Cᴜʀsᴇᴅ ᴅᴇsᴛɪɴʏ┆𝐬𝐞𝐲𝐟𝐞𝐫

Amor y poder en la familia Korhan

"Amor y Poder en la familia Korhan"

Seyran se acercó a Ferit, su rostro enrojecido de rabia y humillación. -¿Cómo te atreves?- gritó, y lo abofeteó con fuerza.

Ferit se rió de nuevo, sin parecer afectado por el golpe.-Oh, Seyran, siempre tan apasionada- dijo, con una sonrisa burlona.

Seyran se dio la vuelta y salió rápidamente de la habitación, hacia el jardín. Se sentía desesperada y triste, con el corazón latiendo a mil por hora y un nudo en la garganta que no podía tragar. Las lágrimas brotaban de sus ojos como un río desbordado, cayendo sobre su rostro como gotas de dolor.

Su pecho temblaba con cada sollozo, como si su corazón estuviera rompiéndose en pedazos. La tristeza y la desesperación la consumían, haciéndola sentir como si estuviera hundiéndose en un abismo sin fondo.

No podía creer que su matrimonio con Ferit hubiera llegado a este punto. No habían convivido, no habían tratado de conocerse de verdad. En la fiesta de compromiso solo se habían mirado de lejos, sin siquiera intentar entablar una conversación. Y aún así, había pensado que podría funcionar.

Ni siquiera en los preparativos de la boda habían tenido una charla significativa. Si hablaban, se peleaban. No había habido un momento de conexión, un momento de entendimiento. Solo habían estado cumpliendo con las formalidades, sin siquiera intentar construir una base sólida para su relación.

A pesar de que su deseo no era casarse, había pensado que podría funcionar por el bien de sus familias. Había pensado que podría hacer que su matrimonio funcionara, a pesar de no sentir amor por Ferit. Pero ahora veía que había sido un error, un error que la había llevado a esta situación.

Y ahora, Ferit estaba con su amante en la cama que debía ser suya, en la habitación que se había convertido en su refugio desde que selló su matrimonio con él. La idea de que Ferit estuviera compartiendo su cama, su espacio íntimo, con otra mujer, era demasiado para soportar.

-Apenas pasó un día y ya me engañó- susurró Seyran, su voz temblando de dolor.

-Ya me humilló de la peor manera posible-

Las lágrimas seguían cayendo, como si no fueran a parar nunca. Seyran se sentía como si estuviera llorando por todo lo que había perdido, por todo lo que nunca tendría. La ilusión de un amor verdadero, la ilusión de una vida feliz al lado de Ferit. Todo se había desvanecido, dejándola con un vacío que no sabía cómo llenar.

Seyran se secó las lágrimas derramadas y se dirigió a la habitación con determinación. Estaba lista para enfrentar a Ferit y a Pelin, y exigirles que se explicaran. Pero al entrar en la habitación, se encontró con una escena inesperada.

Ferit estaba desmayado en el suelo, y Pelin dormía en la cama, con una sonrisa en su rostro. Seyran se sintió confundida y preocupada al mismo tiempo. ¿Qué había pasado aquí?

Seyran se acercó a Ferit y lo miró con desesperación. -Ferit, despierta- le insistió, sacudiéndolo suavemente. -Por favor, reacciona-

Pero Ferit no respondió. Seyran se sintió un poco extraña, como si estuviera sintiendo el mismo dolor que Ferit. De repente, recordó las palabras del imán durante la ceremonia de la boda, sobre la unión de dos almas y la conexión que las uniría para siempre.

Seyran se dio cuenta de que estaba sintiendo lo que Ferit sentía, y que su conexión era más profunda de lo que había imaginado. Se sintió un poco asustada, pero también determinada a ayudar a Ferit.

Rápidamente, sacó su teléfono y llamó a Abidin. -Abi, necesito que vengas aquí ahora mismo-le dijo, su voz urgente. -Pelin está en mi recámara, y Ferit está desmayado en el suelo. Por favor, llévala a casa-