— No en mi caso Dan – mi corazón bombeaba a mil por hora, lo quisiera o no tenía que aceptar ese extraño efecto que Dan siempre ah tenido en mí.
—Piensas que no te puede pasar porque eres novia de un tonta estrella del pop – dijo amargamente alejándose de mi—No hables de Julian, no lo conoces Dan – mi mirada estaba fija en la de él
—No necesito conocerlo para saber que es un estúpido, que jamás te hará feliz, no como yo – se volvió aproximar a mi, pero yo no me moví no iba a hacer nuevamente la niña indefensa que el pudo manejar a su antojo.
—Tú no sabes nada de él – dije palabra por palabra duramente – Y desde el momento que llegó a mi vida me ah hecho feliz, porque me cambió para bien no como tu que me ayudaste a hundirme.
—Si es así – su aliento llegó a marearme - ¿El te hace sentir esto?
Y de improviso sentí una de sus manos en mi cintura y otro en mi trasero, dejándome petrificada, no podía creer que Dan estaba haciendo algo así.
—Suéltame Dan – mi voz sonó furiosa
—¿Y que si no lo hago? – preguntó el también fuertemente agarrándome fuertemente por el trasero
—¡Que me sueltes, imbécil! – exclame ya mas desesperada empujándolo
—¿Oriana? ¿Está todo bien? – llegó en ese momento Rob a mi lado
—Si Rob tranquilo – dije agitadamente – Dan ya se iba ¿Cierto?
—Si nena, no te preocupes, ya me voy – una sonrisa malvada apareció en su rostro y luego desapareció entre la oscuridad del bar.
— ¿Segura que estas bien? ¿No te hizo nada? – me preguntó preocupada Rob mientras me tomaba por un brazo
—Si Rob, solo un mal momento – le conteste dándole una pequeña sonrisa.
Subí al escenario nuevamente junto con los chicos, y Rob no dejaba de preguntarme con la mirada si estaba bien a lo que yo solo movía mi cabeza afirmativamente. Luego de una hora más de cantar era mi hora de salida, lo único que quería era llegar a mi departamento y acurrucarme a un lado de mi hermano, en estos momentos lo necesitaba, el más que nadie – junto con Pablo– conocían todo lo que paso con Dan.
—¿Quieres que te acompañe? Estás nerviosa – preguntó Rob cuando me estaba despidiendo de él
—No tranquilo Rob, Julian vendrá por mí – mentí y fingí una sonrisa, luego de eso nos despedimos con un beso en la mejilla, y salí del bar para encontrar con una fría noche londinense. Me aferre a mi chaqueta y empecé a caminar con la mirada pegada al suelo, hasta que unos brazos me tomaron por la cintura dándome un susto de muerte.
—¡Dan!, pero que demonios pasa contigo – grité agitadamente debido al susto
—Nuestra conversación no termino – dijo entre dientes él – No puedo creer que me hayas reemplazado, yo te sigo queriendo como siempre, te espere demonios, ¡Te espere!
—¿Me esperaste? Dan me dejaste sola, me viste drogada a punto de morir y no hiciste nada me dejaste abandonada ¡de que mierda estas hablando! – le grite de vuelta indignada
—Lo sé, se que me equivoque – dijo rápidamente que casi no se le entendía – Pero tu dijiste que siempre estarías conmigo, ¡Lo prometiste mierda!
—Las cosas cambian Dan – hable más despacio, porque se estaba alterando y eso no era bueno – Nosotros juntos nos hacemos daños, o a caso olvidas las peleas, los golpes, TODO lo que vivimos juntos.
—Pero yo te quiero Oriana, te necesito a mi lado – murmuro esta vez a punto del llanto juntando su frente con la mía mientras ponía una mano en mi mejilla – Tu eres parte de mi vida, te necesito para salir de esto
—Yo no puedo ayudarte Dan, tu eres capaz solo – murmure algo nerviosa por su cercanía.
—No Oriana, no puedo solo, te necesito a mi lado, vuelve conmigo por favor – me suplicó, verlo tan indefenso me estaba partiendo el alma.
—No puedo Dan, yo ya di el paso y estoy bien, no puedo retroceder – le respondí – No puedo volver a caer en las drogas nuevam....
No pude terminar la idea que estaba diciendo porque los labios de Dan atraparon los míos suavemente, sus labios eran extraños, sentía el sabor a trago en ellos, eran ásperos, no eran suaves como a los que yo estaba acostumbrada no eran dulces, no eran como los de Julian, ¡JULIAN!.
—Dan, no – susurre separándolo de mí con un suave empujón, me di la vuelta rápidamente pero fue en ese momento que mi mundo se cayó, justo detrás de mí estaba Julian observando todo lo que había pasado, el no vendría por mi, el no tenía que ver nada de esto – Julian...
—No digas nada, no lo hagas – habló él, y pude notar sus ojos brillosos. Se dio la media vuelta y empezó a caminar en dirección contraria.
—Eres un imbécil, ¡ALEJATE DE MI! – le grite a Dan desesperada mientras le daba un empujón que por lo drogado que estaba cayó directo al suelo, pero no me importo, simplemente me di la vuelta y corrí hacia dónde estaba Julian- ¡Julian, Julian! ¡Espera, por favor!
—¿Qué quieres? – preguntó duro dándose la vuelta haciendo que casi chocara contra su pecho.
—Julian, no es....- no me dejo terminar
—¿No es lo que tu piensas? Por favor Oriana, vi todo, desde el momento que te atrapó hasta que se besaron, no me vengas con idioteces – escupió duramente las palabras
—Pero Julian, por favor entiende no fue nada ¡El me besó! – me defendí a los gritos
—¿Y no fuiste capaz de separarte de él? Estuviste más de 15 segundos o que se yo pegada a él, por favor Oriana, no hay excusas – sus palabras eran acidas, y sus ojos agua, brillaban por las lágrimas que se estaba aguantando, en cambio yo dejaba que cayeran libremente por mis mejillas.
—Julian, por favor... perdóname – le suplique, el solo guardo silencio mirándome fijamente.
—Quédate tranquila, te perdono – eso prendió una pequeña esperanza en mi interior, pero que fue apagada rápidamente – Pero olvídate de mí
—Espera ¿Qué? – pregunté sin entender nada, mi mente no estaba funcionando
— Te perdono Oriana- murmuró – Pero lo nuestro llega hasta aquí, tu y yo ya no somos nada, NADA.
Sus palabras rompieron mi corazón en mil pedazos, el no podía terminar todo así, no de esta forma, yo lo necesitaba a mi lado, el lo era todo para mí.
ESTÁS LEYENDO
Unbroken.
FanfictionLa muerte de un ser querido puede provocar dos cambios en una persona. Opción uno, ser fuerte y salir adelante. Opción dos, ser un estúpido y dejarte vencer. En mi caso es la opción dos, me deje vencer y que las sustancias y malas amistades se apode...