𝐎𝐥𝐲𝐦𝐩𝐮𝐬

•25•

Jennie escuchó la risa de Karina antes de verla. Como siempre, era escandalosamente fuerte y casi molesta, pero en los pocos meses que habían sido amigas, Jennie había comenzado a encontrarla contagiosa. Una sonrisa ya tiraba de la comisura de sus labios antes de que Karina siquiera hubiera doblado la esquina, pero nunca se convirtió en algo más que un tirón, porque Karina estaba arrastrando a cierta persona con ella.

Tn. Jennie chasqueó la lengua, su humor se agrió de inmediato. No quería ver a la buena niña católica en ninguna parte, y sin embargo, la estúpida idiota no había abandonado su mente desde que Jennie la había besado apenas dos semanas antes. A Jennie le molestaba incluso más que Tn siendo una idiota por el hecho de que Lisa y Winter estuvieran juntas.

Deseó poder sentir algún tipo de victoria cuando vio que el rostro de Tn se desmoronaba cuando sus ojos se encontraron, la sonrisa despreocupada rápidamente reemplazada por un ceño fruncido, pero simplemente se sentía culpable.

Jennie no debería haberla besado, lo sabía. Sabía que había sido una mierda y se había arrepentido desde el segundo en que sus labios se separaron y le había dicho a Tn que era una pecadora y que ardía en el infierno. No debería haberlo hecho, punto. Especialmente no de la forma en que lo hizo. Tal vez eso había sido cruzar más límites de los que debía, pero ver a Tn ser todo lo que su familia había sido la puso muy furiosa.

Había escuchado tantas cosas buenas sobre Tn, que era la persona más amable y maravillosa, que todos lo amaban hasta la muerte y que seguramente no odiaría a Jennie por ser lesbiana, etc. Jennie casi había estado convencida de que Tn estaba bien. Pero finalmente, la situación se derrumbó cuando descubrió que Lisa y Winter estaban saliendo y se fue furiosa, dejando a todas sus amigas en visto durante días mientras Lisa, su autoproclamada mejor amiga, lloraba a lágrima viva.

Tn no podía ser una persona horrible, y sin embargo, todas las pruebas apuntaban directamente a eso.

-Maldita imbécil -Winter se enfureció a su lado. Jennie tarareó en señal de acuerdo, observando atentamente cómo Karina se colocaba frente a Tn, hablándole con voz apresurada y silenciosa, sus brazos moviéndose animadamente a su alrededor. Tn asintió, pero casi de mala gana sus ojos recorrieron al grupo, una expresión herida y dolorida estropeaba sus rasgos por lo demás impecables.

Era tan jodidamente bonita que era injusto. La mandíbula perfecta, sus labios carnosos y esos ojos bonitos. Jennie se había sentido atraída por ella desde el momento en que la había visto por primera vez y no era justo. No era justo que pareciera el tipo ideal de Jennie, sonara como la chica perfecta y luego resultara ser una maldita imbécil.

En otra vida, tal vez Jennie y Tn podrían haberse convertido en algo perfecto.  Era una lástima que Tn hubiera resultado ser todo lo que Jennie temía y despreciaba. Esa religión había encontrado una cosa más perfecta en la que hincarle el diente y envenenarla.

Eso hizo que la sangre de Jennie hirviera.

Sus miradas se encontraron y, como tantas otras veces, Jennie sintió el deseo de irritarla, molestarla y, sobre todo, hacerle saber a Tn lo mucho que Jennie quería arruinarla, sumergirla en el pecado y salvarla de sí misma. Pero eso estaría mal, y Jennie ya había cruzado una línea cuando la besó, cruzar más sería simplemente malvado.

Pero las palabras no podían describir lo mucho que Jennie anhelaba cruzar cada una de las líneas con Tn.

Y eso era lo que más cabreaba a Jennie; cómo Tn podía afectarla tanto a pesar de que apenas se conocían; lo abierta, dispuesta y suave que había sido Tn en los brazos de Jennie mientras la besaba;  Cuán receptiva y dócil se volvió, tomando todo y devolviéndolo en la misma medida, forzando a Jennie a perderse en un beso del que esperaba ser apartada con una bofetada en la cara.