Capíтυlo 15. 00: <Otra visita a la cárcel>.

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Doѕ мeѕeѕ de eмвarazo

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Doѕ мeѕeѕ de eмвarazo.

—No voy a decir una sola palabra hasta que no venga mi abogado.

—Nadie te está preguntando nada. Además, todos sabemos que tu abogado es tu papá con un bigote falso y una peluca mal puesta.

—¿Entonces no tengo derecho a guardar silencio? Léeme mis derechos.

—Min, tienes derecho a guardar silencio, lo que no tienes es la capacidad.

YoonGi se desinfla en un suspiro deprimido, cuando regresa cabizbajo a la cama de piedra y se sienta en la orilla. Achicopalado suelta su cuerpo y bota sus hombros. Pone la mirada en el mugroso piso.

Está tan absorto debatiendo consigo mismo sobre la sal en la que fue bañado de bebé, que no cae en la cuenta de que su compañero de celda sentado a su lado lo está viendo con ojos lujuriosos.

El Alfa a su lado fue encarcelado por andar acosando. YoonGi se entera de que su compañero de celda lo es en cuanto éste le pone la mano en el muslo y al oído le dice:

—Si no puedes estar con quien amas, ama a quien está contigo.

YoonGi retuerce los ojos, resopla y, a continuación, aplasta la cara de su compañero con su puño. Su compañero cae al piso noqueado y con un diente menos.

—Tantos carros y ninguno te atropella...

—Min YoonGi.

JiMin hace acto de presencia frente a su celda. Él sale disparado hacia las puertas de rejas y, fingiendo inocencia, le muestra una sonrisota a su novio de oreja a oreja.

JiMin no ha llegado muy contento que se diga. De hecho, el Omega está de brazos cruzados con un gesto de póquer en la cara, desprendiendo un tipo de feromonas que ha mareado al oficial que vigila la celda.

—Salí del consultorio de emergencia y dejé a un paciente a media sesión porque resulta que mi novio fue metido a la comisaría por atacar salvajemente a su psicólogo —dice JiMin, sonando bastante molesto—. ¿Qué tienes para decirme, Min YoonGi? Espero que tengas una buena excusa o juro que me enojaré contigo por tu conducta.

—Pequeño JiMin, yo lo único que tengo para decirte es esto...: ¡Ese maldito psicólogo se rió de mí en mi cara! ¡El maldito baboso me trató muy feo! ¡Me hizo burla, dañó mi autoestima y mi alma! ¡Mi corazón se rompió en mil pedazos! ¡Fue tan cruel! —YoonGi se defiende explicando a base de gritos exaltados, rompiendo en lloriqueos—. ¡Luego la policía llegó y me trajo aquí en contra de mi voluntad! ¡Aquel idiota desparramado en el piso me acosó, así que tuve que defenderme, pero, qué importa! ¡Yo siempre seré el malo del cuento!

JiMin se descruza de brazos, pero nada más para cubrirse la cara con las manos un instante. JiMin expulsa un fuerte y ruidoso suspiro, negando para sí mismo.

Más tarde, baja las manos y observa a su novio degustar de una barra de chocolate que sabrá el cielo de dónde sacó, actuando como si hace segundos atrás no estuviese chillando a más no poder.

JiMin nunca podrá entender a YoonGi, pero sí podrá amarlo siempre.

—Vamos a casa, Alfa —sonríe rendido, a sabiendas de que su novio no tiene reparación—. Allá vamos a platicar.

—Pequeño JiMin, ¿por qué eres tan injusto? ¿Qué culpa tengo yo de estar bañado en sal? —interroga YoonGi mientras sale de la celda, después de que el oficial abriese las puertas—. Yo puse todo de mí para que esto funcionara. Dios sabe que lo intenté.

—Y vamos a seguir intentándolo hasta que acertemos —alega caminando por el pasillo de celdas tomado de la mano con su novio—. Te conseguiré otra cita con otro especialista.

—Pero...

—¿De dónde sacaste a este muñequito tan precioso? Presenta.

JiMin se rinde completamente, afirmando que no da para más siendo que es la diez de la mañana apenas. Se dedica a sobarse el puente de la nariz tan pronto como YoonGi suelta su mano y se regresa por la celda que se pasaron, para saldar cuentas con el preso que recién le ha tirado propios y chifletas a JiMin.

Cuando JiMin se gira a ver lo que está pasando con YoonGi y el preso, se fija en que YoonGi logró sacar la cabeza del preso entre el espacio de la rejas y ahora lo está ahorcando. YoonGi tiene enrollado uno de sus brazotes blancotes en el cuello del preso.

—Pídele perdón. ¡Que le pidas perdón al pequeño JiMin! —YoonGi le exige al preso mientras lo jala del cuello hacia afuera, ahorcándolo cruelmente—. ¡Pídele perdón o te arranco el cuello, cabrón!

—Pe-perdón —menciona el preso a duras penas, pues le está faltando el aire.

—YoonGi-Hyung, no te metas más en...

—Min YoonGi, tienes derecho a una llamada —un policía cerca de ellos, llega y sugiere, pero no se le ven intenciones por intervenir —. ¿Mi consejo? Llama a tu abogado prestamista.

Esa mañana YoonGi fue encarcelado..., por segunda vez.

Esa mañana su papá, con un bigote falso de un chillante color naranja y una peluca mal puesta de color fucsia, llegó a poner en práctica sus clases en línea.






















Un Alғa lιgeraмenтe тraυмado. ♡&lt;&lt;𝒀𝒐𝒐𝒏𝑴𝒊𝒏&gt;&gt;♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora