Mientras Meena escarbaba y el hervidor hervía, Sarocha echó un vistazo a su teléfono en la parte superior de la cocina, a pesar de que la única persona de la que ocultaba su interés era ella misma. Ningún mensaje.
Probablemente era mejor que Rebecca no hubiera enviado nada. Significaba que no se había dado cuenta de que Sarocha se había echado a llorar y se había acomodado en la dicha antes de la boda con Bill, que por supuesto era lo peor del mundo.
Sarocha se tapó la cara con las manos como para detener la visión de su amiga con su amado, y gimió, un ruido sordo. Se sintió estúpida. Por supuesto que Rebecca se iba a casar. E igualmente, por supuesto, sería con Bill, con quién había estado encerrada durante cinco años. Realmente, ¿qué más había esperado?
−Estúpida,−murmuró.−No puedo esperar que ella esté para siempre.
−No significa que no duela.
Sarocha descubrió sus ojos para encontrar a Meena cojeando hacia ella. Sarocha se sonrojó y se estiró para tomar un par de tazas del armario.
−¿Té?−Sarocha trató de decir a la ligera, aunque lo superpuso una octava.−¿O café?
−Oh.−Meena miró por encima de las lentes de media luna.−Así que no estamos hablando de eso, ¿verdad?
Sarocha miró las dos tazas blancas, muy consciente de que Meena la estaba mirando fijamente.
−¿Eso es un té?−Se aventuró Sarocha.
Meena resopló.−Eso será un "sí, lo estamos evitando."−Respiró hondo y dejó que se le escapara por la nariz durante lo que pareció un buen minuto.−Todos ustedes son buenos en eso, ¿verdad? Richard, tú y Rebecca . Continuando en silencio sin hablar de lo que está mal. Luego están Maggie y Eli que no se callan al respecto.
Sarocha continuó mirando fijamente y luego le ofreció:−Entonces, té.−Y sacó una olla para calentarla.
Meena se rio entre dientes.−Como desees.
Sarocha llenó la olla, colocó tazas y leche en una bandeja y salieron al jardín del patio. El sol todavía estaba calentando las dos sillas y mesa victorianas de hierro, aunque Maximillian había abandonado su lugar dejando una estera de cabello blanco.
Meena pasó la mano por la mesa.−¿Ese pequeño y despectivo felino que todavía visita?−Examinó un trozo de pelusa blanca antes de tirarla en el suelo sacudiendo sus palmas.
Sarocha asintió con una sonrisa resignada.
−Siempre así.−Meena se rió entre dientes.−Estoy segura de que esas criaturas son diabólicos. Insisten en saltar sobre la persona que parece más irritante.
Meena se dejó caer sobre una silla con una mueca, luego se relajó.−Ah. Me encanta este pequeño lugar que has escondido aquí. Para empezar, significa que puedo hacer esto.−Buscó en su bolso.−¿Te importa?−Levantó un porro enrollado por expertos.
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Los Armstrong (Freenbecky)
FanfictionLa encantadora doctora Freen Sarocha vive en la casita de sus sueños en Ludbury, el típico pueblo fronterizo inglés, hogar de los Armstrong. Maggie Armstrong, toda pasión y fuego, es como una madre más para ella, el amable Richard es una roca y Celi...