Bueno, ese fue otro desastre atendido. Maggie juntó las manos y limpió el barro que se había originado en la boca de su sobrino más joven. Los dos muchachos habían reanudado su juego junto al río, ahora con una mayor comprensión de lo que constituía un refrigerio nutritivo y que su tía era aficionada a la ironía. Pero no tan aficionada.
Ah, esa debe ser Meena llegando. El sonido de la calle fue audible por un momento al igual que el suave barítono de Richard alentando a alguien adentro.
Eli estaba relinchando alrededor del piano, girando a su amada para divertirla. Selene disfrutó de su entretenimiento mientras era elegante, toda de blanco hoy, el contraste agudo entre su guardarropa, su tez impecable y su cabello negro. Se veía tan hermosa que a Maggie le dolía el corazón. A veces la atrapaba, mirando a Selene, hipnotizada por la curva de sus pálidos labios y los oscuros charcos de sus ojos, la línea de pestañas manchadas de tinta tan ordenadas que parecían pintadas.
Maggie rezó al universo para que Selene no rompiera el corazón de su hijo. Porque ella podía. Maggie nunca lo había visto tan enamorado. Fue alarmante, ver su corazón comprometido y vulnerable. Maggie casi podía sentir lo que era abrirse a esa intensidad de amor solo para que lo arrancaran. Hizo una mueca y desvió la mirada.
Pero estaba Sarocha en el piano sonrojándose por algo. Siempre la que hace que el corazón de Maggie se ilumine de nuevo. Que Eli debe estar plagándola. El chico estaba podrido a veces, a peSarocha de que la inspiración para su obra era su profundo cariño mutuo. Allí, los sonrojos estaban disminuyendo. Mira lo radiante que estaba. Maggie suspiró. Si tan solo Sarocha conociera gente. Podría haberse casado varias veces ahora. Rebecca sostenía su pierna para bendecirla, animando a su amiga. Y Rebecca parecía más feliz por eso. Estaba escuchando en serio lo que dijo Sarocha, mirando los labios, para distinguir las palabras sobre el estruendo de Eli, sin duda.
Sí, Meena y Richard habían vuelto.
−Hola madre.
Meena entró cojeando y Maggie la saludó con un beso en cada mejilla.
−Hola, cariño,−respondió Meena. Le dio una sonrisa triste.−Nunca renunciaste a ese hábito, ¿verdad?
−¿Cuál?
−Besar dos veces, como los parisinos.
−Oh,−era el turno de Maggie, si no sonrojarse y sentir ansiedad revolotear en su pecho.−Es porque Selene está aquí,−tartamudeó Maggie.−Entrar en los hábitos de nuestros huéspedes.
Meena la miró por encima de sus lentes.−Debe ser eso.
−Debe ser eso,−repitió Maggie.−Y Eli por supuesto. Él ha recogido el hábito.
−De hecho,−respondió Meena.−Así que como tú.
Su madre apretó el brazo de Maggie y luego se sentó en la mesa detrás de Sarocha y Rebecca . Las dos chicas saludaron a Meena con afecto y eso hizo que Maggie se sintiera bien al ver el respeto que sentían por su madre, incluso si no siempre se extendía a ella.
ESTÁS LEYENDO
Los Armstrong (Freenbecky)
FanficLa encantadora doctora Freen Sarocha vive en la casita de sus sueños en Ludbury, el típico pueblo fronterizo inglés, hogar de los Armstrong. Maggie Armstrong, toda pasión y fuego, es como una madre más para ella, el amable Richard es una roca y Celi...