YoonGι eѕ υn Alғa qυe тιene υn ѕevero тraυмa con тodo lo qυe тιene qυe ver con el eмвarazo y JιMιn, ѕυ novιo Oмega y aмor de ѕυ vιda, ¡eѕтá мυy eмвarazado!
He aqυí υna peqυeña нιѕтorιa ѕoвre el eмвarazo de Parĸ JιMιn y el cóмo ѕυ novιo тraтa de ѕalι...
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Cυaтro мeѕeѕ de eмвarazo.
—¡Aaaaaaaaah!
—¡No huyas, cobarde!
—¡Cobarde la perra que te abandonó, huérfano!
—¡Ahora sí date por muerto, niño bonito!
—¡Aaaaaaaaah!
YoonGi aumenta la velocidad de sus piernas y corre por las calles como si su vida dependiera de ello, porque, en realidad, su vida depende de qué tanto empeño le ponga a correr. Todo debido a que una pandilla lo está siguiendo con el deseo ardiente de hacer adornos clandestinos con sus huesos.
He aquí en donde surge la pregunta: ¿Qué es lo que hizo para ser seguido por una bola de pandilleros Omegas enardecidos? Bueno, resulta que el líder de la pandilla es un ex compañero de la escuela, con el cual siempre tuvo una rivalidad. El tipo lo llenó de chifletas mientras él tomaba un paseo a pie, él le respondió con las mismas chifletas y todo se resume a lo que actualmente está pasando.
Él siendo seguido por el líder y sus secuaces, que son diez es total. A YoonGi le encantaría quedarse a golpear y ser golpeado, pero tiene que ir por Mandarina a la veterinaria, ya que ella sería esterilizada esta mañana. Y cualquier pelea es insignificante si se trata de su bonita Mandarina.
—¡Vas a ver cuando te atrapé, Min YoonGi! —el líder le grita a sus espaldas—. ¡Te haré puré!
—¡Já! ¡¿Tanta hambre tienes, indigente?! —se burla, incluso, teniendo todo en su contra—. ¡Pues adivina qué; te vas a quedar sin almorzar otro día más, porque esta carnita sólo puede ser comida por el pequeño JiMin! ¡Zorra maloliente!
—¡Vas a morir! —le jura el líder, a quien ha terminado por enfurecer.
—¡Aquí el único que va a morir por cuestiones de hambruna, serás tú! —es su turno de jurar, sonriendo malvado—. ¡Pobretón! ¡Huérfano! ¡Bastardo!
—¡Aaaaaaaaah!
El líder Omega de la pandilla de Omegas indigentes acaba de explotar. Hoy ha jurado moler a golpes al estúpido Alfa que le hizo la vida imposible en la escuela —aunque todo siempre fue mutuo—. El líder Omega aumenta muchísimo más la velocidad en sus piernas a fin de alcanzar a YoonGi.
Pero YoonGi, que está acostumbrado a la adrenalina y siempre a correr por su vida porque el universo conspira a diario contra él, encuentra una forma de huir de toda esa bola de Omegas ardidos sin morir en el intento.
YoonGi hace una clase de zigzag para confundir a la pandilla. Tan rápido como le mete nitro a sus piernas, se dirige directo a un gran pino piñero. La agilidad con la que trepa el árbol hasta la rama más alta, demuestra las incontables veces que huyó y se escondió de su papá Omega durante la adolescencia.
—¡Desde aquí son sólo un grupito insignificante de hormiguitas! —se carcajea maquiavélicamente mientras observa a la pandilla desde ahí arriba—. ¡Min YoonGi gana, ustedes pierden!
De este modo, entre carcajadas llenas de maldad, comienza a arrancar toda piña que está a su alcance para atacar a la pandilla de Omegas. Su puntería siempre es excelente cuando se trata de hacer la maldad.
—¡Já! ¡Ahí tienes, poder del guión! —exclama mientras se deleita con los quejidos que la pandilla suelta tras sus ataques con piñas.
Hasta que le sale el tiro por la culata y es contraatacado con las mismas armas que ha utilizado para asegurar su vida. Es decir, la pandilla de Omegas se dedica a recoger las piñas antes lanzadas por él y proceden a contraatacarlo vorazmente.
Es tanta la buena puntería de los Omegas que YoonGi termina resbalando de su arma y cayendo directo al suelo desde una altura considerable. La buena noticia, es que ha caído del otro lado del muro, por lo que se ha liberado finalmente de esos Omegas con rabia.
La mala noticia, es que ha entrado a un parque de perros y él es alérgico a ellos. La peor noticia, es que ha caído justamente en la zona de razas más peligrosas y grandes. En resumen, está siendo rodeado por perros con más rabia que aquellos Omegas al otro lado del muro.
Menuda suerte.
—Dios mío, señor, sálvame —pide murmurante una vez se adhiere al muro y se congela de pies a cabeza—. Traumas, mas traumas.
A continuación, se echa a correr y que se venga lo que se tenga que venir.
