mi es temprano – dijo haciendo pucherito

—Lo que digas – dije riendo mientras movía mi cabeza, era imposible ganar contra él.

—Oye... - dijo luego de un rato que nos habíamos quedado de esa forma abrazados al interior de la cama, regaloneando un rato como todos los sábados.

—¿Mmm? – murmure

—Te quiero – susurró en mi oído produciendo un montón de escalofríos en todo mi cuerpo y a la vez una gran sonrisa. Me separe un poco de él y vi como sus ojos conectaban con los míos, y como el jugaba tiernamente con su nariz haciendo formas por mi rostro.

— Yo también te quiero Julian– y nada más pude decir porque sus labios capturaron los míos en un tierno beso, como amaba la forma en que sus labios jugaban con los míos. Pase mi mano por su pecho hasta subir a su mejilla la cual acaricie suavemente, mientras el hacía lo mismo en mi cintura.

—Felices tres meses mi amor – dijo cuando nos separamos, ambos con una gran sonrisa.

—Felices tres meses Julian, eres lo mejor que me ah pasado – murmure, mientras me acomodaba en el hueco de su cuello, y sentía como el me aferraba fuertemente a su cuerpo.

—¡ARRIBA! – sentí cuatro voces juntas mientras luego la cama se hundía bajo el peso de todos

—¡Pero que demonios! – gritó Julian asustado

—Se quedaron dormidos tontos – dijo Pablo que tenía su cara justo a un lado mío y sobre él estaba Peter, mientras que sobre Julian estaba Maxi y Agus.

—¿Y esta es su manera de despertarnos? – pregunte apenas ya que Pablo y Peter me estaban ahogando un poco

—Venganza por lo del otro día – me respondió Peter. Una pequeña sonrisa se asomo en mis labios al recordar como el otro día los chicos se habían dormido todos juntos en la cama de Maxi, y junto con las chicas – Jenny y Mariel– los habíamos despertado metiendo ruido con ollas y sartenes para luego tirarnos arriba de ellos.

—Claro y se vengan solo de mí – dije indignada

—Ya les tocara a Mariel, Lola y Jenny– dijo de forma maliciosa Agus

—¿Qué hora es? – preguntó Julian mientras se frotaba los ojos, uno de sus brazos seguía por detrás de mi espalda abrazándome

— Son las 6, Julian– dijo a modo de advertencia Pablo

—¿Qué? – gritó abriendo de forma exagerada sus ojos

—¿Pasa algo? – pregunte yo preocupada

—Tu solo levántate y vístete, saldremos – dijo Julian dándome una sonrisa – y ustedes ¡Quítense de encima idiotas, me están ahogando!

—¡Uy! Ya se puso el gruñon – dijo Maxi

-¡Ay no! – dije mientras ponía una mano en mi frente, Julian odiaba que le dijeran de esas forma, así que ahora empezaría la persecución – 3...2...1

-¡CORRAN! – grito Pablo, y todos salieron de encima de nosotros y se fueron corriendo por el pasillo mientras mi novio corría tras de ellos, definitivamente nunca iban a madurar.

Lentamente me estire dentro de la cama, en verdad no tenía muchas ganas de levantarme, prefería quedarme aquí con Julian y los chicos, pero al parece Julian tenía algo planeado y quiere que lo acompañe.

Luego de cinco minutos, en el que escuchaba a los chicos gritar en la sala luego de sonoras carcajadas, decidí levantarme. Me metí a la regadera y deje que el agua caliente relajara todo mi cuerpo agarrotado. Lave con cuidado mi pelo, y enjabone mi cuerpo. Desde un tiempo a esta parte me sentía distinta, me sentía bien. Ya no había rastro de drogas en mi cuerpo, ya no había tristeza, ya no había ningún ápice de depresión, y todas gracias a una persona. En verdad a varias, pero en especial Julian, el me había hecho cambiar completamente, del momento que lo conocí dio vuelta mi mundo cuando me enfrento, luego nuestra extraña relación de amigos con ventaja y ahora esto, tres meses de novios, dónde habíamos hecho todo por llevarlo bien, no discutir – claramente si lo hacíamos como cualquier pareja normal – pero intentábamos hacerlo lo menos posible. Los detalles de amor de parte de él habían estado presentes cada día, al igual que de mi parte.

Las flores al despertar, una salida a sentarnos a ver las estrellas mientras me sujetaba fuerte entre sus brazos, la primera celebración de nuestro aniversario de novios, mis mensajes de buenas noches para él, acurrucarlo contra mi mientras acariciaba su pelo y rostro mientras veíamos una película. La salida con los chicos, todo eso, cada uno de esos detalles hacían que cada día lo quisiera más y más, y para darme cuenta de que todo lo que habíamos pasado antes no fue en vano, todo había aportado su granito para que estuviéramos como estamos hoy, felices y enamorados.

—¡Amor! ¿Te falta mucho? – sentí la voz ronca de Julian desde el otro lado, interrumpiendo mis pensamientos.

—Salgo en cinco minutos Julian– le conteste de vuelta, mientras me secaba rápidamente el cuerpo y me ponía mi rompa interior que es la única que había entrado al baño.

—No me hagas esto – dijo Julian sobresaltándome, cuando salí del baño.

—¿Qué hago de que? – pregunté atónita   

Unbroken.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora