YoonGι eѕ υn Alғa qυe тιene υn ѕevero тraυмa con тodo lo qυe тιene qυe ver con el eмвarazo y JιMιn, ѕυ novιo Oмega y aмor de ѕυ vιda, ¡eѕтá мυy eмвarazado!
He aqυí υna peqυeña нιѕтorιa ѕoвre el eмвarazo de Parĸ JιMιn y el cóмo ѕυ novιo тraтa de ѕalι...
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Cυaтro мeѕeѕ de eмвarazo.
El Omega interno de JiMin y el propio JiMin, están completamente deprimidos. Es visible a simple vista cómo juega con su comida mientras suspira cada cinco segundos, uno más fuerte y largo que el anterior. Está tan apagado.
Lo que sucede es lo siguiente: esta mañana discutió fuertemente con su Alfita y puede que se hayan dicho una que otra cosa hiriente. ¿Todo por qué? La pregunta está de más. Todo por el mismo tema de siempre; el comportamiento reacio de su Alfa hacia su embarazo.
YoonGi no lo ha llamado desde entonces. No le ha enviado un sólo mensaje durante toda la mañana. YoonGi no es un Alfa orgulloso, simplemente no lo contacta porque quiere darle su espacio. Pero él no desea espacio, sólo desea estar bien con su Alfa.
—Hola. ¿Por qué tan pensativo y apartado?
JiMin desplaza la vista de su plato hacia uno de sus colegas que está frente a su mesa. Lee TaeYong es un psicólogo infantil con el que lleva trabajando un par de años. Sus consultorios son vecinos. Lee TaeYong es un Alfa y, podría decirse, que son amigos.
—Hola, TaeYong-Ssi —saluda de la manera más desanimada posible, regresando la atención a su plato.
—¿Puedo sentarme y hacerte compañía? —pregunta TaeYong, que trae consigo una bandeja con su almuerzo.
—Si tú quieres —se encoge de hombros.
TaeYong no pierde el tiempo. Una liebre queda siendo una tortuga en comparación a la velocidad con la que toma asiento frente a JiMin; el Omega más precioso que sus ojos han tenido el placer de ver.
—¿Quieres contarme por qué estás tan triste? —persuade a JiMin mientras pone su bandeja sobre la mesa—. Digo, somos amigos más que colegas.
—No es la gran cosa. Es decir, sólo tuve una discusión con mi novio está mañana y... Bueno, pude qué nos dijéramos algunas cosas hirientes —JiMin relata, pinchando las verduras con su tenedor desechable. Se le ve tan abrumado—. A veces siento que él es mucho ambiente para alguien tan aburrido como yo. Él sólo desea siempre ser él mismo.
—Entonces es inmaduro —suelta de sopetón, restándole importancia al tema encogiendo los hombros.
—¿Perdóname? —JiMin frunce su ceño y a leguas se nota que se pone a la defensiva, pues es realmente un Omega muy delicado cuando se trata de su Alfa.
—Quiero decir, he tenido el... placer de conocer a tu novio y, a mi parecer, resulta un tanto inmaduro para estar en una relación con alguien como tú —se explica, de modo en que JiMin no se disguste con él—. Vamos, tú eres tan centrado en tu trabajo y amas la seriedad. Por otro lado, está tu novio, que no es una persona responsable.
—No hables de mi Alfa como si lo conocieras más que yo —chista JiMin, descontento.
—JiMin-Ssi, no me lo tomes a mal. JiMin-Ssi, no quiero que me malinterpretes, simplemente te estoy diciendo que... No lo sé, podrías merecer a alguien mejor que él —argumenta, pero evade el contacto visual—. Tú mereces a una persona que te ame, que te apoye y que se ajuste a tus expectativas; que esté a tu nivel intelectual. ¿Comprendes?
—Pues así como lo ves, mi novio está graduado con honores y su coeficiente intelectual es más alto que el mío —JiMin le aclara en tanto se pone de pie, reservando el ceño fruncido. Mira a TaeYong con desdén—. Y si tú no lo notas, es porque su inteligencia y astucia está más inclinada hacia la maldad.
—JiMin-Ssi, no me...
—¿Qué pretendes hablando así de mi novio, TaeYong? Seamos honestos.
Perfecto. La honestidad es la virtud más grande que TaeYong posee.
TaeYong se pone de pie únicamente para acortar la distancia entre él y JiMin. Invade por mucho el espacio personal de JiMin, pero éste no se intimida por ello. JiMin no baja la cabeza ante el porte de Alfa que impone TaeYong, ni siquiera vacila cuando le toca apartar la mano de TaeYong de un golpe apenas éste intenta tocar su rostro.
JiMin lleva sus manos hacia su pancita de cuatro meses para proteger a su bebé de las malas vibras del Alfa a quien consideró su amigo. JiMin no titubea para mantenerse firme con el fin de saber hasta dónde es que TaeYong va a llegar.
—Me gustas, JiMin-Ssi, desde que te conocí. Me pareces el Omega más bonito e inteligente que el resto. Eres preciosísimo —TaeYong se le confiesa—. Yo quisiera que abrieras los ojos y te dieras cuenta de que yo puedo darte muchísimo más de lo que... tu noviecito te da.
—Muchísimo cuidadito en cómo te diriges a mi Alfita de mil traumas, Lee TaeYong. Dulcifica tu tono irónico o lo vas a lamentar bastante —él amenaza a su colega, apuntándolo muy severamente con el tenedor desechable que acaba de coger del plato—. Puede que él sea un histérico narcisista que se considera a sí mismo como la octava maravilla del mundo, pero me ama.
—JiMin-Ssi...
—Y tendría que estar verdaderamente loco para dejarlo por estar contigo o con algún otro Alfa —informa de antemano—. Corta tus ilusiones, aléjate de mí y nunca más me hables.
A continuación, se marcha de regreso a su consultorio orgulloso de sí mismo, porque ha defendido su relación y a su Alfita.
Por cierto, ¿qué estará haciendo ese Alfita en este momento?
