Capíтυlo 48. 00: <Un Alfita borrachito>.

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Ocho мeѕeѕ de eмвarazo

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Ocho мeѕeѕ de eмвarazo.

Es, aproximadamente, las dos de la madrugada y de aquel Alfita ligeramente traumado ni sus luces.

JiMin está que no puede pegar un ojo mientras su Alfita atraeproblemas permanece fuera de casa. Es por ello que JiMin se encuentra solito en la sala, envuelto en una manta que tiene todo el olor de su Alfita impregnado. JiMin se acaricia su pancita a raíz de un tic nervioso, hablándole a su cachorrita cada vez que el nivel de preocupación llega a su tope.

¿En dónde estará su Alfita? ¿Por qué no atiende ni sus llamadas ni sus mensajes? De estar su Alfita metido en una celda, papá JoonKi se lo haría saber. De estar con sus amigos, SeokJin-Hyungie se lo haría saber también. Incluso si su Alfita estuviese en el hospital, él ya lo sabría.

—No puedo más con esta angustia. Tengo el corazón en la boca —se expresa para sí mismo, manifestando aflicción en sus facciones—. Cachorrita, ¿en dónde estará metido tu papi Alfita? —le pregunta a su bebé mientras acaricia con afán el escudo que la protege.

Él da un largo suspiro para ver si así logra atraer la tranquilidad y el positivismo. Cierra los ojos por un instante, decretando que todo está bien y que su Alfita de ligeros traumas pronto llegará a casa; sanito y salvo, con todas sus partes completas. Sin embargo, en vista de que nada parece funcionar y con nada consigue tranquilizarse, totalmente inquieto opta por levantarse del sofá.

Se lleva consigo la mantita con el aroma de su Alfita, se pone sus pantuflas afelpadas, se sujeta su pancita de ocho meses y, para cuando  ha tomado la decisión irrefutable de salir a buscar a su Alfita por cuenta propia a esas mero dos de la mañana, el rey de Roma va entrando a tropezones a la sala.

—¿Bebé? —susurra confundido, cuando admira a su Alfita caer de boca al piso apenas cierra la puerta—. ¡¿Bebé?!

En una fracción de segundos él ha llegado hasta su Alfa; con el corazón en las manos, los ojitos húmedos y su mentón temblando levemente.

Aunque agacharse le cuesta mucho debido a la inmensidad de su pancita, gracias a la tremenda angustia que recorre sus venas, él lo logra rápidamente. Con posterioridad, se ve a sí mismo agarrando a su Alfita de manera en que pueda reposarlo sobre sus piernas. Cuando lo consigue, se echa a llorar en silencio, pues su Alfita parece que ha perdido el conocimiento con semejante trancazo que se metió.

—Oh, Alfita borrachote, hu-hueles tanto a alcohol —él susurra de manera entrecortada, sollozando cada dos segundos—. ¿En dónde estabas metido, eh? Nos tenías preocupados.

—Pequeño JiMin, ¡hik!, la-la zorra de mi jefe me... me, ¡hik!, invitó a un tra-trago —le explica un perdido YoonGi, que sufriendo de hipo hace su arduo intento por abrir los dos ojos al mismo tiempo—. Nunca ha-había tomado taaaaaaanto en mi, ¡hik!, vida.

—¿Cuánto tomaste, Alfita? —pregunta a voz bajita y dulzona, acariciando con total amor las hebras desordenadas de su novio.

Está bien, JiMin lo acepta; él debería de estar furioso con su Alfa por la insensatez de irse a tomar a altas horas de la noche y no avisar de antemano por ello. Pero, ¡vamos!, estamos hablando de Min YoonGi, el Alfa que JiMin más ama en cada mundo y en cada galaxia. JiMin nunca de los nunca podría enojarse por las estupideces que hace su Alfita, a sabiendas de que éste es estúpido por naturaleza.

Pobre de papá JoonKi. Qué pecado estará pagando.

—¡Una botellota de un litrote de ron! —YoonGi se echa la carcajada.

—Ay, bebé, pero tú sabes que no eres un buen tomador —él niega, mas se le escapa una risita—. Eres un tontito, bebé.

—Pequeño JiMin, ¡hik!, me estás tratando muy feo —de pronto YoonGi solloza, causado por un aparente y abrupto cambio de ánimo—. ¿No ves que yo te amo muchote?

—¿Sí? —Él ladea la cabeza. El fantasma de una sonrisa nace de sus labios y un centelleo en su mirada opaca la iluminación de la sala. Contempla a YoonGi con unos ojos enamorados—. ¿Cuánto ama este Alfita a JiMin?

—¡Muchote! Podría arrancarme el corazón y entregárselo sin pensar, ¡hik! —le responde YoonGi, que borracho se vuelve el doble de sincero—. Amo al pequeño JiMin y amo a nuestra pelona.

—Ey, ¿cómo sabes que será una peloncita? —se intriga, riendo entredientes.

—Porque yo nací sin un pelo, ¡hik!, pequeño JiMin —YoonGi se rompe a llorar y, bastante necesitado de cariñitos, se acomoda en el piso de manera en que puede abrazar a su novio y su pancita del tamaño del Big Bang—. Nací tan pelón que mi cabecita sufría mucho frío.

—Aaaaaw, bebé.

JiMin suspira como el enamorado sin remedio que es. JiMin no para de contemplar la hermosura que se aferra a él intentando escabullirse entre algún espacio que su pancita tenga. JiMin peina las hebras rubias y alborotadas de su Alfita con todo el cariño del mundo, sabiendo que es justo eso lo que su Alfita necesita en estos momentos. Porque cuando su Alfita toma —lo cual es rarísimo—, se vuelve más empalagoso de lo normal.

Él va sintiendo, a medida en que pasan los minutos, cómo su pecho se va volviendo cálido y tranquilo. Él va sintiendo como todo vuelve a la normalidad, pues su Alfita ya está en casa con él y su cachorrita.

—¿Por qué hueles a otro Omega, Hyung?

Hasta que las fosas nasales de JiMin perciben un fuerte olor a Omega que destila por los poros de YoonGi y, además, una marca muy anormal plasmada en el cuello blanco de YoonGi.


































Un Alғa lιgeraмenтe тraυмado. ♡&lt;&lt;𝒀𝒐𝒐𝒏𝑴𝒊𝒏&gt;&gt;♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora