Capítulo 35

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Rebecca se regodeó con el sol de la mañana, disfrutando de Sarocha acurrucada al frente y tocando el pecho con los pies. El pecho de Sarocha se levantó y cayó con el ritmo fácil de sueño y Rebecca se contentó con admirarla.

Aunque habían desayunado he hecho el amor ese sábado por la mañana, Rebecca estaba ansiosa por ella, el cuerpo desnudo de Sarocha contra el de ella era irresistible.

Acarició la nuca del cuello de Sarocha, deleitándose con el pelo suave que se unía en una línea corta y suave. Se acurrucó, inhalando el aroma de Sarocha, y cerró los ojos al cálido señuelo. Rebecca la besó, mordisqueando cada vez. No podía recordar querer probar tanto a alguien. Podría haber besado y acariciado a Sarocha todo el día.

Estiró la mano para abrazar a Sarocha y sonrió cuando su amante se agitó. Sarocha gimió con somnolienta apreciación, pero cuando Rebecca ahuecó los senos, se aceleró. Esa dificultad para respirar, la inhalación corta y aguda, fue un afrodisíaco instantáneo. Rebecca no pudo resistir el sonido de la excitación de Sarocha y se acurrucó más cerca, tomando más bocados hambrientos y rodando su ternura en su boca.

−Mmm,−gimió Sarocha. Su cuerpo se retorció cuando Rebecca acarició un rastro de intención seductora hasta sus muslos. Se echó hacia atrás, separando las piernas con anticipación, la respiración se aceleró con cada toque tentador. Estos momentos donde Sarocha la deseaba eran abrumadores y Rebecca tuvo que luchar para controlar la ola de excitación que casi la venció.

Dudó un momento para disfrutar del ansia temblorosa de Sarocha, para bromear un poco más, luego ambas jadearon cuando Rebecca deslizó sus dedos en el resbaladizo calor de Sarocha.

Sarocha no esperó. Levantó la mano hacia atrás, ansiosa por sentir el deseo de su amante y Rebecca gimió cuando tan expertamente encontró su centro.

Se movieron juntas, su respiración coincidía con el ritmo de sus caricias. Más rápido se retorcieron, y más rápido jadearon, cada una enviando a la otra más alto con cada gemido. Cuando Sarocha comenzó a tenSarochase, Rebecca estaba con ella y tiró de Sarocha con tanta fuerza dentro de su cuerpo que cuando la oscuridad fluyó sobre ella, el límite donde terminó y Sarocha comenzó a parecer borroso.

Salieron a la superficie como uno, saciadas por su exquisita unión, y Sarocha rodó en el pecho de Rebecca .

−Buenos días.−Ella se rió.−Otra vez.

−Buenos días.−Rebecca sonrió.

−¿Deberíamos hacer eso nuevamente para comprobar si te atraen las mujeres?

−Bueno, no sé,−fingió Rebecca .−Podría ser una sola vez. Me refiero a la del martes por la mañana antes de ir a trabajar, la de cuando volviste a casa, y otra vez por la noche. Luego los miércoles, jueves, viernes...

−Ya veo.−Sarocha suspiró fingiendo decepción.−Deberíamos seguir revisando entonces. Todos los días.−Sarocha no pudo ocultar su sonrisa—una gran, grande y encantada.

Rebecca pasó el dedo por el pecho de Sarocha.−Todavía estoy encontrando estos atractivos, ¿sabes? Aunque debería explorarlos para asegurarme,−y ella giró la yema del dedo alrededor del pezón de Sarocha.

Los Armstrong (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora